Las incógnitas de la Zona de Bajas Emisiones de Salamanca

Las nuevas reglas se marcarán en una ordenanza que está actualmente en elaboración y se aplicarán sobre un tablero de juego modificado. La ciudad va a cambiar con la incorporación de más calles peatonales y un arsenal de cámaras de todo tipo para controlar el tráfico; las más llamativas, las azules propias de la ZBE que se instalarán en puntos de control de accesos y que se complementarán con las ya existentes.

La nueva ordenanza se basa en el reglamento aprobado por el ministerio para que los ayuntamientos adapten sus nuevas normativas. Es una regulación amplia, que deja los detalles a los municipios, pero que marca algunos mínimos. También establece la obligación de tener sistemas que permitan controlar la mejora de la calidad del aire y confirma el nuevo orden de prioridad en los centros urbanos, con los peatones en el lugar de primacía, seguidos de bicicletas, transporte colectivo, vehículos de movilidad personal y, en último lugar, los vehículos particulares.

Sin embargo, el consistorio salmantino tiene respuestas pendientes, como definir qué etiqueta de la DGT servirá para circular en el centro y si exigirá cumplir la norma a taxis, furgonetas, bus urbano o vehículos oficiales.

Según el reglamento ministerial, la etiqueta mínima es la C. Con ese requisito, cerca de 60.000 vehículos matriculados en la provincia que no la tienen o que no pueden conseguirla se quedarían fuera. Según los fabricantes, eso puede fomentar la compra de vehículos más limpios, pero también podría obligar a establecer algún tipo de moratoria para dejar fuera a estos vehículos. Cómo conseguir la etiqueta de la DGT.

Los vehículos de transporte público tendrán que cumplir también con las normas. En el caso del bus urbano, la gran mayoría de la flota tiene etiqueta C de la DGT y cumpliría. El problema son los buses del transporte metropolitano, todavía en su mayoría movidos por diésel y que operan en la Gran Vía, que está dentro de la ZBE.

En cuanto a los taxis, hay mayoría de híbridos y empieza a haber eléctricos, pero todavía hay muchos de combutión. Los fabricantes piden incentivar la renovación de flotas aprobando nuevas autorizaciones que fomenten estos vehículos, también entre los VTC, una modalidad de baja implantación en la ciudad.

Buena parte de la flota municipal ya está adaptada a los nuevos tiempos y cuenta con una gran implantación de vehículos híbridos y eléctricos puros. Por ejemplo, todos los vehículos nuevos de la Policía Local tienen etiqueta C o mejor. Habrá que ver qué ocurre con la flota de motos de la Policía local, formada por vehículos bastante veteranos.

Lo mismo ocurre con los vehículos de la flota municipal para los diversos servicios, como parques y jardines y mantenimiento. Y con los coches oficiales, los que usa el equipo de Gobierno, ya adaptados en buena medida con un híbrido asignado a alcaldía. Los fabricantes proponen que sean los primeros en dar el salto a la renovación acelerada a vehículos con Etiqueta Cero y Eco.

La normativa prevé excepciones para vehículos como los de emergencias (Bomberos) o sanitarios (ambulancias) que no tendrían que cumplir con las etiquetas. Y también está contemplado en la normativa-tipo estatal una excepción para los vehículos clásicos que podrán circular en la ZBE.

Es una de las grandes cuestiones pendientes: qué hacer con todos los vehículos comerciales que hacen los portes en el centro. Se trata de furgonetas y camiones que, en muchos casos, carecen o no pueden obtener etiqueta. Su renovación es una cuestión que afecta a las empresas distribuidoras.

Los fabricantes proponen el establecimiento de horarios de carga y descarga en función del etiquetado, e incentivos fiscales para las empresas que cambien sus flotas por unas nuevas de bajas y cero emisiones. Los vehículos comerciales ligeros, sobre todo en la logística de última milla que se ocupan de los envíos online, podrían ser los primeros en cambiar a modelos eléctricos.

Para acelerar la penetración de los vehículos de cero y bajas emisiones los fabricantes consideran fundamental el despliegue de infraestructura de recarga de acceso público. En Salamanca, todavía son escasos y, en lo que será la ZBE, inexistentes si lo que buscamos es puntos de recarga públicos. Con la norma en la mano, la capital tendrá que poner más.

Los fabricantes plantean una planificación y desarrollo de un mapa de infraestructura de recarga de acceso público para vehículos electrificados ligeros y pesados, así como el uso de bonificaciones en tasas o impuestos municipales que sirvan para favorecer la introducción de estos vehículos.

En el caso de Salamanca, sería muy necesario ampliar el parque de puntos de recarga si se quiere aumentar la presencia de vehículos de reparto y particulares alimentados con electricidad. Incluso en algunas ciudades se han planteado puntos de recarga para vehículos de movilidad personal o para bicicletas eléctricas.