Las cámaras de la Catedral de Salamanca que permiten ver a sus halcones en directo

Hace ya un cuarto de siglo que SEO-Salamanca creó un privilegiado ático abierto a la plaza de Anaya y con maravillosas panorámicas de la ciudad. Un hogar ideal para sacar adelante a una familia. Pero no a una cualquiera. A una emplumada y señorial: de halcones peregrinos.

Todo comenzó de la mano de dos veterinarios miembros del grupo local de la Sociedad Española de Ornitología, Alberto Hernández y Carlos Aldea conocieron una experiencia piloto que se había llevado a cabo un año antes en Barcelona para reintroducir en la ciudad el halcón peregrino. Corría 1999 y aquella era la primera vez que se hacía en una ciudad española.

Reintroducir estas aves no era un capricho. Con ellas buscaban equilibrar la calidad de la biodiversidad en la ciudad. Sin depredadores se produce sobrepoblación de otras especies como palomas y estorninos. Una pareja de halcones residentes supondría una presión sobre ellas, un estrés que ayudaría a reducir algo sus poblaciones. Algo similar a lo que se estaba haciendo en Estados Unidos con la reintroducción, en 1995, del lobo en Yellowstone para equilibrar aquel ecosistema.

Ambos quedaron encantados con el ejemplo de Barcelona, y dado que en la capital salmantina no quedaban parejas reproductivas, decidieron seguir los pasos de aquella iniciativa. Para fijar estas aves al territorio se aprovecha la tendencia natural que tienen de quedarse a vivir o a volver para reproducirse al mismo lugar en el que nacieron, lo que se conoce como filopatria.

Había que colocar una caja nido en un lugar adecuado y criar allí una nidada de pollos para que sintiesen que ese era su hogar. Pensando en cuál sería el sitio adecuado, la Catedral Nueva se alzó como el enclave ideal. Los halcones la verían como una especie de acantilado muy cercano al Tormes. Un lugar idóneo para establecerse y tener a mano un lugar donde cazar.

Gracias a la financiación del Ayuntamiento de Salamanca, y tras las exigentes gestiones necesarias, en mayo de 2000 comenzó el proyecto con la instalación de la caja nido en la que se introdujeron cuatro pollos llegados de un centro de cría en cautividad.

Los pequeños, anillados y revisados, fueron criados mediante el método conocido como «hacking», es decir diariamente Aldea y Hernández subían la torre de la Catedral para suministrar comida a los pollos sin que estos pudieran verlos. «Nos conocíamos la Catedral como el Jorobado de Notredame», bromea Hernández.

Una vez crecidos, llegó el momento de quitar la protección delantera que evitaba que los halcones cayeran del nido y enseguida comenzaron a volar y a aprender a cazar y a vivir sin el apoyo de los miembros de SEO-Salamanca. Empezaron a verse volando con otros halcones silvestres y a hacer sus vidas.

Desde entonces su presencia se hizo continua en este entorno, pero no fue hasta 2004 cuando hubo un primer intento de cría. Una de estas hembras y un macho de color claro se instalaron en el nido y ella puso los huevos. Pero él, en lugar de acudir con comida para alimentar a los pollos, desapareció. Según Hernández, quizá se trataba de un macho del norte de Europa que había pasado el invierno aquí y que habría regresado a su casa.

En 2007 hubo más suerte y la pareja que ocupó el nido consiguió por fin sacar adelante a dos crías, bautizadas como Ieronimus y Vega. Desde entonces todos los años ha seguido habiendo crías con distintas parejas. La excepción fue en 2012, cuando se produjeron obras en la Catedral, que se aprovecharon para poner la caja en un lugar más elevado de la torre y de paso se animaron a colocar otra en el pirulí de la torre de Vega de Villamayor.

Las poblaciones de halcón peregrino en la provincia de Salamanca (como en muchos otros lugares de España) se han reducido de forma drástica en lo que va de siglo. En 1999 se había hecho un censo provincial y desde entonces han caído en torno a la mitad. La escasez de presas y la intoxicación con plaguicidas y otros venenos agrícolas son las causas de esta situación.

Pero hay una nota de esperanza. Los nidos situados en lugares humanos elevados, como la catedral, el silo de Peñaranda, las presas de La Almendra y la Maya, y el depósito de agua de Villamayor. En estos enclaves la especie está consiguiendo reproducirse con éxito.

Solamente entre la Catedral y Villamayor están naciendo una media de 7 pollos al año. En concreto en la Catedral han nacido 42 pollos y en el nido de Villamayor 26. No todos estos pequeños salieron adelante, pero suponen un aporte muy importante al número de halcones de la provincia.

Para recabar datos sobre su reproducción, SEO-Salamanca colocó en 2023 y 2024 una cámara con una tarjeta SIM en el nido de la Catedral para obtener información relativa a las presas con las que alimentan a los pollos, las interacciones entre los pequeños, los cuidados de los padres y su comportamiento general. Lo hicieron gracias a la ayuda de José Luis Rodríguez, fotógrafo y divulgador de Ávila, que tiene en su haber varias películas de naturaleza y fue quien cedió las cámaras. Tener una cámara ayuda a vigilarlos de cerca reduciendo de forma importante las subidas al nido, las esperas y las molestias a estas aves.

Cuando se cumplen 25 años del comienzo del proyecto. SEO-Salamanca ha decidido dar un paso más. Profundizar en el conocimiento científico del halcón peregrino y permitir que la ciudadanía conozca mejor a estos majestuosos vecinos alados son los objetivos de esta nueva fase que surge por iniciativa del grupo local de la Sociedad Española de Ornitología, SEO-Salamanca, y que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Salamanca y la oficina central de SEO-Birdlife.

En concreto se trata de la instalación de nuevas cámaras en el nido de la catedral que permitan registrar y retransmitir a tiempo real el periodo de cría de estas aves rapaces. Gracias a ellas los ornitólogos podrán recoger muchos más datos.

También quieren intentar en un futuro no muy lejano colocarle una mochila con GPS a uno de los pollos que nazcan para poder hacer un seguimiento más allá del corto tiempo que dura la cría. Sin embargo, el presupuesto es elevado y tendrán que esperar para conseguirlo.

Este año ya ha empezado la época de celo, se han producido las primeras cópulas y se espera que la puesta llegue el próximo mes de marzo. La incubación durará poco más de un mes y los nuevos halcones permanecerán en torno a 40 o 45 días en el nido antes de volar. Todavía durante otro mes más los jóvenes dependerán de sus padres hasta poder independizarse por completo. Un nuevo ciclo que espera obtener como resultado una nueva generación de estas fascinantes aves que llenen de esperanza su futuro.

• Temas
• Salamanca ciudad