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Las noticias imprescindibles de Salamanca este domingo 19 de enero
Grullas volando sobre Riolobos. Álex López

El espectáculo de las más de 4.000 grullas que se refugian en Salamanca

Sus formaciones en uve y su fuerte trompeteo hacen fácilmente reconocibles a estas aves migratorias que este año se concentran en gran número en varios puntos de la provincia como el azud de Riolobos donde debemos evitar molestarlas

Ana Carlos

Salamanca

Domingo, 19 de enero 2025, 18:09

Llevan desde noviembre aquí. Su ensordecedor trompeteo hace que no pasen inadvertidas. Cuando se acercan las últimas luces del día, comienzan a llegar en bandadas al azud de Riolobos después de alimentarse en dehesas, praderas y campos de cultivo.

Es un verdadero espectáculo contemplar cómo se acercan y aterrizan en este dormidero, que no es el único de la provincia. También recalan en otros lugares, principalmente dehesas y humedales en torno al río Tormes, como el embalse de Santa Teresa.

Las grullas llevan un par de meses surcando los cielos salmantinos. Según miembros de SEO-Salamanca y otros aficionados a la ornitología, desde mediados de octubre ya se avistaron algunos ejemplares. Según los datos que manejan, en diciembre se contabilizaron 3.214 ejemplares en Riolobos y al menos otras 130 en los lavajos próximos al azud. Unidas a las del embalse de Santa Teresa calculan que el total ronda las 4.000.

Su presencia es «ligeramente superior a la del año pasado por estas fechas, pero sobre todo están menos agrupadas», según Gonzalo Criado, presidente de Sylvestris. Detalla que los niveles hídricos del azud varían cada temporada y por tanto también su fisonomía de orillas e isletas.

Eso conlleva que muchas veces sus zonas de dormidero habituales estén modificadas y por tanto se dividan formando pequeños dormideros en el mismo lugar pero con diferentes ubicaciones. También puede hacer que se desplacen hacia otros sitios.

Llegada escalonada desde el norte de Europa

Aún llegarán más. La migración otoñal de estas aves se produce de forma bastante escalonada, por oleadas, y las llegadas se pueden prolongar hasta diciembre e incluso enero. A partir de agosto las grullas dejan sus áreas de reproducción, en el Norte de Europa para dirigirse a sus refugios de invierno, tanto en la Península Ibérica como en el Norte de África.

Con el cambio climático, estos animales pueden permanecer cada vez más tiempo cerca de sus territorios de cría y no tienen prisa por dejarlos rumbo al Sur. En cambio, para regresar al Norte los adultos en edad reproductiva no pierden el tiempo y en torno a febrero, en pocas semanas, desaparecen.

De media, cada año se registra la presencia de alrededor de unos 2.500 a 3.000 ejemplares en el azud de Riolobos, aunque la cifra va variando. En el conjunto de la provincia entre diciembre y enero normalmente sobrepasan los 4.000.

Según el censo oficial a nivel nacional coordinado por Grus Extremadura, en el censo de diciembre se contabilizaron 232.736 grullas en España. Por comunidades autónomas, en Extremadura se concentran más de la mitad de ellas, en concreto 118.177. Castilla La Mancha (con 48.192 ejemplares) y Aragón (40.918) son las siguientes regiones en las que se concentran más grullas. Le siguen en número de ejemplares censados Andalucía (14.168), Castilla y León (9.129) Navarra (1.943), Comunidad de Madrid (80), Cataluña (69), Islas Balerares (45) y Comunidad Valenciana (15).

PRISMÁTICOS Y SILENCIO PARA DISFRUTAR SU PRESENCIA

Con sus formaciones en uve y ese característico y estruendoso trompeteo es muy sencillo identificar a la grulla común (Grus grus) en vuelo.

Resulta fácil observarlas en grupos familiares y en grandes bandadas. A diario se desplazan por la mañana desde sus lugares de descanso en busca de alimento. En muchas ocasiones se dirigen a dehesas, donde se pueden contemplar activas.

Posadas tampoco pasan inadvertidas, con su gran tamaño y sus proporciones esbeltas y sus patas largas. Su cuerpo es color ceniza, tiene la cabeza negra con una mancha roja en lo alto y dos franjas blancas que bajan desde los ojos. Su pico también es largo.

A pesar de su gran tamaño, unos prismáticos (o un telescopio con trípode) siempre ayudan a verlas con todo detalle e incluso conocer su comportamiento. Aproximarse demasiado a ellas no es buena idea ya que, si no están tranquilas y se sienten amenazadas, levantarán el vuelo. Tanto los ruidos como los movimientos las asustan. Hay que evitar ocasionar molestias a las bandadas porque hacerlo puede llegar a estresarlas y ocasionarles accidentes.

Al caer el sol regresan a sus lugares de descanso, como el azud de Riolobos y el embalse de Santa Teresa. Las grullas se posan en grupos alrededor de los humedales. Escogen estos lugares porque duermen de pie, con las patas dentro del agua. De esta forma evitan el ataque de predadores.

LA IMPORTANCIA DE NO ASUSTARLAS

Estas aves tienen complejas interacciones sociales y un interesante comportamiento cooperativo. Forman parejas monógamas y solo si uno de los miembros de la pareja muere el superviviente intenta formar una nueva pareja al año siguiente. Además, establecen vínculos familiares fuertes y suelen viajar en grupos familiares durante sus migraciones. En sus áreas de descanso, es posible observar rituales de cortejo, que incluyen danzas y saltos coordinados cuando se acerca la primavera, lo que añade un elemento fascinante para los observadores.

En estos momentos de reposo es especialmente importante no asustarlas. Para ello lo mejor es observarlas desde un lugar elevado desde el que se vea el horizonte. Así es más sencillo disfrutar de la llegada de las bandadas con su potente banda sonora.

En ningún caso debe intentarse entrar en el agua para estar más cerca: en el entorno del azud hay lugares para verlas sin molestar

En ningún caso debe intentarse entrar en el agua para estar más cerca. En el entorno del azud, hay grandes vistas desde el asfalto y hay que tener en cuenta que el ruido del coche y sus puertas puede ahuyentarlas. Uno de los riesgos que conlleva que salgan volando con poca luz es que pueden chocar con los tendidos eléctricos de la zona y morir electrocutadas.

La invernada de las grullas en Salamanca es un acontecimiento que no solo embellece nuestros paisajes, sino que pone de manifiesto la necesidad de respetar la naturaleza y conservar el entorno para poder seguir disfrutando año tras año del espectáculo que nos ofrecen.

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