El río Tormes ha soportado una enorme avenida de agua controlada desde los mandos de la presa de Santa Teresa, donde se ha soltado un ingente caudal de las reservas del embalse para no superar su nivel de resguardo, en el 80% de su capacidad. Fue allí donde se logró frenar el torrente que venía siguiendo el curso del río y rebajar la velocidad y fuerza que traía.
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La riada 'controlada' ha regado kilómetros entre la salida de la histórica presa y el municipio de Salamanca, una avalancha empujada desde Puente del Congosto, punto donde se recogen los primeros datos en tiempo real de caudal del Tormes en la provincia.
El episodio ha durado más de 48 horas, las que han pasado desde el primer impulso al caudal de agua del Tormes a 80 kilómetros del municipio de Salamanca, que es la distancia que una enorme masa de millones de litros de agua ha recorrido para llegar totalmente domada a orillas de las Catedrales. Tras un viaje de 79 kilómetros y casi cuatro días, el torrente ha frenado desde los 268 m3/segundo de pico en su 'origen' a poco más de 100 en la capital.
Si buscamos su origen, hay que consultar los datos de Puente del Congosto, una localidad a 71 kilómetros de la capital, donde el día 21 de enero (lunes) a partir de las 15.00 horas el río empezó a ganar fuerza y nivel. Allí los vecinos vieron crecer el caudal hasta un punta de más de 215 m3/segundo de madrugada el lunes, que alcanzó un máximo de 268 m3/segundo en la noche del martes 22 de enero para luego estabilizarse.
¿De dónde salía esa enorme cantidad de agua? De las precipitaciones caídas al sur de la provincia al caso de las borrasca Garoé, que ha dejado acumulaciones importantes de lluvia a partir del día 20 de enero y especialmente el 21 y 22 de este mes.
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El paso de este frente ha regado con abundancia buena parte de la provincia, especialmente en el sistema central, al sur, en las dos sierras, con acumulaciones cercanas a los 70 litros por metro cuadrado en muchos puntos.
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Todo este torrente es el que ha alimentado las reservas del embalse de Santa Teresa. Desde un nivel estable de 370 hm3, empezó a entrar agua en grandes cantidades y en dos días las reservas aumentaron en 20 hm3; el miércoles por la tarde su evolución confirmaba que llegaría a los 400 hm3 y, tras un primer avance, el jueves por la mañana se abrían compuertas para dejar escapar agua a un ritmo de 100 hm3 que se mantuvo 24 horas y que sigue en marcha.
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Todo este caudal lo ha recibido Salamanca en dos tiempos. Primero, a lo largo de la mañana del día 23 de enero, jueves, cuando las riberas del Tormes empezaron a sentir la crecida, pasando de poco más de 10 m3/segundo a casi 30.
Y el segundo impacto se produjo ya en la madrugada de este viernes. El río se fue 'a dormir' con 30 m3/segundo y 'despertó' con más de 90 a las ocho de la mañana del 24 de enero, multiplicando por diez su caudal en 48 horas y alcanzando todavía su pico esta noche de viernes, cerca de los 110 m3/segundo de caudal.
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El Tormes anegaba entonces buena parte de los entornos del Puente Romano y del paseo fluvial en La Aldehuela en una primera crecida del año, muy tempranera, empujada por las lluvias de Garoé, la fuerza con las que las canalizó en su curso alto en Puente del Congosto y el envío de agua ya domada desde las compuertas de Santa Teresa.
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