El acusado y único sospechoso del tiroteo mortal en Garrido en verano de 2021 ha reconocido que sabe de lo que se le acusa aunque defiende que «no recuerda nada» y ha señalado sus problemas mentales por los que está medicado. Esa ha sido la ... línea de su declaración, uno de los momentos clave del juicio con jurado que ha arrancado este martes y en el que se le señala como autor de los disparos con los que causó la muerte de un varón y dejó herida muy grave a una mujer tras una discusión banal en la terraza de un bar del barrio de Salamanca: así fue el sangriento suceso.
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El acusado ha solicitado poder «pedir perdón a las víctimas» y «a mi familia» por el sufrimiento, «si hubiera sido consciente» no lo hubiera hecho. Ha reconocido que sabe de qué se le acusa, pero que «no lo recuerda» aunque «hay pruebas que son obvias». «Son los actos de alguien que está loco», ha afirmado. Una frase que define la estrategia seguida por su defensa y por él mismo en el interrogatorio, que gira en torno al estado mental del acusado cuando tiroteó a sus víctimas.
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«Lo que recuerdo es levantarme de la cama, casi por la tarde, que me encontraba fatal, me tomé la medicación psiquiátrica», ha relatado al ser preguntado sobre el día de los hechos. Ha reconocido que tomaba medicación pero llevaba un año sin que le viera ningún médico psiquiatra ni a su médico de cabecera, ni «tampoco a mi madre que era la que más me controlaba». Ha relatado que un psiquiatra le recetó lo que tomaba en el momento del crimen, Prozac y otros antidepresivos.
El acusado ha relatado que lleva años en tratamiento y que se intentó suicidar en varias ocasiones, con recomendación médica de ingresar en tratamiento, pero que «prefería estar con mi familia» y que nunca le obligaron. Ha explicado que se le diagnosticó trastorno límite de personalidad.
El acusado ha asegurado que el día de autos le rondaba la idea de suicidarse, que se metió dos rayas de cocaína y una botella de whisky (Carduh) y que cogió la pistola con la intención de suicidarse, algo que llevaba en su cabeza varios días. Sin embargo, decidió «coger valor» para suicidarse, pero no lo logró, y se fue de copas al establecimiento donde coincidió con el grupo de tres personas en el que estaban sus dos víctimas.
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En ese momento, se han proyectado imágenes de la cámara de seguridad del establecimiento y el acusado se ha reconocido. No obstante, no recuerda exactamente si estuvo ni lo que pasó, «sólo recuerdo luces de colores, rojas». El Fiscal ha mostrado también dos fotografías tomadas por una clienta en la que el acusado también se ha reconocido.
«No es propio de mi, soy muy introvertido, jamás me acercaría a una persona así», ha respondido cuando se le ha preguntado si se sentó con dos de sus víctimas en la terraza como se ha relatado en el juicio. «Lo único que recuerdo son luces y flashes, sólo recuerdo que saqué la pistola de casa», ha dicho Emilio Y.L., que ha vuelto a reconocer que los hechos son claros.
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El Fiscal ha mostrado entonces las imágenes de la cámara de seguridad de un taller de neumáticos en el que, a las 2.14 de la madrugada del 28 de agosto, se puede ver pasar al grupo de tres amigos y, segundos después, se ve a otra persona. «¿Es usted esa persona?», le ha preguntado el fiscal. «Sí», ha respondido el acusado.
Al ser preguntado que pasó después en la calle Isaac Peral, donde se produjo el tiroteo, ha insistido en que «no es propio de mi». En ese momento se le han mostrado la camiseta que llevaba, que se aprecia en fotos y vídeos, y que fue encontrada en el vertedero de Gomecello; y la pistola supuestamente utilizada, encontrada también en el CTR, arma que estaba afectada por la corrosión.
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El fiscal le ha preguntado si sabía que esta pistola funcionaba y el acusado ha asegurado que llegó a sacarla otro día para ver si funcionaba, pero no lo hizo cuando intentó suicidarse con ella. Y que no recuerda lo que tomó en bares aquella noche, solo la botella de whisky y las dos rayas de cocaína. Sí ha reconocido que tenía pistola sin licencia ni permiso, pero ha mantenido que no era suya, «me la dio un amigo para que la limpiase, le quitase la corrosión y la enjabonase».
En el turno de la acusación particular, el acusado ha insistido en que al día siguiente no recordaba nada y ha reiterado que solo veía luces intensas, «como si fuera una pesadilla, un mal sueño». Al preguntarle el abogado de la familia de las víctimas por qué había restos de pólvora en su camiseta, ha asegurado que porque «seguramente la había disparado».
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Después ha reiterado que la tarde del día de autos se fue a la zona del Multiusos con la intención de suicidarse y que lo hizo para no ejecutarlo en casa, donde convivía con su pareja de entonces.
Durante el interrogatorio por su propio abogado, ha detallado también que su expareja tenía acceso a armas por tener licencia de tiro olímpico. También ha asegurado que dejó una nota de suicidio, pero que la rompió posteriormente, motivo por el que no fue encontrada por la Policía en el registro de su domicilio. Ha calificado la sensación que sentía «como de absoluto terror» y que lo que hizo son «los actos de alguien que está loco».
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