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París
Domingo, 24 de abril 2022, 00:20
Dos nombres en las papeletas. Dos visiones opuestas de Francia, Europa y el mundo. Unos 48,7 millones de franceses están llamados este domingo a las urnas para elegir a su presidente para los próximos cinco años. En esta segunda vuelta de las elecciones presidenciales ... francesas está en juego algo más que la victoria del candidato centrista Emmanuel Macron o de la de extrema derecha Marine Le Pen.
La tasa de participación a mediodía era del 63,23 %, dos puntos menos que en los comicios de 2017, según datos del ministerio francés de Interior. El pasado 10 abril, día en que se celebró la primera vuelta, la tasa de participación era del 25,48%, cuatro horas después de la apertura de los colegios electorales. En la segunda vuelta de las presidenciales de 2017, la tasa de participación a mediodía era del 28,23%. Y en 2012, era del 30,66% a la misma hora, recordó el ministerio del Interior en un comunicado.
Los franceses tienen hasta las 19:00 horas, o las 20:00 horas en algunas grandes ciudades, para decidir quién será su próximo presidente: el candidato centrista Emmanuel Macron o la candidata de extrema derecha Marine Le Pen. Los otros diez candidatos al Palacio del Elíseo fueron eliminados en la primera vuelta, ya que solo los dos más votados se clasifican para la segunda ronda.
La ausencia de una verdadera campaña electoral, la sensación de que todo está ya decidido de antemano y el hecho de que la segunda vuelta de las elecciones presidenciales coincida con las vacaciones escolares podría hacer que finalmente menos franceses se desplacen hoy a las urnas que en 2017.
Macron, que parte como favorito según todos los sondeos, plantea estos comicios como «un referéndum sobre el futuro de Francia y de Europa». Los «progresistas» contra la extrema derecha, resume el candidato de La República en Marcha. «Será una elección de sociedad y de civilización», afirma Le Pen. La ultraderechista, que defiende «un proyecto nacional y popular», ve los comicios en términos de «mundialistas» contra «patriotas» y del «pueblo» contra «la casta».
Los franceses acuden a las urnas tras una extraña campaña electoral, eclipsada por la guerra de Ucrania y que no ha apasionado especialmente a los votantes. A ello, sin duda, ha contribuido el hecho de que los dos finalistas sean los mismos que en 2017. Entonces Macron derrotó a Le Pen al conseguir el 66,10% de los votos, frente al 33,9% de apoyos de la ultraderechista. Ahora, la candidata de Reagrupación Nacional busca la revancha.
Elecciones presidenciales
salvador arroyo
La hija de Jean-Marie Le Pen, histórico líder de la extrema derecha y fundador del Frente Nacional, ha tratado en estos últimos años de blanquear la imagen de su partido para hacerlo más presentable ante el electorado y erigirse como una alternativa creíble a Macron. Echó a su padre y a los miembros más radicales del partido, cambió de nombre a la formación, suavizó su discurso, escondió bajo la alfombra el antisemitismo y cuidó el lenguaje.
Para no asustar al electorado, Marine Le Pen ha centrado su campaña en la pérdida de poder adquisitivo y en las dificultades de llegar a fin de mes de los franceses. Y dejó los temas de inmigración y seguridad ciudadana al ultra Éric Zemmour, que tenía posturas más radicales que ella. A su lado, parecía más moderada, aunque su programa sigue siendo de extrema derecha. Zemmour se quedó con un 7,07% de apoyos en la primera ronda electoral.
El presidente saliente esperó hasta el último minuto para anunciar oficialmente su candidatura, muy ocupado con la crisis ucraniana y la presidencia francesa de turno de la Unión Europea. Lo hizo en marzo con «una carta a los franceses» publicada en la prensa. Su contrincante, en cambio, lo hizo mucho antes, en enero de 2020.
Macron, que este domingo vota junto a su esposa Brigitte en Le Touquet (norte del país), ha logrado el apoyo en esta segunda vuelta de sus antecesores en el puesto, el conservador Nicolas Sarkozy y el socialista François Hollande, y de los ex primeros ministros Lionel Jospin y Édouard Philippe. También de otros líderes europeos. como el presidente español, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz. Le Pen cuenta con el apoyo de los otros dos candidatos de extrema derecha eliminados en la primera vuelta: Zemmour, candidato de Reconquista, y el euroescéptico Nicolas Dupont-Aigman.
Macron y Le Pen han tratado de movilizar hasta el último momento a su electorado y de convencer a los abstencionistas y a los que no les respaldaron en la primera vuelta, a que lo hagan este domingo. Mientras el jefe del Ejecutivo trata de movilizar el voto de quienes rechazan la extrema derecha para salir reelegido, Le Pen confía en aprovecharse de la inercia de quienes perciben agotada la figura del presidente tras cinco años de legislatura. En 2017, el líder centrista contaba con la baza de la novedad y la ilusión de la renovación política. Hoy acumula ya un balance como responsable de una legislatura en la que ha hecho frente a sucesivas crisis, como la de los 'chalecos amarillos', y la gestión del coronavirus.
56,5% de intención de voto se atribuye a Emmanuel Macron en el último sondeo de 'Le Monde'
43,5% sería el apoyo obtenido por Marine Le Pen en las urnas, diez puntos más que en 2017
Los últimos sondeos del viernes –la ley prohíbe hacer encuestas durante la tradicional jornada de reflexión– apunta a que el veredicto de las urnas este domingo será menos holgado que el de las anteriores elecciones de 2017. El análisis realizado por Ipsos-Sopra Steria para el periódico 'Le Monde' pronostica una intención de voto del 56,5% para Macron frente al 43,5 % atribuido a Le Pen.
Muchos electores se han quedado «huérfanos» en esta segunda vuelta. Un total de doce candidatos compitieron en la primera ronda de la contienda y diez fueron eliminados de cara a la disputa decisiva de este domingo. Los expertos prevén que esos votantes sin candidato no entreguen su papeleta por convicción sino por rechazo. Dicho de otro modo, no votarán por Macron porque consideren ante todo que debe ser reelegido. Ni por Le Pen porque piensen que debería ser la próxima presidenta de Francia. Votarán por Macron para evitar que la extrema derecha llegue al poder o por Le Pen impedir que Macron siga en el Eliseo.
Los votos más cortejados por los dos aspirantes a la Presidencia de la República son los del candidato de extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon. El líder de La Francia Insumisa (el equivalente de Podemos) obtuvo un 21,95% de los votos en la primera vuelta. Aunque Mélenchon instó a sus votantes a no dar «ni un solo voto para la señora Le Pen»; no pidió claramente la papeleta por el presidente saliente.
Según un sondeo reciente, el 42% de los votantes de Mélenchon votarán por Macron en la segunda vuelta, el 16% por Le Pen, y el 42% se abstendrá o votará en blanco.
«Ni Macron ni Le Pen», proclamaban entre las dos vueltas muchos franceses, especialmente los votantes jóvenes, que se abstendrán este domingo porque no quieren tener que elegir «entre la peste y la cólera». «Ni marido ni patrón, ni Marine ni Macron», rezaba una de las pancartas que se podían ver el fin de semana pasado en la manifestación contra la extrema derecha en París.
La abstención podría situarse en la segunda vuelta en torno al 26%, según calculan los expertos. En 2017, la primera vez que Macron y Le Pen se enfrentaron en las urnas, el 25,44% de los franceses no fueron a votar.
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