Gestión y seriedad como carisma

Con el salmantino entró en la consejería de Presidencia, en la jefatura de Estudios y Documentación, cuando Mañueco era el titular de la consejería en su primera etapa en el ejecutivo regional. Sobre la confianza que Mañueco tiene en García Carbayo, decir que ese puesto es el lugar que el ahora presidente de la Junta ha reservado siempre para quienes han sido su mano derecha en los cargos que ha asumido en la Junta.

Instalado en Valladolid (declara una casa allí), García Carbayo hizo el viaje de vuelta a Salamanca cuando Mañueco se postuló a la alcaldía. Fue su primer teniente de alcalde y concejal de áreas críticas como Fomento (obras), Tráfico (licencias) y Contratación (concesiones, empresas, servicios) hasta que Mañueco decidió postularse para la Junta y el actual alcalde ocupó su lugar, según sus detractores, como interino del presidente en 'su' ciudad. Si fue o no así, el caso es que en ese punto inició su carrera en la política de primera línea.

En la alcaldía desarrolló entonces los comportamientos por los que ya había destacado en sus concejalías, con la gestión, la seriedad y la capacidad de trabajo como alfa y omega de su administración. Sorprendía y sorprende (quizás por contraste con su antecesor) la temprana hora a la que llega y que, muchos días, la última luz que se apaga en el edificio de la Plaza Mayor sea la de su despacho. Heredó un grupo municipal en minoría, formó el suyo propio para gobernar con Cs y le tocó hacerlo en medio de la pandemia que ha cambiado el mundo. Y no rechaza asumir más trabajo, como la presidencia de las Ciudades Patrimonio.

Entre tanto, se ha convertido en el hombre más poderoso del poderoso PP de Salamanca, una vertiente en la que el alcalde prudente ('sin carisma' que dicen sus rivales) afila la crítica. Se ha convertido en presidente provincial, cargo al que ha accedido en plena formación de las listas, cuando más trabajo hay. Entre sus virtudes, su capacidad para apagar fuegos como el del 'congreso de los jeques' o la espinosa sucesión del PP: nadie veía a Javier Iglesias fuera de una lista, pero él ha decidido que no repetirá en la suya. Su anhelo es una mayoría suficiente.

Si en la alcaldía es 'gestión, gestión, gestión', como persona también sobresale su seriedad, pero en el trato más personal afloran un particular humor y afabilidad sin tacha. Casado y sin hijos, le gustan las motos, él mismo dice que ha aprendido a apreciar la Semana Santa y, de hecho, se emocionó brevemente al dar el último pregón. Contenido y sobrio, como en su día a día.