Los pueblos de Salamanca donde más llueve y un futuro con menos días de paraguas

Félix Oliva

Salamanca

Domingo, 23 de marzo 2025, 10:33

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Igual que ocurre con el frío, en Salamanca ya no llueve como antes. Cuesta decirlo este año y esta semana, en la que una sucesión de borrascas ha regado toda la península en abundancia desde enero. Pero este domingo, Día Mundial del Agua, podemos decir que ya no volverá a llover como antes. Y Martinho, el último fenómeno de este invierno de paraguas, no hace más que confirmar lo que ocurre, que se parece mucho a lo que pasa con las olas de calor.

Este mes de marzo está siendo extraordinariamente lluvioso en toda la provincia. En realidad, todo lo que llevamos de este 2025 las precipitaciones han estado por encima de lo que es habitual. A estas alturas, la capital supera los 100 litros/m2 en los 82 días que hemos consumido del año y hay puntos de la provincia donde las cantidades son todavía mayores.

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Esta situación ha tenido un impacto directo en la gestión hídrica. La presa de Santa Teresa ha abierto compuertas dos veces y sigue soltando agua; el Tormes ha anegado el Puente Romano; y algunos ríos se han desbordado inundando un pueblo o subido de nivel de manera exponencial hasta multiplicar por tres su altura habitual. La sensación es que hay agua de sobra para los próximos meses, pero la realidad es que va a sear un recurso cada vez más escaso y que la forma en la que caerá del cielo va a cambiar.

Según todas las proyecciones, pasaremos del escenario de lluvias establecido hasta ahora, a otro en el que empezarán a ser frecuentes las precipitaciones intensas, como las que están desbordando ríos, igual que las épocas de sequía intensa, como la de los últimos años. Y las lluvias se comportarán más como las olas de calor que como las de frío.

Así lo dicen los datos y la evolución de los últimos años. Aemet ha facilitado la información sobre las precipitaciones recogidas y los días de lluvia al año para la estación meteorológica de Matacán. Se trata de una de las más antiguas, de las más fiables y representativa de lo que ocurre en la provincia, aunque en otras latitudes, como veremos, la escala se multiplica.

En el gráfico inferior se pueden consultar los días de lluvia y la precipitación acumulada, año a año, desde 1970 en la estación meteorológica de la base aérea. Existe una oscilación, pero cada una de las décadas representadas supone un paso atrás en precipitaciones.

El resultado es que la provincia ha perdido un mes de lluvias al año. Según los datos facilitados por Aemet, entre el máximo de días de lluvia anual, 148 en 1977, y el mínimo registrado en 2017, sólo 71 días, la curva dibuja una tendencia cuesta abajo.

En medio siglo, hemos pasado de registrar con frecuencia más de 130 días de lluvia al año en la provincia a una media por debajo de los cien. Por el camino, oscilaciones arriba y abajo tanto en jornadas donde se ha registrado precipitación significativa como en la cantidad recogida. Pero siempre una misma tendencia, a la baja.

Como ocurre con el resto de fenómenos meteorológicos, un año con más frío, menos calor o más lluvias de lo que empezamos a estar acostumbrados no tuerce el diagnóstico: el cambio climático está modificando el tiempo que hace en Salamanca. Puede que este 2025 se dispare en lluvias gracias al primer trimetre, pero en el conjunto del primer lustro de la década sólo el año pasado se pasó de los 100 días de lluvia, para una media de 72 de 2020 a 2024.

Esa es una de las claves. Según el sexto informe del IPPC, referencia para temas de cambio climático, las proyecciones climáticas apuntan a una diferencia en la forma de precipitación; se esperan precipitaciones más intensas (más cantidad de agua en menos tiempo y por tanto con mayor impacto en posibles inundaciones) y a una mayor frecuencia e intensidad de las sequías.

El delegado de Aemet en Castilla y León, Manuel Mora, explica que las proyecciones climáticas prevén que las temperaturas en el área mediterránea continuarán subiendo a un ritmo superior al global; los eventos extremos cálidos aumentarán su frecuencia, al contrario que los eventos extremos fríos; y se prevé una reducción de la precipitación acumulada. Así que, como ocurre con las olas de calor, nos vamos a tener que acostumbrar a grandes lluvias muy concentradas, que dejan cierta sensación engañosa de abundancia.

Y ¿cuáles son esos lugares donde se concentra la lluvia? El clima tiene sus favoritos y cuando se abren los cielos suelen descargar con más fuerza en determinados lugares de la provincia.

Según los datos de Aemet, durante el pasado 2024, las lluvias más copiosas se concentraron en el sur de la provincia, a lo largo del extremo de las comarcas de Ciudad Rodrigo, Sierra de Francia y Sierra de Béjar. Allí están los lugares más altos de Salamanca y los más montañosos, una orografía favorable a las precipitaciones de lluvia y nieve.

Como se puede ver, los lugares más bendecidos por la lluvia superan ampliamente los 1.000 litros/m2 al año. En unos pocos kilómetros, dos puntos sobresalen por encima del resto: las alturas de La Covatilla con casi 1.400 litros/m2 al cabo del año pasado y la presa de Béjar en Navamuño.

Por debajo, otros puntos de la sierra, las localidades de Herguijuela y Valdelageve y puntos de la comarca de Ciudad Rodrigo que también salen habitualmente en los ránkings de mayores precipitaciones, caso de El Bodón y de Navasfrías. Muy atrás quedan la capital y Matacán, con registros casi diez veces inferiores durante el año pasado.