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«Ya no hace frío como antes». Esta sentencia, habitual en la calle cuando sale conversación sobre el clima, tiene un respaldo en los datos y una cifra para cuantificar cuánto frío menos hace que cuando los inviernos eran 'de verdad'. Porque, efectivamente, los rigores invernales ya no lo son tanto y los -6 grados alcanzados en puntos de la provincia esta semana están muy lejos de los registros históricos de Salamanca.
La primera ola de frío invernal ha activado los protocolos de prevención y ha puesto en alerta por posibles daños a la salud a toda la provincia ante una brusca bajada de temperaturas que deja ya los registros más cortos del año. Pero, ¿los -6,5 grados en Pedrosillo de los Aires son mucho frío? La respuesta es, rotundamente, no. Ni para este municipio ni para la provincia en general. Y tiene que ver con el mismo fenómeno que ha elevado las temperaturas máximas que sufrimos, aunque se manifiesta de forma diferente. Porque el cambio climático también afecta a los inviernos.
-20 grados
es la mínima absoluta registrada en Salamanca, en febrero de 1963 en Matacán
La Aemet dispone de registros de temperaturas mínimas de un centenar de puntos de la provincia. El más antiguo que se tomó data de 1918, hace más de cien años, en una localización denominada Salamanca-Instituto; el 1 de enero de aquel año el termómetro bajó hasta los -17,4 grados, la marca más extrema de la capital desde entonces. En la provincia, la palma se la lleva Matacán con -20 grados un febrero d 1963, hace 60 años.
Según explica Manuel Mora, delegado de Aemet, el clima tiene una gran variabilidad, aunque existan tendencias siempre se refieren a valores medios durante un periodo suficientemente amplio, es decir, que un año concreto puede romper esa tendencia. Sin embargo, no parece posible que se vuelvan a repetir las mínimas extremas que se registraban en la provincia, aquellas temperaturas árticas de Matacán o la capital.
«Según el grupo de expertos sobre cambio climático (IPCC-Intergovernmental Panel on Climate Change) en los próximos años habrá más episodios relacionados con extremos de altas temperaturas y menos relacionados con extremos de bajas temperaturas, y por tanto, las olas de calor serán más frecuentes y tendrán mayor duración, mientras que los fríos invernales extremos continuarán ocurriendo aunque de forma más ocasional», explica Mora.
Manuel Mora
delegado Aemet Castilla y León
La conclusión es que «la probabilidad de temperaturas inferiores a -20 en Matacán es muy baja, mucho más baja que hace varios decenios, pero siempre existe una pequeña posibilidad de un episodio de frío intenso. De hecho, tras la borrasca Filomena (enero de 2021), se alcanzaron temperaturas mínimas muy bajas, un episodio que justifica esa variabilidad del clima». Es decir, los fríos continuados están en retirada, pero las olas de frío, no.
En efecto, la sucesión de meses cálidos en Salamanca ha llegado hasta noviembre, que volvió a ser el más caluroso de la historia en la provincia y confirma lo que se lleva viendo a nivel global, con más de doce meses consecutivos de récords de temperatura media. La temperatura media de las máximas roza los 18 grados, varios días las máximas superaron los 20 grados y las mínimas se acercan a los 7 grados mientras que las precipitaciones mensuales no pasaron del litro por metro cuadrado.
10 grados más altas
las mínimas históricas son mucho más bajas que las actuales, hasta diez grados menos
Son datos de primavera en pleno invierno, una situación que tiene su reflejo en el registro histórico de las temperaturas más frías de Salamanca, que dibuja un mapa de extremos climáticos con localizaciones muy concretas y un ránking de los días más fríos en el que las heladas más fuertes tienen fecha de hace décadas, pero que se van a seguir produciendo aunque sean más débiles. ¿Cuánto? Las mínimas históricas son unos diez grados más bajas que las que se están registrando ahora tanto en la provincia como en la capital.
Según los datos facilitados por Aemet, las mínimas más bajas de la historia de Salamanca se reparten por toda la provincia, aunque se concentran en algunas latitudes concretas. Sorprende la concentración de mínimas en torno a -10 en Sequeros, Las Casas del Conde, Garcibuey y Villanueva del Conde, cuatro términos municipales que lindan en la Sierra de Francia, a mil metros de altura.
En el mapa inferior se puede consultar la mínima histórica registrada en un centenar de localizaciones de la provincia. Los círculos más claros corresponden con las temperaturas más bajas registradas nunca.
En todos los casos, las mínimas más bajas son muy bajo cero y todos los puntos registrados han tenido heladas, algunas, muy potentes de hasta -20 grados en el caso del aeropuerto de Matacán. Villarmuerto, el pantano de Santa Teresa, varios puntos de Salamanca capital, Peñaranda o El Cubo de Don Sancho protagonizan los registros más impresionantes.
Entre ellos, los -17 grados de Pedrosillo de los Aires en febrero de 1983 y los -16 de enero de 1972 que hacen palidecer los seis grados bajo cero que han registrado en la localidad en esta ola de frío, mucho más templada que la que sufrieron 50 y 40 años atrás.
Según los datos facilitados por Aemet, la mínima más baja registrada en la provincia corresponde con el aeropuerto de Matacán y son -20 grados; fue anotada un febrero de 1963.
La mayoría de los registros más extremos se concentran en los meses de enero y febrero y sólo dos de las 50 mínimas más bajas de la historia corresponden con el siglo XXI.
Los datos facilitados por Aemet permiten confirmar a través de los registros que en la capital el frío también se encuentra en retirada. Según los datos históricos, la última vez que se heló el río Tormes fue en 1985 y las mínimas más radicales de la capital confirmarn que el frío extremo es cosa del siglo XX.
En el listado de mínimas se aprecia que todos los registros más bajos en varios puntos de la capital son de antes de la década de los '70 y arrancan en 1918, con aquel -17,4.
En el gráfico superior, las mínimas anuales desde 1970 a la actualidad están divididas claramente: la etapa de las más suaves corresponde con el siglo XXI y las más extremas son siempre previas, de los años '70 del siglo pasado. De hecho, tras aquel récord de hace más de un siglo hubo que esperar a 1972 para ver algo parecido, los -16 grados registrados los días 3 y 4 de enero de aquel año en dos puntos de la capital, en el antiguo teolgado y en Iberduero, en dos días gélidos.
Aunque de vez en cuando una ola polar nos castigue con alguna fría madrugada e incluso si vuelve 'Filomena', la etapa más 'glaciar' de la provincia pasó hace muchas décadas. En medio siglo, el invierno se ha atemperado con mínimas hasta 10 grados más suaves. Y el frío en Salamanca, no hay duda, no es como el de antes.
Créditos
Infografías Francisco González
Publicidad
Sara I. Belled y Clara Alba
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