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Una mezcla de humedad, falta de frío y 30 litros de lluvia ha arruinado la esperanza de que la estación de esquí de La Covatilla abriera esta semana para los escolares que se estrenan en este deporte y, de paso, ha dejado una importante factura al ayuntamiento de Béjar, que gestiona la estación. En total, 10.000 euros que se han ido ladera abajo, el coste de la electricidad necesaria para tener encendidos tres días los cañones con los que se fabricó la efímera capa de nieve que ahora es agua.
La decisión se tomó para llegar a tiempo a la temporada de bautismos blancos que empezaba este lunes, que ha sido aplazada y reorganizada y que afronta un futuro de incógnitas tras su suspensión en 2024. Unas mil plazas escolares que el año pasado ya se quedaron sin estrenarse en el esquí por la endémica falta de nieve en la estación bejarana, igual que en todas aquellas en la línea de los 2.000 metros de altura.
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La concejala delegada de La Covatilla en el ayuntamiento bejarano, Purificación Pozo, ha confirmado a este medio que las lluvias de las últimas horas han acabado con la esperanza de abrir a corto plazo y, de paso, se ha llevado la nieve que se había producido con cañones. Se hizo a pesar de los pronósticos de lluvias y subida de temperaturas, que anticipaban desde hace una semana el cambio de tiempo.
Tras empezar a funcionar el viernes y trabajar todo el fin de semana la pista de debutantes estaba casi cubierta, pero los casi 30 litros caídos entre lunes y martes (20 sólo hoy con la alerta amarilla) con la llegada de un tren de borrascas han barrido todo rastro de nieve. Las pistas están casi 'limpias' de la capa blanca.
La lluvia caída ha aguado la capa de nieve que se había conseguido en tres días, aunque en realidad La Covatilla se pelea con una climatología adversa para sus intereses. Este es uno de los lugares donde más llueve en Salamanca, pero ya no hace el frío de antes y las corrientes de aire cálido subtropical han cambiado su clima.
Pese a ello, el ayuntamiento bejarano se empeña en intentar poner en marcha la estación. Se ha invertido en la costosa revisión del telesilla y se está contratando a personal, además de intentar poner las pistas a punto. La nevada artificial fue el último paso. El coste, según la concejala, ronda los 10.000 euros en la factura eléctrica necesaria para hacer funcionar los cañones. Y deja también la incógnita sobre cuándo abrirá la estación.
La Covatilla no podrá acoger esquiadores esta semana, está totalmente descartado; no hace frío y la precipitación que cae lo hace en forma de lluvia. De momento, no hay nieve, ni en las pistas de debutantes. Se espera un cambio de tiempo a partir de la semana que viene, pero no hay nada seguro.
Eso supone retrasar los bautismos blancos y anula la posibilidad de esquiar en enero. Con suerte, será ya en febrero. Los turnos ya se han reorganizado y llegarán hasta abril, pero para eso la estación tendrá que estar abierta y para eso hace falta nieve que hace años que no llega en cantidad y fechas suficientes.
Por ahora, la Diputación tiene esperando a cerca de mil escolares y el Ayuntamiento de Salamanca ha sacado su programa de esquí para otros 500 alumnos de colegios de la capital, que no empezarían hasta febrero. Una importante inyección económica en una actividad que el año pasado se malogró.
Mientras llega o no la nieve, los intentos por diseñar un proyecto en el que gastar los 4,5 millones de euros públicos comprometidos para revitalizarla son fructifican, como tampoco la idea de enfocarla a actividades que permitan abrir más meses al año.
La pasada temporada, la estación no logró abrir más que dos-tres semanas. De los 17 días que ha logrado estar disponible para esquiar, tan sólo en cinco jornadas se ha logrado abrir más de 2 kilómetros. La mayoría de las veces ha sido con la pistas de debutantes o de niños. Y hubo que suspender los 'bautismos blancos' pagados por las instituciones y que este año han vuelto a programarse en las fechas que ya faltó la nieve.
Abierta en 2001 en un paraje de La Hoya, el mal tiempo ha sido siempre uno de sus principales enemigos, desde la formación de hielo, a las ventiscas y la persistencia de las nieblas. Sin embargo, llegó a superar los cien días esquiables en 2005 e incluso arrojó un superávit de medio millón de euros en 2015, pero está en declive desde hace años y este último ha sido el peor en todo los sentidos con esos 17 días de esquí.
La idea el pasado verano era ceder su gestión a una empresa privada, pero no se ha logrado hacer. El mantenimiento y contratación de personal vuelven a correr a cargo del ayuntamiento en una pescadilla que se muerde la cola: si no se gasta en tenerla operativa, será imposible que nadie quiera explotarla.
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