La taberna de Salamanca con cincuenta tostas donde los clientes 'piden la vez'

Laura Linacero

Salamanca

Sábado, 22 de marzo 2025, 12:09 | Actualizado 12:16h.

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Dioniso: antiguo dios griego del vino, la diversión, y el teatro. Taberna de Dionisos: bar de Salamanca conocido por el vino, la diversión y las tostas. El teatro no, aunque las frecuentes actuaciones de la tuna podrían casar bien con el significado que da nombre a este establecimiento. La 'Taberna de Dionisos', en la calle Íscar Peyra, nace en 1987 con la intención de incorporar en el centro de Salamanca un espacio donde degustar tapas de calidad. «Lo monté junto a un hermano hace 37 años», comenta Carlos, uno de los socios fundadores del local.

Casi cuatro décadas de éxito esconden un secreto, aunque se trata de un secreto a voces entre los salmantinos: «Hacer las cosas bien», explica Carlos. Y de eso dan fe los clientes. «Cuando hicimos lo de las tostas y las tapas en momento, la gente lo encajó muy bien», asegura. Esa buena aceptación no fue para ellos una sorpresa. La experiencia previa les daba pistas de que un negocio así en el centro de la capital, funcionaría. «Nosotros teníamos otro bar en Van Dyck, 'El Ermitaño', funcionaba muy bien y dijimos: 'Si lo hacemos en el centro, lo petamos», recuerda.

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Y vaya si lo han petado, tanto que han incorporado un sistema para ordenar las colas que se forman los fines de semana. «Las mesas están súper solicitadas, entonces para que no haya problema, damos un número y así se van sentando por orden», comenta Carlos. Como si de la carnicería se tratase donde los clientes piden la vez. «Es una locura», asegura. Esos días, los clientes diarios se quedan asustados ante el lleno del local. «Nos dicen que no pueden venir a vernos en fin de semana», explica.

Pero, ¿qué tiene para conseguir ese lleno cada semana? «Las tostas gustan mucho y viene gente tanto de Salamanca como de fuera», añade. El boca a boca y las recomendaciones han convertido a la Taberna de Dionisos en todo un referente en la ciudad. Y aunque todas las tostas -casi cincuenta- tienen su público, hay una en especial que conquista los paladares de forma generalizada. «La reina es la tosta de gambas», asegura. Aparece la primera en la categoría 'Supreme' y así es.

Además de ser conocido por las tostas, la Taberna de Dionisos hace honor a su nombre con una gran variedad de vinos. Disponen de más de cien referencias de las Denominaciones de Origen de bodegas españolas, y más de 40 referencias de vinos por copas. El gran número de botellas que lucen en la barra y tras ella dan fe de esta especialidad.

Y a una oferta de los vinos más selectos sólo le puede acompañar un buen ibérico. «Los mejores de nuestra tierra». Así de contundentes se muestran para describir la gastronomía de esta taberna que, también en cocina, guarda la esencia de lo de siempre. Quesos, patés, embutido de calidad, tostas para elegir y tablas para todos los gustos hacen de esta tasca, un verdadero rincón tradicional de la hostelería salmantina.

Y siendo un espacio que envuelve esta tónica tradicional, no es de extrañar que las tunas lo hayan elegido como lugar de confianza en Salamanca. «Han hecho de este bar su casa, hacemos fiesta en nochevieja y suelen venir los sábados a última hora para no molestar mucho», comenta. Un lugar donde los tuneros han encontrado su casa, y media Salamanca, también.

Una mañana cualquiera que se convirtió en un día difícil de olvidar para los trabajadores de la Taberna de Dionisos. «Fue un susto increíble», recuerda Carlos. Un cura estaba tomando su café rutinario apoyado en la barra del bar cuando, de pronto, la base donde se apoyaban copas cedió y cayó justo donde se encontraba el hombre. Milagrosamente, no le pasó nada más allá de unas cuantas manchas de vino. «Fue increíble», comenta Carlos.

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Ni un rasguño. Y lejos de coger miedo a ese sitio, se ha convertido en 'su lugar' en el bar. «Sigue viniendo y siempre se pone en ese lado de la barra, dice que no hay un sitio más seguro en el bar», comenta. Ahora, pasado el tiempo y viendo que no tuvo ningún tipo de daño personal, se ha convertido en una anécdota para el recuerdo con la que le propio cliente bromea.