La plaza de Bolonia acogió una muestra de productores dentro de las I Jornadas Con-suma Responsabilidad. Álex López

Productores y consumidores echan de menos un mercado periódico de productos agroecológicos en Salamanca

En torno a una docena de profesionales de la provincia participaron en las jornadas Con-suma Responsabilidad que reflexionaron sobre la necesidad de transitar a un modelo de producción y consumo con menos impacto ambiental

Ana Carlos

Salamanca

Domingo, 22 de octubre 2023, 19:15

Comer no es lo mismo que alimentarse ni todos los productos comestibles que encontramos en los lineales de las grandes superficies son alimentos. La investigadora, educadora y agroecóloga Isabel Álvarez Vispo destaca que la deriva de la producción y el comercio de alimentos desde los ... años 40 o 50 ha separado a las personas de los alimentos.

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A pesar del espejismo que hace parecer lo contrario, no hay más diversidad alimentaria en estos centros comerciales que en un mercado campesino. Ahora se habla de superalimentos para hablar de alimentos de verdad, pero este lenguaje y el modelo productivo imperante hacen que nos olvidemos de que alimentarnos de forma sana y sostenible no es un lujo, es un derecho.

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La soberanía alimentaria, la formación y el acompañamiento a proyectos agroecológicos centran el trabajo de Isabel Álvarez, que participó en la I Jornada Con-suma Responsabilidad: Agroproducción sostenible en la cesta de la compra. La Facultad de Biología y la Facultad de Ciencias Agrarias y Ciencias Ambientales de la Universidad de Salamanca, organizaron estas Jornadas, para reflexionar sobre cómo plantear una transición a un nuevo modelo social que corrija el actual proceso de degradación ambiental.

Distintos puestos de productores agroecológicos en la muestra organizada en el marco de las jornadas. Álex López

La investigadora utiliza una explicación muy gráfica para explicar la evolución del consumo de alimentos. Hemos pasado de cocinar a fuego lento a la olla exprés. De ahí al microondas y después a pedir por teléfono que una conocida empresa de reparto a domicilio nos haga llegar algo para comer en bicicleta.

También ha cambiado todo desde el punto de vista de la producción. A partir de los años 40 el campo era considerado un lugar del que salir y se asociaba el campesinado a la precariedad y el hambre. Para quedarse había que llevar a cabo procedimientos más técnicos, dependiendo de insumos externos.

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Para las personas del mundo agroganadero, salir adelante ha pasado a depender de producir y colocar productos baratos que resulten competitivos en el mercado. Eso pasa por adaptarse a un modelo intensivo y una escala media-grande que permita recibir subsidios sin los que ya no podrán sobrevivir. Los alimentos viajan lejos, como las personas consumidoras.

Pero estos modelos de producción y consumo están perjudicando a la calidad de vida y la salud de las personas y del entorno. También en la despoblación rural. Urge un cambio y cada vez hay más pequeños productores y consumidores embarcados en hacerlo. Con trabajo y, aunque cuesta, cada vez más organizados, los proyectos se mantienen en el tiempo y eso estimula a querer seguir avanzando.

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En torno a una docena de profesionales dedicados a la agricultura, la ganadería, la apicultura, la viticultura principalmente participaron en las jornadas y la posterior muestra de productos en la plaza de Bolonia. Las distintas sesiones sirvieron para acercar a productores y consumidores, compartir sus prácticas, sus dificultades, sus intereses, sus avances y otros intereses.

De la nostalgia de San Justo al Whatsapp

Entre las inquietudes que salieron a colación en distintos momentos de los debates y las charlas destaca el deseo de que la capital salmantina tenga de forma periódica (semanal o mensual) un mercado de productos agroecológicos. Se citó la presencia de estos mercados en otros lugares de España y de Europa, en ciudades de todo tipo de tamaños, como en París, que con 13 millones de habitantes tiene un mercado de este tipo en cada distrito.

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Productores y consumidores lamentaron la pérdida de espacios como el antiguo mercadillo en la plaza de San Justo. No obstante, tanto productores como consumidores están buscando alternativas para encontrarse. Un ejemplo son las redes de consumo, como La Sandía, Saberes y Sabores y la Ecored, que funcionan en Salamanca con productores de proximidad, y a las que se dedicó una de las charlas. Otros productores han optado por servir directamente a domicilio o en redes cortas de distribución.

En la muestra, los productores dieron a conocer al público asistente las distintas formas a través de las que se les puede hacer un pedido. Algunos cuentan con listas de distribución a través de whatsapp, desde las que cada semana dan a conocer los productos que tienen en ese momento para que los interesados puedan encargarlos. Las nuevas tecnologías están facilitando la venta y eso permite el mantenimiento del sector en una sociedad en la que las prisas marcan la forma en la que se hacen las compras.

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Ajustar los ritmos de cambio para conseguir el éxito

Procedente de las montañas entre Galicia y Asturias, el Apicultor Alberto Uría, destacó el valor de estas jornadas para los productores como él, que desean ejercer su oficio respetando toda la biodiversidad que le rodea y haciendo las cosas de manera responsable. Este foro permite que puedan encontrarse con consumidores que cada vez valoran más esas pequeñas iniciativas que intentan ser parte de la solución y no un problema a la hora de producir comida y bebida en este país.

Isabel Álvarez Vispo, que entre otros productores y redes trabaja desde hace años con ASDECOBA, incidió en la necesidad de ir avanzando de manera conjunta y en colectivo para hacer las transiciones en los modelos de consumo y producción.

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Como ejemplo citó que en algunas ciudades del norte de España se estaba trabajando en profundidad en materia de consumo con buenos avances, pero el resultado no era el deseado. Si bien se había despertado el consumo crítico y concienciado para acceder a productos de calidad, no se había ayudado a que los productores de proximidad hubieran tenido tiempo para adaptarse a este modelo. La consecuencia es que habían cambiado el tipo de productos que consumían, pero a través de grandes superficies porque no había suficiente oferta local.

En otros casos, por el contrario, hay oferta, pero el problema es que el consumidor se ha separado tanto de los alimentos que cuando se acercan a un mercado no sabe qué producto tiene delante ni la forma de usarlo. Así, los productores tienen que ejercer también como guías en las compras e incluso es necesario el apoyo de otros colectivos para que las personas adquieran los conocimientos que les permitan recuperar la sana costumbre de cocinar.

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