Lemus, el artista que revoluciona el folclore charro

Ángel Lemus, conocido artísticamente como A.K.A Lemus, tiene 24 años y es de Ciudad Rodrigo, aunque su trayectoria lo ha llevado por distintos rincones del país. Sin embargo, hace un tiempo decidió volver a Salamanca con un propósito claro: apostar todo por su proyecto musical, una propuesta que respira esencia charra pero con un enfoque contemporáneo. Lo suyo no es nostalgia, sino evolución. «El folclore no puede ser un fósil», dice convencido. «Tiene que haber un diálogo entre pasado, presente y futuro».

Su propuesta es, ante todo, una relectura. No reniega de la raíz, la enaltece, pero le da una estética renovada para acercarla a las nuevas generaciones. En su discurso hay reivindicación cultural: «Nosotros tenemos que ser los primeros en valorar nuestra tierra. En vez de anillos de Tous, deberíamos llevar botones charros con orgullo». Y es que su proyecto no es solo un álbum: «Berrako es un movimiento», un llamamiento a recuperar la identidad charra con la misma pasión con la que en Galicia, el País Vasco o Cataluña se enarbolan sus tradiciones.

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La música siempre ha estado en su vida. Su madre es pianista, creció rodeado de sonidos y pasó por escuelas de música donde tocó el violonchelo. Pero a los 12 años, el rap se cruzó en su camino y lo cambió todo. «En el instituto, con mis pintas, era el 'pringao'», recuerda entre risas. Fue empapándose de la música urbana y aprendiendo de forma autodidacta. También se metió en el mundo del videoclip, trabajando incluso para artistas como Yung Beef. Hasta que un día, sintió que tenía algo que decir y que debía hacerlo en primera persona. «Dejé de currar para otros y empecé a apostar por mí».

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Esa apuesta lo ha llevado a fusionar lo urbano con el folclore charro, lo cual no fue entendido de inmediato, pero aún así fue ganándose la aceptación del sector más tradicional.

Lemus no se queda en la superficie: investiga, lee libros, bucea en foros sobre folclore y, sobre todo, experimenta. Asegura que sus referentes van desde C. Tangana, a quien admira por su capacidad de materializar ideas, hasta Toña la Negra, icono de la música mexicana de los 60. En su playlist cabe de todo, desde Bad Bunny hasta piezas de piano clásicas.

Para él, la música no es un producto de consumo rápido. «Hoy en día falta profundidad. Yo quiero hacer discos que puedas seguir descubriendo dentro de cinco años». Y ese nivel de implicación se nota en sus canciones. 'Los Ojos de mi Charra' fue el primer tema con el que sintió que hacía música de verdad. Con 'Vetonia', exploró su faceta como productor. Pero 'Cielo de Encinas' es su obra más íntima, un homenaje a su padre que compuso junto a su madre. «Esa letra la vomité, el cuerpo me lo pedía. Es lo más personal que he hecho, es un mensaje a mi padre de que estamos bien».

También cuida al detalle lo visual. Con 'La Primera Cena Charra', una de sus performances más llamativas, nació con la idea de recrear «La última cena» de Da Vinci en clave salmantina. Encargó la obra a la artista Lidia Vecino Bécares, quien en solo cinco días pintó un lienzo de 2x2 metros. «Al principio no quería ponerme en el centro, no quiero ser el salvador de nada, solo aportar mi visión. Pero Lidia insistió en que tenía que ser yo».

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Sin miedo a fallar, sin miedo a crear

Lemus es un contador de historias. No se considera músico ni director de nada, sino alguien que simplemente escribe y ejecuta lo que imagina. Su método es el de toda la vida: prueba y error. «Soy un amante del fallo. Si no pruebas, no sabes si una idea es buena o mala». Y él no deja de probar. Porque lo tiene claro: «Moriré haciendo arte, pobre o rico, pero haciendo arte». El próximo jueves, 27 de marzo, continuaremos descubriendo más historias de 'Berrako', saldrá a la luz su nuevo tema donde la evolución del folclore continúa con 'La Clara'.