Ideas y desafíos para traer a Salamanca la 'moda' de los ascensores urbanos

Salamanca se suma a la moda de los ascensores y escaleras mecánicas, una solución de accesibilidad que durante años fue una rareza o una excentricidad, y que ahora se está popularizando en las ciudades. El municipio instalará su primer elevador para salvar un desnivel desde la Gran Vía hasta la calle Asadería, en una zona de protección patrimonial, a unos centenares de metros de la Plaza Mayor, lo que condicionará la actuación.

De momento, la actuación está en una fase inicial. Se ha compartido con los vecinos de la zona del Bretón y se ha dado luz verde a los técnicos para que redacten el proyecto y solucionen la parte técnica para instalar este primer ascensor urbano de la ciudad.

Sobre el terreno, el problema son los 30 escalones que separan el nivel de la Gran Vía y el primer tramo de Asadería, una plazuela a mitad de camino entre la gran arteria y la plaza de San Cristóbal. El elevador se tomará en Gran Vía y los usuarios se bajarán a la altura de la calle Doña Petronila, la calle sin salida a la izquierda según subimos.

Eso da una idea de la solución que se va a adoptar, ya que el ascensor estará en ese lado de las escaleras. La solución en otras ciudades para proyectos similares ha sido montar una estructura de vigas metálicas y una cabina que salvara la diferencia de altura, pero hay otras opciones como un conjunto de plataformas. En este caso, habrá que definir qué se quiere hacer y el uso que se le va a dar, los riesgos de vandalismo y el entorno.

Si se colocara a la derecha, estaría demasiado cerca de las viviendas y acabaría frente a la fachada del edificio de Asadería número 4, que está protegido. Se trata de una construcción de estilo racionalista, datada en 1935 y de notable factura, que ahora ocupa un negocio de restauración que sigue la tradición del lugar; es obligatorio conservarlo y mantener sus valores.

En el entorno hay más edificios protegidos, como el propio de Gran Vía 57, cuya fachada da a las escaleras; o el que ocupaba Educación, en Gran Vía 53, con lo que no encajaría que el ascensor ocultara esta construcción y empobreciera el entorno. Eso da una idea de otro de los retos, que será definir un proyecto que logre integrarlo en el entorno de manera correcta. La idea es que se haga a lo largo de 2024, puede que con financiación de algún programa europeo.

La medida ha sido consensuada con los vecinos que hace tiempo pedían una solución para hacer accesible este trayecto desde la Gran Vía, que tiene mucho tránsito. Los 30 escalones son un obstáculo difícilmente salvable para personas con mayores o con dificultades de movilidad. Su único elemento de accesibilidad es un pasamanos adosado a la fachada por el lado derecho.

La idea, no obstante, no es de ahora. Hace años que la asociación de vecinos del Bretón solicita en los presupuestos participativos un plan integral de accesibilidad y mejora para este barrio, el de San Cristóbal-Las Claras. Es un cuadrado que abarca la franja entre Gran Vía y Canalejas de Sancti Spíritus a Calatrava.

La asociación, que no estaba entre las presentes en la foto de la reunión con vecinos difundida por el ayuntamiento, planteó tiempo atrás actuar en la cuesta de Sancti Spíritus y en la accesibilidad de otras calles empinadas que unen Gran Vía con la parte alta del barrio.

Con este ascensor, la conexión peatonal entre la Gran Vía y el paseo de Canalejas será plenamente accesible a través de las calles Asadería, Pinto, plaza de San Cristóbal, Bodegones y Grillo. Esta actuación complementa la que se realizó en las escaleras que existen entre la calles Asadería y Pinto, que incorporaron una rampa, y las que comunican la plaza de San Cristóbal con la calle Bodegones, donde se construyeron sendas pasarelas.

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