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El bus urbano que llega a la Plaza Mayor se ha despedido con las obras de peatonalización que afectan al último trayecto que tenía por el centro. Cuando acaben, antes de final de año, está previsto que las pocas líneas que todavía pasaban por el corazón de Salamanca dejen de hacerlo y no vuelvan a hacerlo: de hecho, las paradas están ya en la Gran Vía.
El trayecto entre la calle Correhuela y la plaza del Poeta Iglesias, con salida por la calle San Pablo, será 100% peatonal una vez finalicen las obras de transformación, previstas para cuatro meses y que se han iniciado hace unas semanas. Con el previsible parón o interrupción por las Ferias y Fiestas, la zona va a dar una vuelta de tuerca más a su peatonalización, ya casi total, cuando finalicen las actuaciones previstas de peatonalización y renaturalización que se están ejecutando en dos proyectos, el del Plan de recuperación, transformación y resiliencia y el LIFE Vía de la Plata.
El eje Correhuela-plaza del Mercado-Poeta Iglesias-San Pablo concentra en unos cientos de metros los trabajos de estos dos proyectos. El cambio incluye lo habitual: eliminación del asfalto, sustitución por losas y adoquines, ampliación de zonas para peatones, plataforma única, renovación de alumbrado y más vegetación, incluído un gran árbol que ya tiene el sitio preparado, parterres.
Este tipo de actuaciones se han multiplicado por la ciudad que, aprovechando los fondos europeos, ha ejecutado obras que estaban previstas desde hace años y que llevaban un ritmo de ejecución menor. Con esta financiación, se han podido desarrollar todos los planes para la progresiva peatonalización de la ciudad, lo que ampliará el espacio para turistas y viandantes, junto con el disponible para negocios y terrazas.
Según puntualiza el ayuntamiento, los proyectos se han ejecutado para ampliar el espacio disponible para los peatones y no para terrazas porque, de hecho, no se han concedido más licencias ni se ha ampliado el número de veladores. Sin embargo, la realidad es que ese nuevo espacio marcado por adoquines ha sido ocupado ya por sillas y mesas que han avanzado la línea más allá de donde estaba.
Pero el mayor cambio va a ser el del tráfico porque está previsto que se limite todavía más el tráfico en todo el centro y el casco histórico quedará peatonalizado casi al 100%, aunque sigue manteniendo una intensa circulación. No obstante, cuando acaben las obras, el bus urbano perderá su parada más próxima a la Plaza Mayor y dejará de recorrer este eje, el último abierto al transporte público en el centro histórico.
El recorrido está restringido a la circulación desde hace cerca de dos años cuando, durante la crisis del Covid, se decidió hacer un ensayo anticipado de lo que sería peatonalizar todas las calles que estaba previsto transformar en un proceso que, a finales de 2023, culminará 50 años de evolución.
Entonces, se decidió que el bus urbano accediera por Correhuela hasta la plaza del Mercado sólo hasta las 15.00 horas para, después, dejar más espacio a peatones y terrazas. Los vehículos de las varias líneas hacían este trayecto para parar en los soportales y a la altura de plaza del Peso. Eso se acabó con el inicio de las obras, aunque ya se sabía que era una solución provisional y que su futuro era el cierre casi total al tráfico con la entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones.
En el documento del proyecto se confirma con respecto al bus que «las líneas que operan la zona dejarán de hacerlo con motivode la integración de toda esta zona a los itinerarios peatonales con que ya cuenta la ciudad» lo que afectará tanto a la curva que hace Correhuela con Pozo Amarillo como a la línea de los soportales.
El trayecto ha quedado cortado al tráfico hasta que finalicen las actuaciones que abarcan todo el recorrido desde el acceso por Correhuela hasta la salida por la Puerta de San Pablo, con ramal por plaza del Peso, Varillas y Gonzala Santana, las principales calles afectadas por las dos actuaciones.
En estos momentos, se está trabajando en dos obras. La primera, una de las peatonalizaciones, que afecta a dos zonas: por un lado, el trayecto entre Correhuela y plaza del Corrillo y, por otro, en el avance del corredor Verde que atraviesa el centro desde la puerta de Zamora hasta el Museo de Automoción; después vendrá la actuación en varias calles en torno a la plaza del Peso y Varillas.
Las obras han empezado en el entorno de la plaza del Mercado Central, donde el espacio disponible se va a configurar de otra forma. Está previsto ampliar la plataforma única ya presente, pero el espacio que se gane junto a los soportales será la nueva parada de los taxis. El lugar junto a las escaleras donde estacionaban hasta ahora se ganará para los peatones.
Además, ya se ha retirado el asfalto en la plata del Poeta Iglesias para sustituirlo por losas y se ha instalado un adoquinado que ha ampliado la zona de acera, algo que ya ha sido aprovechado por algunos establecimientos hosteleros para colocar sillas, mesas y mobiliario de terraza. En paralelo, se ha creado el parterre y el espacio previsto para el futuro gran árbol de Salamanca junto a la escultura.
Por último, se está actuando en el primer tramo de San Pablo frente a la plaza del Peso, donde se ha creado un parterre justo en el lugar donde estaba la parada del bus urbano que utilizaban las líneas que enfilaban hacia por esta calle hacia la plaza de Colón. Eso haría imposible que la parada se mantuviera en el mismo lugar.
Esta es la segunda parada que se retira, junto con las de los soportales de la Plaza Mayor, dado que los autobúses urbanos dejarán de hacer este trayecto en un futuro, cuando se acaben las obras de peatonalización y se ponga en funcionamiento la Zona de Bajas Emisiones, que afecta a todo el centro y que tendrá su principal núcleo en las calles del casco histórico.
Por ahora, la solución ha sido bajar las paradas inhabilitadas por las obras a la Gran Vía. Una solución que toma visos de definitiva con el traslado a un punto junto a San Julián de la marquesina que daba cobijo a los usuarios de la parada frente a plaza del Peso. La Gran Vía forma parte de la zona de bajas emisiones y podría verse afectada por restricciones, pero según la intención del consistorio serán menores que las de las calles puramente peatonales.
Cuando terminen las obras y entre la ZBE, no sólo dejará de pasar el bus, sino que el tráfico estará todavía más restringido y controlado con las numerosas cámaras azules que registrarán vehículos y matrículas. Habrá permisos para residentes y garajes y excepciones para emergencias, carga y descarga o los hoteles, pero la idea es expulsar el coche del centro.
De este modo, la tradicional parada junto a la Plaza Mayor pasará a la historia, algo que ya se ha comunicado a los empresarios del Mercado Central de abastos, que están entre los principales afectados.
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