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CARLOS G. FERNÁNDEZ | BORJA CRESPO
Martes, 13 de diciembre 2022, 12:26
Disney ha rescatado a uno de los personajes más célebres de su filmografía de los años 80. El legendario mago Willow vuelve años después de lo sucedido en la película original en una secuela que ha generado opiniones dispares entre los espectadores. Los hay ... que han acogido con nostalgia al héroe que los acompañó durante su infancia y otros a los que les ha dejado indiferente este regreso. La serie, todavía en emisión, se estrenó el pasado 30 de noviembre.
Dos redactores de Pantallas se posicionan a favor y en contra de este título de ocho capítulos, que seguirá estrenando entregas hasta enero de 2023.
A favor. Carlos G. Fernández
Está claro que ningún 'reboot' es fundamental. La necesidad de esta serie es algo muy relativo, y si nos podemos a pedirle que venga a reinventar el futuro de las series vamos muy perdidos. Pero la nueva 'Willow' tiene una serie de aciertos concretos que quiero destacar, además de una sensación general importante y que no todas las series tienen tan asegurado: es divertida.
Otra serie más de fantasía medieval. Santo cielo, vaya año. Precisamente, quien quiera ser agudo verá como 'Willow' se va asomando a los mismos abismos que 'La casa del dragón' y 'Los anillos de poder', que analizamos aquí en profundidad hace pocos meses. Uno ve avanzar la trama y detecta dónde fallaron las otras y aquí, milagrosamente, se sale indemne, se toma una vía creativa. Detecto una naturalidad (aunque me consta que no le pasa a todo el mundo) que hace de la serie algo muy fluido. Quizás lo que no tiene 'Willow' es la gran losa que suponían las precuelas de las otras, porque la 'Willow' original se parece muy poco a la colosal maquinaria de éxito que traían detrás los anillos y los dragones. Es una película a la que todos le tenemos un cierto cariño, pero no una devoción ciega: sus errores son enormes y evidentes, y los nuevos showrunners han hecho muy bien en irse por la tangente e inventarse prácticamente todo desde cero. Y, para mi gusto, lo han hecho más que bien.
Y la clave de esta frescura está en dos cosas: el guion y los intérpretes. Estos elementos son el fundamento de toda producción, aunque nos encante fijarnos en la fotografía, el montaje o la dirección de arte. Y los diálogos, al contrario que en esas otras series, son ágiles, sarcásticos y con gracia (al menos en inglés). El personaje de Boorman (el nuevo Madmartigan, idéntico en casi todo) es especialmente bueno en estos intercambios dialécticos totalmente propios de nuestros tiempos. Hay chanzas que incluyen temas de hoy, como en el inicio del tercer episodio, donde le está contando una historia épica a la (insoportablemente adolescente) princesa Kit, ella interrumpe todo el rato y Boorman se queja del «attention span» de los jóvenes (que ya no saben mantener la concentración en nada, especialmente en las historias épicas). Esta madurez en la autoparodia me parece lo más atractivo, pero más que suficiente, de la nueva 'Willow', que ha solucionado los problemas de la película y nos propone una nueva aventura que podemos ver sin ninguna tara arrastrada de antes. Bueno, quizás una: ya que le están evocando todo el tiempo… ¿acabará reapareciendo el enigmático Val Kilmer?
En contra. Borja Crespo
Está bien que exista 'Willow', la serie recién estrenada, para aquellos que recordamos con cariño la película ochentera, aunque vista ahora no haya envejecido demasiado bien (revisar ciertos títulos de antaño no siempre es una buena idea). Pero si no existiera, tampoco pasaba nada -atrás quedó la ilusión que nos embriagó cuando se anunció el proyecto-. El acoso -y derribo- a nuestra memoria emocional empieza a ser preocupante, por obra y gracia de la cultura de la nostalgia, o más bien el negocio. Resulta incomprensible, tras fiascos creativos como 'Obi-Wan Kenobi', y más de una serie de Marvel de última hornada, que la todopoderosa Disney no cuente con los mejores profesionales imaginables para afrontar una narrativa relativamente fácil, salvo en las escenas de acción, donde siempre se puede contratar a equipos especializados en la materia. No es el caso, una vez más. Parece que la temática de espada y brujería se ha agotado en la televisión -menos mal que existe 'Irati' en formato largo-, al menos en lo referente a la búsqueda de trazas de originalidad. Correr de aquí para allá, consiguiendo cosas, rescatar a alguien secuestrado y seguir el camino, de atrás hacia adelante, y viceversa, hasta el enemigo final, parece la única trama posible. Esta situación, cansa en exceso. Nadie ha vuelto a exprimir esta táctica con energía desde 'Mad Max: Fury Road'.
'Willow' resulta pobre de imagen, quizás buscando lo retro para acercarse al filme original, pero su estética cariacontecida acerca más el resultado a series tipo 'Xena: la princesa guerrera', sin su encanto catódico. Está lejos de 'La rueda del tiempo', y de tantas otras propuestas que se fotocopian sin rubor, con la sombra de Tolkien sobre sus cabezas. La aventura arranca con algo de gracia, rememorando la película, pero va desinflándose con un desarrollo soporífero. Curiosamente, cuando aparece el mismísimo Willow cae el castillo de naipes, cuando debería de provocar la sensación contraria. El tono se pierde, hay escenas mal montadas y realizadas, con un sentido de la épica inexistente. Disney no ha puesto toda a carne en el asador. Ofrecer al espectador más de lo de siempre, sin ritmo, con algunos momentos sonrojantes, sobre todo en cuestiones de vestuario (salen dos leñadoras en pantalones vaqueros, con sombrero de cowboy, rompiendo esquemas), es digno de estudio. Es todo aleatorio.
De nuevo una persona elegida por una profecía juntará un ejército para luchar contra la oscuridad. De nuevo jugamos al mismo videojuego para ir pasando pantallas, con personajes que son entrañables porque sí, no por su comportamiento y carácter, o la forma en que interactúan con los demás. Es llamativa la retahíla de absurdas persecuciones por el bosque que no aportan nada, con encuentros entre héroes y villanos a base de diálogos repetitivos y peleas de barrio que no suman información a la aventura. Es preocupante la infantilización de la ficción. Ahí está también la «harrypotterización» de 'Miércoles', por tomar otro ejemplo cercano en el tiempo, donde Tim Burton ni está ni se le espera. Más interesante hubiera resultado ver a la pequeña de los Addams ya crecida, interpretada por la propia Christina Ricci, teniendo algo que aportar en un mundo delirante y hostil, paralelo al actual. 'Willow' no parece tener remedio. Lo más caduco del filme que protagonizó en su día Val Kilmer, al que se echa de menos, es lo que predomina en esta revisitación incomprensible. Llevamos un año complicado los amantes de la fantasía. 'Los anillos de poder' no va a ser finalmente el mayor fiasco de una cosecha anual extraña en términos artísticos.
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