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Imagen del capítulo 5. RC
Crítica Obi Wan Kenobi episodio 5 en Disney: El comodín Lord Vader

Crítica de 'Obi Wan-Kenobi' (1x05): El comodín Lord Vader

A las puertas del desenlace, el quinto episodio de la saga protagonizada por el Caballero Jedi se antoja más funcional y menos sonrojante, con algún giro que deja entrar la luz

Jueves, 16 de junio 2022, 08:47

El viejo. La niña y el viejo. Varias veces mencionan así a Ewan McGregor en 'Obi-Wan Kenobi'. Sin caracterización alguna. Sin peinar canas. Ewan McGregor, 51 años. Un viejo. Así tienen que tirar de la nostalgia del personaje para que el espectáculo tenga algo ... de enjundia. La niña, la pequeña Leia, apenas tiene protagonismo en el quinto capítulo. El peso de la acción cae a plomo sobre una única línea argumental de interés sobre la cual se sostiene a duras penas todo lo demás: la confrontación entre Lord Vader, el otrora padawan, y el lobo solitario Ben. Maestro y aprendiz ahora son enemigos acérrimos. Lo suyo es como Tom y Jerry, como el Coyote y Correcaminos: uno persigue al otro desesperadamente para darle matarile, el otro huye despavorido porque no quiere plantar cara a la culpa (que va de negro). Solo puede quedar uno, pero como espectadores sabemos que lo suyo no se resolverá hasta 'La Guerra de las Galaxias', aka 'Episodio IV: Una nueva esperanza'. Con lo cual, por mucha tensión que haya, o más bien que pretenda haber, queda por delante mucho partido y no van ni a lesionarse. El duelo entre ambos personajes icónicos es el centro del relato hasta el punto de que se devora a sí mismo. La quinta entrega lo deja claro con varios flash-backs que nos devuelven a Hayden Christensen, cuya carrera cinematográfica no ha dado, de momento, lo que prometía.

A las puertas de la conclusión de la primera temporada con su próxima entrega, la sexta y última, queda claro que la serie 'Obi-Wan Kenobi' va dirigida a esos padres del mundo fans irredentos de 'Star Wars', los mismos que transmiten a su progenie con pasión su devoción por la saga, como otros perpetran con el fútbol, con espadas láser de plástico y naves en miniatura en vez de bufandas y camisetas de marca. La futbolización de la sociedad se extiende al entretenimiento, ya secuestrada la política y la vida. Todo es blanco o negro, a favor o en contra, conmigo o contra mi. Los colores mandan y aunque el equipo lleve una campaña nefasta, siempre agitaremos la bandera y defenderemos su gesta. Así puede entenderse el posible disfrute de una propuesta que hace flaco favor a los personajes clásicos, a pesar de la total entrega de McGregor. Con la imaginería sobreexplotada de George Lucas cambiamos el estadio por la multipantalla. El paladar se atrofia, inevitablemente, si se le acostumbra a tragar cualquier cosa.

Imagen de la serie 'Obi Wan'. RC

'Obi-Wan Kenobi' no mejora su deriva en su quinta parte, aunque aguanta el timón. Se calma, no hay escenas sonrojantes, como en anteriores desventuras y abre un hilo de esperanza para el inminente desenlace. Hay un asalto con más figuración de lo habitual. Los soldados imperiales lucen más, a diferencia del anterior capítulo, donde no parecía haber suficientes para controlar a Leía haciendo guardia, ni para vigilar la nave con sus pasillos desolados. No obstante, sigue la sensación de que falta producción y de déjà vu. La batalla tiene poco fuste en el cuerpo a cuerpo cuando hay más de dos elementos en juego y una vez más la presencia de Darth Vader eleva la temperatura, el despiadado asesino de niños (¡qué pérfido es!). Hay un giro sugestivo, relativo a la Tercera Hermana, que no termina de encajar, resuelto con pereza, pero abre una puerta por la que entra aire fresco. En el otro lado de la balanza -atención megaspoiler- se cargan algún personaje de interés de nuevo cuño sin apenas épica (aunque la música lo intenta y salva ciertos momentos). La pelea entre sables rojos es lo mejor. Vamos a pensar que hasta ahora todo ha sido un espejismo y la serie va acabar en alto, con un cliffhanger de escándalo -aquí lo ahí, apelando de nuevo a la nostalgia- y alguna sorpresa -también la hay, algo fulera-, para que se nos olvide la dura travesía y el Caballero Jedi y sus colegas encuentren el sitio que les corresponde.

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