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En la introducción del episodio piloto de 'Feud: Capote vs The Swans', tras una conversación que marcará el tono de la serie, se pronuncia una frase y hay una mirada. El personaje de Naomi Watts acaba de contarle, durante diez minutos, una intimidad de extraordinaria ... relevancia a Truman Capote. La frase: «el único que podría hacerme daño eres tú». La mirada: la de Capote a cámara, como advirtiéndonos de que sí, de que eso es exactamente lo que va a pasar.
Tras un primer vistazo a la serie, que tiene recién publicados dos episodios en HBO Max e irá creciendo estas semanas, constatamos que puede convertirse en fenómeno. La promesa de 'Feud' es clara y perfecta para nuestra época: observen a estos ricachones despellejándose entre frases inteligentísimas y enardecidos sentimientos. Ya lo hizo en la temporada anterior con la enemistad entre Joan Crawford y Bette Davis, llevada al extremo durante el rodaje de '¿Qué fue de Baby Jane?', absoluta joya del Hollywood de los sesenta, en parte ayudada por la rivalidad real y empujada por la polémica.
En este caso, el elemento incendiario real fue la publicación en 1986 de 'Plegarias atendidas', el libro donde Capote desvela punto por punto las intimidades de ese grupo de mujeres ricas de Nueva York y sus círculos de influencia. Es, por supuesto un maestro de la intriga y la puñalada. La editorial Anagrama, sabiamente, nos está recordando estos días que la obra está disponible en su catálogo para quien quiera profundizar y buscar las siete diferencias entre las dos narraciones, ninguna necesariamente real al cien por cien.
Porque ahí está parte de la gracia de todo esto, que desde el principio nos van dejando caer: «jamás confiaría en un escritor, al final siempre tiene la última palabra». Hay que coger con pinzas todo lo que leamos y veamos, y volvemos a un viejo dilema: la obra artística corre el riesgo de suplantar la realidad, a la vez que multiplica el alcance de la historia. Y nadie mejor que Truman Capote para darle vueltas a todo esto, al fin y al cabo fue el autor de 'A sangre fría', hito tantas veces replicado en el abanico inmenso que va del más excelente periodismo narrativo al docu-reality más chabacano. Todo el que juega a presentar la realidad sabe que en mayor o menor medida la manipula. Y aquí hay un juego así, que potencialmente tiene muchas capas. Es fascinante verle contar la primera historia, moviendo las manos como un director de orquesta, con el público a sus pies fascinados por la oratoria. Pero él sabe romper el ritmo: «Pues no, eso no es lo que pasó».
Hacía falta un gran Capote (ya los ha habido, claro, sin ir más lejos el genial Philip Seymour Hoffmann), y Tom Hollander parece una muy buena opción. Algunos le conocimos bien en la muy siciliana segunda parte de 'The White Lotus', aunque nos sonase de exitosas franquicias de piratas. La serie propone saltos temporales continuos que nos hacen conocerle a lo largo de toda su historia, y contrastar sus momentos álgidos con sus peores situaciones. Pasas de ver derrumbarse a una de las cisnes a verle a él en un pésimo momento, pero veinte años después. El elenco femenino, como bien se ha publicitado, es de ensueño (Diane Lane, Calista Flockhart, Demi Moore, Clöe Sevigny, la citada Naomi Watts…). Veremos cómo se van repartiendo los episodios y el protagonismo que cobra cada una al final. Lo dicho, la serie promete, con casi todos los episodios dirigidos por Gus Van Sant, y la veremos evolucionar, eso sí, sin fiarnos mucho de nuestros narradores, que juegan a la exageración y el despiste y siempre guardan bajo la manga la posibilidad de traicionarnos.
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