mikel ayestaran
Domingo, 31 de julio 2022, 11:03
Bagdad despierta con la mirada puesta en la Zona Verde, donde se encuentra el Parlamento que por segunda vez en 72 horas han asaltado los seguidores de Muqtada al-Sader. Miles de personas leales al clérigo chií han pasado allí la noche y no se ... moverán hasta recibir la orden de su líder político y espiritual. Sin apenas resistencia de las fuerzas de seguridad, los manifestantes cruzaron los puentes sobre el Tigris, penetraron en la que, sobre el papel, es la zona más segura del país, profiriendo gritos contra la corrupción, la designación del nuevo primer ministro y la injerencia de Irán en los asuntos internos de Irak. Al menos 125 personas resultaron heridas y Mohamed al-Halbousi, presidente de la Cámara, informó de la suspensión «hasta nuevo aviso» de las sesiones.
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El interior de un recinto nacido con el espíritu de gestionar la vida de todos los iraquíes, de toda confesión y etnia, se ha convertido en un santuario a los Al-Sader y del chiÍsmo. Los manifestantes portan retratos de Muqtada, de su padre, el Gran Ayatolá Mohamed Sadeq al-Sader, y de su tío, Mohamed Baqer al-Sader, ambos ejecutados por Sadam Husein, y emplean los pasillos para emular las marchas de la festividad de Ashura, cuando se golpean y lloran al recordar la muerte del Imam Husein en la batalla de Kárbala. «Los manifestantes anunciamos una sentada hasta nuevo aviso», dijo el movimiento de Al-Sader en un breve comunicado difundido por la agencia estatal de noticias INA.
Este clérigo de 49 años ganó las elecciones de octubre y obtuvo 73 escaños, pero en los últimos meses ha sido incapaz de tejer las complicidades necesarias para lograr la mayoría suficiente para formar gobierno por su rivalidad con el resto de fuerzas chiíes. Ante la falta de apoyos, el clérigo ordenó a sus diputados abandonar la Cámara hace unas semanas y ahora plantea un pulso al sistema desde las calles. Las dos veces que el resto fuerzas políticas han planteado la designación de Mohamed al-Sudani como nuevo jefe de ejecutivo, Al-Sader ha boicoteado el proceso y ordenado a los suyos asaltar el Parlamento. Si el miércoles los manifestantes recibieron la orden de salir de la Cámara a las pocas horas, en esta segunda ocasión parece que han entrado para quedarse.
«Veinte años después de la caída de Sadam Husein, Irak debe elegir entre una gran milicia o varias milicias pequeñas, pero no menos corruptas y sangrientas. Los iraqués merecen algo mejor», reflexiona el analista Hayder al-Khoei en su cuenta de Twitter. Al-Sader estuvo al frente del Ejército del Mahdi, azote de Estados Unidos durante los primeros años de la ocupación, la formación está ahora oficialmente «congelada», pero el clérigo dispone de las Brigadas de la Paz. En frente tiene ahora a los brazos políticos de varias milicias pro iraníes que han crecido a la sombra de la guerra contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
En estas dos décadas los iraquíes han sufrido tres guerras, entre ellas el brutal choque sectario entre suníes y chiíes, y ahora se enfrentan a una cuarta debido al choque frontal entre los chiíes. Esta es la secta mayoritaria del Islam en el país y durante estos años sus partidos han gobernado a base de alcanzar consensos, pero esta vez el acuerdo parece muy lejano y el sistema está bloqueado. Al-Sader se erige en defensor del nacionalismo iraquí y pide a Irán que detenga su enorme injerencia; el resto de partidos chiíes, sin embargo, agradecen el papel de la república islámica y recuerdan su rol en la victoria contra el califato establecido por el EI. El Líder Supremo de Irán, Alí Jamenei, calificó la ocupación del Parlamento en Bagdad de «sedición».
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Ante lo impredecible de la situación, el presidente de la región autónoma kurda, Nechirvan Barzani, llamó a todas las partes a celebrar un encuentro en el Kurdistán para intentar superar las diferencias internas. El llamamiento no obtuvo respuesta. Expertos como Mohamed Shummary creen que el final de esta nueva crisis «llevará tiempo y derivará en otras elecciones anticipadas. Mi preocupación es que estamos repitiendo la experiencia libanesa de no tener un gobierno de pleno mandato durante mucho tiempo».
La situación de Irak preocupa a la Unión Europea, que este domingo ha emitido un comunicado en el que expresa su preocupación por la ola de protestas. «Estamos preocupados por las protestas en curso y su posible escalada en Bagdad. Instamos a todas las partes a que ejerzan moderación para evitar más violencia», informan desde Bruselas. El organismo «invita a las fuerzas políticas a resolver los problemas a través de un diálogo político constructivo dentro del marco constitucional», añade la nota, que termina recordando el «derecho a la protesta pacífica» aunque siempre desde el «respeto a las leyes y las instituciones estatales».
También la ONU ha reaccionado a la desestabilización del país. Así, su secretario general, António Guterres, ha pedido «medidas inmediatas para reducir la tensión» y la formación de «un gobierno nacional efectivo, a través de un diálogo inclusivo y pacífico, que pueda cumplir sin demora con las demandas de reforma».
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