Liz Truss, favorita para suceder a Johnson, promete ser «dura con la Unión Europea»

Truss recordó a los militantes de su partido en la ciudad de Exeter, en el sudoeste de Inglaterra, que fue ella quien elaboró el proyecto de ley, considerado ilegal, que derogará partes del Acuerdo de Retirada con la UE y elevará la tensión de Londres con Bruselas este otoño. Truss se ha comprometido a eliminar todas las regulaciones comunitarias que quedan en la legislación doméstica antes del final de 2023.

La fase final del proceso electoral para nombrar un sucesor del primer ministro Boris Johnson comienza esta semana, con la recepción por los miembros del Partido Conservador de las claves que les permitirán acceder al voto electrónico. Truss es la clara favorita para ser la próxima jefa de Gobierno.

Se estima que hay unos 160.000 miembros del Partido Conservador, que no publica la cifra exacta a pesar de que ese segmento de población, en torno al 0,3% del censo electoral, cumple un papel tan importante en la gobernación del país. Los expertos creen que los militantes 'tories' votarán en los próximos días, sin esperar a la conclusión del calendario de debates.

Si los miembros del partido ya han decidido su voto, todo señala que Truss será la elegida. Su rival, el exministro de Hacienda, Rishi Sunak, relanzó su campaña prometiendo un recorte de cuatro puntos del tipo más bajo del impuesto sobre las rentas -de 21% a 20% en 2024 y de 20% a 17% de 2024 a 2029-.

Sunak afirma que esa promesa es coherente con su oposición a las reducciones de Truss. Es para él una cuestión de momentos. En la pasada semana, invocó la prudencia y la moralidad para criticar a Truss, porque, según él, el contexto actual de alta inflación no es el adecuado para reducir en torno a 30.000 millones de impuestos, como ella promete; aumentando además la deuda pública, para que la paguen futuras generaciones, según Sunak.

En la reunión de este lunes por la noche en Exeter los miembros del partido ovacionaron la promesa de Truss de revertir los aumentos de impuestos por Sunak. También se le preguntó de dónde saldrán los recursos. Truss le reprocha que es el único ministro que ha subido impuestos y le acusa de seguir «una anticuada ortodoxia» del Tesoro sobre equilibrios fiscales e inversiones. Sunak alega ahora que los bajos impuestos a las empresas han fracasado en las dos últimas décadas como impulso de la inversión y la competitividad.

Sunak parece estar perdido. El ministro de Hacienda interino, Nadhim Zahawi, ha hecho público su apoyo a Truss, elogiando su optimismo frente al «fatalismo» de Sunak. Otros miembros del Gabinete actual y del anterior se han sumado a la lista apoyos a la favorita. La ministra de Cultura, Nadine Dorris, que acusa a Sunak de ejecutar un golpe contra Boris Johnson, ha publicado una imagen de Sunak acuchillando al ex primer ministro, al estilo de Bruto en la Roma de Julio César.

La campaña de Sunak cambia de dirección cada día para evitar la derrota. Si este lunes es la emulación de Truss en la reducción de impuestos, el pasado sábado era un compromiso de batallar con la corrección política, o cultura 'woke', sobre racismo, género o colonialismo. El candidato se comprometió a enfrentarse a «agitadores izquierdistas», para proteger «libertades británicas».

El último sondeo de miembros del Partido Conservador publicado daba, hace diez días, una ventaja a Truss de 62% frente a 38%. Volverán el jueves a debatir en un canal de gran audiencia, la televisión Sky, pero la campaña se centra ahora en las preguntas de los miembros del partido a los dos contendientes en localidades británicas. Las sesiones se emiten en el portal de los conservadores en internet.

Una encuesta tranquilizadora para los que se han preocupado por la respuesta de Johnson y de sus seguidores a la rebelión contra sus continuas mentiras y escándalos la ha publicado un medio 'tory' Conservative Home. Preguntados los miembros del partido si Johnson debería estar incluido en la votación, solo un cuarto afirma que sí. En el caso de que Johnson estuviese entre los elegibles, el 35% de los militantes le votaría como líder y primer ministro.