Borrar
Liz Truss, durante el anuncio de su dimisión frente al número 10 de Downing Street EFE

Liz Truss dimite tras solo 45 días en el cargo al admitir que no puede «cumplir su mandato»

Rishi Sunak se perfila como el favorito para sustituirla al frente del Gobierno, aunque Boris Johnson podría ser también candidato

IÑIGO GURRUCHAGA

Corresponsal. Londres

Jueves, 20 de octubre 2022, 14:45

Liz Truss anunció este jueves su dimisión porque, «dada la situación, no puedo cumplir el mandato para el que fui elegida». Permanecerá como primera ministra del Reino Unido hasta la elección de un nuevo líder en un procedimiento acelerado. Boris Johnson, Rishi Sunak, Penny Mordaunt, ... Suella Braverman, Kemi Badenoch y Brandon Lewis se mencionan como sus probables candidatos.

Los candidatos tendrán que presentar cien nominaciones antes de las 15.00 horas del lunes. Si solo uno logra ese umbral, será elegido como líder. Si son dos o más, habrá una votación del grupo parlamentario. Los miembros del partido elegirán digitalmente a su preferido. El grupo parlamentario conservador suma 357 escaños.

La posición de Truss como primera ministra era inestable desde que despidió la pasada semana a su ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, y lo sustituyó por Jeremy Hunt, que anuló casi todas las reducciones de impuestos anunciadas el 23 de septiembre por su predecesor. La paridad de la libra y el precio de los bonos del Estado mejoraron por la promesa de sobriedad fiscal.

La credibilidad de Truss había sido dañada, su gabinete de simpatizantes parecía inadecuado para gobernar en las nuevas circunstancias y el grupo parlamentario agudizó sus divisiones. La agria dimisión de Braverman como ministra de Interior y el caos en la gestión de sus diputados en la sesión parlamentaria del pasado miércoles confirmaron que el Gobierno no podía garantizar su estabilidad.

Incluyendo el día de su confirmación como primera ministra, el 6 de septiembre, han transcurrido 45 días. Es el mandato más breve en la historia del Reino Unido. Fue acortado además por los actos fúnebres posteriores al fallecimiento de Isabel II durante 11 días. Tuvo tiempo para nombrar miembros de su Gobierno antes de la muerte de la monarca y, tras su funeral, Truss asistió a la Asamblea General de la ONU.

Regresó a Londres el 22 de septiembre y el 23 acompañó a su ministro y amigo Kwarteng en la presentación de un enorme subsidio para congelar los precios de la energía durante dos años y de un mini presupuesto. Era el primer acto significativo de su mandato y lo dinamitó. Los mercados de capitales se inquietaron sobre la evolución de las finanzas de un Gobierno que se endeudaba para reducir impuestos.

La presión de los mercados sobre los intereses de los bonos del Estado obligó al Banco de Inglaterra a intervenir temporalmente. La 'premier' se resignó el pasado viernes a despedir a Kwarteng para salvar su posición. Pero el descrédito era irreparable. Su política de reducción de impuestos constituía uno de los pilares para sustentar el crecimiento de la economía británica, su principal objetivo. El lunes, Hunt, con experiencia ministerial pero nunca en departamentos económicos, adelantó sus líneas de actuación. Derogó casi todas las reducciones de impuestos anunciadas tres semanas antes, limitó el compromiso temporal del subsidio energético y advirtió de la necesidad de tomar decisiones difíciles, como una rebaja en el gasto público.

Truss ha esquivado al Parlamento, dedicando más tiempo a reunirse con miembros del grupo parlamentario para convencerlos de que podía aún ejercer como su líder. La primera ministra reconocía que no preparó el terreno para la presentación de las medidas. Que eran, según ella, «demasiado rápidas y profundas». No ha podido articular ningún argumento que salve la acusación de incompetencia.

Divisiones

Las encuestas indican que los conservadores tendrán que remontar una gran ventaja de los laboristas. El temor o el fatalismo entre los diputados sobre la pérdida de su escaño ha avivado en los últimos días la tensión que desde hace al menos cuarenta años divide a los conservadores sobre la cuestión europea y la gestión de la economía.

Truss se alineó en la campaña con las ideas que promueven los grupos de estudios partidarios de reducir el papel del Estado. Nombró un gabinete de acólitos. Exacerbó así las divisiones. Diecisiete diputados habían pedido públicamente la marcha de la primera ministra o un voto de confianza antes de que anunciara su dimisión, en lo que parecía un intento coordinado de crear una ola que la obligase a dejar el cargo.

Ahora se ve como favorito al exministro de Economía, Rishi Sunak. Truss le acusó de socialista en los debates que le dieron el liderazgo, por haber aumentado los impuestos a un nivel solo comparable con el del tiempo de la posguerra, hace 70 años. Es un multimillonario a quien los miembros del partido le reprochaban no haber sido leal con Boris Johnson.

El primer ministro de los 'parties' y las mentiras disfrutaba de las playas del Caribe cuando se anunció la dimisión. Sus amigos dicen que ha emprendido el viaje de regreso. Otros, que no lo ha decidido aún. En su discurso de renuncia, el 7 de julio, ya sugirió que regresaría a la jefatura de Gobierno. Pero un comité de los Comunes investiga si mintió al Parlamento y, en caso de que fallase que es culpable, sería expulsado de su escaño.

Penny Mordaunt es una política popular por sus maneras directas, aunque con poca experiencia. Braverman y Badenoch darían continuidad a la ideología económica de Truss. Los aliados de Lewis afirman que su candidatura podría aunar a las facciones del partido. No es una tarea fácil en las circunstancias actuales y sus relaciones con oligarcas rusos quizás amargarían su campaña.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

salamancahoy Liz Truss dimite tras solo 45 días en el cargo al admitir que no puede «cumplir su mandato»