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Caroline Conejero
Nueva York
Lunes, 15 de agosto 2022
El número y agresividad de las amenazas violentas publicadas en plataformas de internet contra funcionarios e instalaciones federales han aumentado drásticamente en los últimos días a raíz del registro realizado por el FBI el 8 de agosto en la residencia de Trump en Mar-a- ... Lago, en Palm Beach (Florida). Así lo advierte un memorando interno conjunto de la Agencia Nacional de Investigación y el Departamento de Seguridad Nacional que alerta del súbito incremento de amenazas públicas y del «potencial de extremistas violentos domésticos» que podrían llevar a cabo ataques en territorio estadounidense; posiblemente contra instalaciones federales.
El comunicado interno hace referencia específica a una amenaza detectada para colocar una llamada 'bomba sucia' frente a la sede central del FBI, así como llamamientos a la «guerra civil» y la «rebelión armada». La alerta está vinculada a la fuerte retórica desatada por numerosos legisladores republicanos extremistas en respuesta al registro, así como de diferentes operativos de extrema derecha republicanos que acusan al FBI, al Departamento de Justicia y al fiscal general Merrick Garland de abuso de poder y de perseguir a sus enemigos políticos.
La Casa Blanca se ha tomado con suma atención las amenazas -vertidas sobre todo en redes y foros-, con los nervios a flor de piel tras la experiencia de enero de 2021, con los graves disturbios causados por elementos radicales tras la derrota electoral de Trump, cuyo colofón fue el asalto al Capitolio.
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En Twitter la congresista extremista Marjorie Taylor Greene acusaba a Garland de corrupción y pedía eliminar la financiacion del FBI. El canal de la extrema derecha Breitbar, y el exayudante de Trump Garrett Ziegler han sido fuertemente criticados por hacer públicas en las redes sociales la identidad de los agentes a cargo del registro de Mar-a-Lago. Como consecuencia algunos de ellos han sufrido ya amenazas y episodios de acoso violento.
La incitación a los disturbios se ha materializado ya en varios incidentes a través del país. La semana pasada un seguidor de Trump fue abatido por la Policía tras intentar atacar con un rifle de asalto a agentes del FBI en Cincinnati.
Este sábado pasado, un grupo de extremistas se concentró ante las oficinas de la agencia en Fénix. Y al día siguiente en Washington DC, un individuo colisionó con su vehículo contra una barrera cercana al Capitolio. Mientras el coche se incendiaba, el conductor salió del interior, efectuó varios disparos al aire y a continuación se suicidó. La Policía investiga los hechos para tratar de averiguar el motivo que llevó al conductor, de 29 años y residente en Delaware, a actuar de esa manera y no descarta un origen político.
En medio de este contexto de creciente tensión, un grupo de gobernadores republicanos moderados ha denunciado la «retórica escandalosa» de sus colegas de partido en el Congreso contra las autoridades federales y defendido la operación de registro perfectamente ejecutada de acuerdo a la ley. El responsable del Estado de Maryland, Larry Hogan, calificó ayer los ataques republicanos de «absurdos» y «peligrosos» tras una semana de manifestaciones radicalizadas, incluida la del senador de Florida Rick Scott, que comparó al FBI con la Gestapo. La campaña ha venido acompañada de sustanciosas recaudaciones de fondos bajo el eslogan 'Desfinanciar al FBI'.
Los ultras partidarios del expresidente han realizado llamamientos a tomar las armas contra el FBI en las plataformas sociales y en blogs alternativos. En algunos de estos foros los adeptos a las conspiraciones especulan incluso con una supuesta «conspiración federal», que trataría en realidad de provocar la detención de Trump al calor de las protestas de sus seguidores.
En su primera entrevista desde la operación de Mar-a-Lago, a través de la plataforma digital de la cadena Fox News, el exmandatario advirtió ayer que «van a suceder cosas terribles» en Estados Unidos. Acusado de alentar la violencia y las amenazas dirigidas a los agentes del FBI, Trump reconoció en un momento que la temperatura del discurso público de sus enfurecidos seguidores debe disminuir, en un intento por llamar a la calma a sus seguidores.
No obstante, el magnate volvió a enmarcar el registro e incautación de documentos en su residencia como parte de una supuesta «caza de brujas» política contra él y señaló que el país se encuentra en «una situación muy peligrosa», ya que existe una «gran irritación general a causa de años de fraude». Poco dijo de por qué tenía en su casa material clasificado que debería estar guardado en el Archivo Nacional. El FBI recuperó de Mar-a-Lago un total de 20 cajas llenas de documentos sacados de la Casa Blanca, incluidas las famosas once carpetas con el sello de alto nivel de seguridad nacional.
Por si fuera insuficiente, Trump exigió ayer la devolución de los documentos requisados alegando que le cubre el privilegio presidencial, un argumento sin ningún tipo de fundamento, y aún más baladí, refiriéndose al privilegio abogado-cliente. El supuesto privilegio ejecutivo sólo cubre al mandatario en el ejercicio del cargo y no le blinda de acciones ilegales y delitos penales. Para despertar la hilaridad o el asombro de los americanos, Trump justificó el hallazgo de los dosieres porque «todo el mundo se lleva trabajo a casa» alguna vez. Además, acusó al FBI de «robarme mis tres pasaportes, uno de ellos caducado».
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