La aparición de nuevos partidos ha sido el fenómeno de estas elecciones. En Salamanca hasta 14 formaciones presentaron listas (se ha caído una de ellas por hacerlo de forma incorrecta), el número más alto de concurrentes de la democracia en la carrera por la ... alcaldía en la capital. En todos los casos, ha tenido que hacer frente a un complejo proceso burocrático que les ha permitido llegar a una campaña en la que, con mucha austeridad, están trasladando a los salmantinos una opción política que no es la de los grandes candidatos y partidos.
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El proceso arranca cuando se encuentran motivos para ofrecer una nueva alternativa electoral. «Esto empieza cuando conozco los problemas de autónomos y pymes en Salamanca y las necesidades de las asociaciones vecinales. En una reunión decidimos que Salamanca necesita un cambio real y no lo que nos han vendido», explica José Vicente Martín Galeano, más conocido como 'Chenche', expresidente de la patronal paralela CES y ahora al frente de Por Salamanca.
Tras ese primer impulso, viene un maratón de trámites no apto para impacientes. «El proceso inicial es larguísimo en términos administrativos, pero luego es divertido: al final, dices 'hemos fundado un partido' y es una satisfacción», asegura Miguel Ángel Galán, de Se Mueve Salamanca.
Para fundar un partido, lo primero que hace falta son unos estatutos y un acta notarial de fundación que tiene que ser elevada a escritura pública, para posteriormente registrarlo todo en el registro estatal de partidos políticos. «Es un proceso de paciencia infinita», asegura Galán, abogado de profesión. «Toda la documentación la examinan en Madrid y siempre falta algo o tiene algún fallo. Hasta el último día, no sabes si lo has hecho bien», reconoce.
Ese proceso lleva entre dos y seis meses porque, además del registro, hay que ir cumpliendo una serie de requisitos en plazos concretos. «Es un proceso que nunca acaba, es un bucle infinito. Hay que armarse de paciencia, la burocracia te come», recuerda Galán. ¿Un ejemplo? Una vez inscrito el partido, hay que comunicar hasta dos cuentas corrientes diferentes para los ingresos.
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«Creo que lo que quieren es ponerlo difícil a los partidos pequeños», lamenta Chenche, que relata la odisea para registrar una papeleta que recoja, además de su nombre de DNI, el apodo por el que se le conoce; o las vueltas que ha dado para legalizar una papeleta de Por Salamanca con su cara: «Ha sido un triunfo, la junta electoral la ha dado de paso».
«El modelo de generar un partido está hecho para que no lo hagas, te echa mucho para atrás», opina Galán, «a los nuevos, sin múculo, se les obliga a hacer un esfuerzo«. »Tienes que saber que los papeles que has enviado ya varias veces van a volver«, asegura.
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En cuanto al coste económico, Galán asegura que montar un partido «lleva más tiempo que dinero» por los trámites y que luego el partido queda constituido, «con un montón de cargos». La clave es salir a la calle a hacer una campaña. Según los partidos tradicionales, no es posible hacer una campaña en Salamanca capital por menos de 15.000 euros, contando con que parte de los gastos los financien desde Madrid. Un presupuesto a años luz de lo que tienen las nuevas aventuras políticas.
Chenche evita concretar la cifra porque han recurrido a muchos colaboradores. «El camión escenario de los mítines se consiguió que nos lo cediera una persona, la furgoneta con megafonía la ha asumido un colaborador y hemos gastado en el local», relata sobre los gastos básicos. El escaparate, alquilado por seis meses en la calle San Pablo, es la joya de la corona. Ha costado unos 500 euros al mes y es «la mejora publicidad que hemos hecho, nos ven todos los que van a la Diputación«. También tienen algo de publicidad en medios, caramelos y han pedido incluso montar un debate.
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José Vicente Martín Galeano
Por Salamanca
Galán asegura que Se Mueve Salamanca está haciendo una campaña «austera a más no poder». La 'fiesta' la pagan los afiliados y colaboradores, que hacen aportaciones particulares. Para pedir el voto han hecho lo justo en cartelería, han impreso octavillas, compraron una carpa económica, tienen algunas cuñas en la radio pública y esperan contar con merchandising aportado 'en especie' por un miembro del partido.
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La disponibilidad presupuestaria obliga a hacer renunciad. Por Salamanca descartó poner banderolas en las calles, que se reparten fundamentalmente entre PP y PSOE, que son los que tienen presupuesto: Cs no las pone (tampoco lo hizo hace cuatro años) por su alto coste. El partido, con 30 candidatos, se financia con aportaciones de los afiliados y colaboradores, que también hacen todo el trabajo, desde plantar la carpa y llevar cajas o poner el escenario.
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Van a ser dos semanas intensas de trabajo, sin grandes expectativas de lograr entrar en la corporación, pero en los pequeños partidos también hay visión de futuro. «Si no salimos, volveremos a presentarnos porque Salamanca lo necesita», dice Chenche. «Hemos creado el partido no sólo para estas municipales, queremos ver cómo responde la ciudad y nos seguiremos presentado», dice Galán. Una forma de amortizar los meses de trámites para poder entrar en el club de los partidos políticos.
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