En las antípodas de Jose Luis Mendilibar, un ejemplo de normalidad y deportividad, José Mourinho quedó una vez más retratado en Budapest y se expone a una dura sanción de la UEFA. El técnico de la Roma, que no confirmó su continuidad a pesar de ... tener un año más de contrato y según algunas fuentes podría emigrar al PSG, acaparó el protagonismo negativo de una interminable final de la Liga Europa que se cerró con el triunfo por penaltis del Sevilla después de 147 minutos de batalla.
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Además de sus constantes protestas desde el banquillo, de su enfrentamiento con el sevillista Joan Jordán, de sus malos modos sobre el césped del Puskas Arena, de entregar su medalla de plata a un aficionado y de cargar contra los colegiados ante los periodistas, diciendo incluso que parecían «españoles», el técnico luso volvió a elegir un aparcamiento para esperar a los árbitros y desatar su ira contra ellos.
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«Es una puta desgracia, una puta vergüenza, por la puta cara y 'fucking' (jodida) UEFA», fueron algunos de los improperios dirigidos por Mou al británico Anthony Taylor y a sus ayudantes una hora y media después de la derrota. No es la primera vez que el luso monta un número así. En enero de 2012, cuando entrenaba al Real Madrid, esperó a Teixeira Vitienes y a sus asistentes en el parking del Camp Nou y espetó al árbitro cántabro aquello de «vaya artista, cómo te gusta poder joder a los profesionales».
Mourinho, el mismo que metió el dedo en el ojo a su colega Tito Vilanova en plena trifulca de un clásico, atentó en Budapest contra varios principios de la UEFA recogidos en su Código Disciplinario. Sobre todo, contra las normas básicas de comportamiento recogidas en el artículo 11, donde se exige respetar las reglas del juego y cumplir con los principios de «conducta ética, lealtad, integridad y deportividad». Y se refiere más en concreto conductas insultantes, no decentes o que desprestigien al fútbol y a la UEFA. Además, según estipula el artículo 15 de ese Código Disciplinario, Mou se expone a un mínimo de dos partidos «por insultar o dirigir lenguaje abusivo a un árbitro».
Existen varios precedentes que agravan el compartamiento de Mourinho en Budapest. Así, en 2011 la Comisión de Control y Disciplina de la UEFA le suspendió durante cinco partidos, aunque el último quedó en suspenso, y le multó con 50.000 euros por sus declaraciones tras la ida de semifinales de Liga de Campeones contra el Barça. Un año antes, Mou fue inhabilitado dos partidos, uno de los cuales también quedó en suspenso dependiendo de su compartamiento en los tres años siguientes, por forzar la tarjeta de Xabi Alonso y Sergio Ramos ante el Ajax.
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