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Demi Moore (62 años), Madonna (66 años), Melanie Grifith (67) y Lara Flynn Boyle (54 años).
Midorexia o cómo el pánico a envejecer puede destrozarte la cara

Midorexia o cómo el pánico a envejecer puede destrozarte la cara

Se trata de un temor irracional y desmedido al paso de los años, a perder ese aspecto juvenil que las redes sociales y la publicidad venden como sinónimo de éxito y belleza

Jueves, 5 de diciembre 2024, 00:18

La reciente aparición de la actriz Lindsay Lohan para presentar su nueva película tras meses desaparecida del ojo público ha dejado a sus seguidores con la boca abierta por su más que evidente cambio físico. No cabe duda de que el rostro de la protagonista de 'Chicas Malas' o 'Navidad de golpe' luce mucho más joven, pero la transformación es de tal calibre que cuesta hasta reconocerla. Ha pasado de 38 a 28 años de un plumazo. Pese a que ella insiste en que su rutina de belleza es «muy sencilla», los expertos llevan días elucubrando sobre los diferentes tratamientos estéticos a los que se ha sometido la actriz para explicar semejante cambio.

La lista es interminable: desde una combinación de tratamientos inyectables tipo botox (rellenos de labios, mejillas...) a procedimientos quirúrgicos como una blefaroplastia completa (párpados y ojeras), un estiramiento facial endoscópico, además de una liposucción en cuello y mentón. Lo que sea por parecer una eterna adolescente. No es la única. Melanie Griffith, David Hasselhoff o Lara Flynn Boyle también han sucumbido.

Ahora bien, la obsesión por mantenerse joven no es patrimonio exclusivo de las celebrities. Cada vez son más las personas de a pie que tienen pánico a envejecer, a mostrar cualquier signo que los haga parecer mayores, ya sea una arruga, una cana o una piel un poco más flácida. Este miedo enfermizo al paso del tiempo se denomina midorexia y es un trastorno que afecta tanto a la salud mental como física de quien lo padece. Se trata de un temor irracional y desmedido a envejecer, a perder ese aspecto juvenil que las redes sociales y la publicidad venden como sinónimo de éxito y belleza.

«La práctica deportiva compulsiva, la adhesión inflexible a rutinas alimentarias pretendidamente saludables o recurrir a tratamientos estéticos que la edad no justifica suelen ser las primeras pistas de una persona candidata a desarrollar midorexia antes o después», señala el doctor Luis López Tallaj, cirujano plástico y catedrático de Bioquímica del Envejecimiento de la Universidad de Sevilla.

El actor David Hasselhoff

Este trastorno, que afecta a un creciente número de personas, especialmente a mujeres en la etapa anterior a la menopausia, «no es un temor pasajero a hacerse mayor, normal en determinados momentos de la vida, sino que se trata de un miedo persistente que deriva en ansiedad y en la necesidad de corregir los cambios físicos que se producen de forma natural con el paso de los años», añade el experto y pone como ejemplo los «rostros distorsionados hasta la caricatura» de famosas como Demi Moore a Madonna frente a las operaciones y retoques realizados bajo «criterios estrictamente estéticos» de Jamie Lee Curtis o Sharon Stone.

En la sociedad actual, la veneración de la juventud y la obsesión por lucir rostros perfectos está más presente que nunca, espoleada por el ideal de belleza inalcanzable que fomentan las redes sociales, en las que cualquier pequeño atisbo de envejecimiento se esconde detrás de un filtro. Aseguran los piscólogos que esta preocupación excesiva por el paso del tiempo también está relacionada con la presión social por 'envejecer bien', «un concepto peligroso porque, por un lado, se nos vende la idea de aceptarnos tal y como somos, pero, al mismo tiempo, parece que no se puede notar demasiado que nos estamos haciendo mayores». Sólo en nuestro país se realizan más de 200.000 operaciones de cirugía estética anuales, una cifra que no para de crecer año tras año.

Mickey Rourke.

Lo que diferencia a las personas midoréxicas es que llevan su miedo a envejecer hasta el extremo. «Además de la obsesión por los tratamientos estéticos, adoptan comportamientos propios de los jóvenes –desde la manera de vestirse hasta las actividades de ocio–, se machacan en el gimnasio y suelen ser muy estrictos con su dieta. Su objetivo es mantener una imagen juvenil a toda costa», coinciden los especialistas.

Cumpleaños ¿feliz?

Síntomas a los que debemos estar alerta

Miedo a cualquier signo visible de envejecimiento: arrugas, canas, pérdida de firmeza en la piel, párpados caídos... Lo entienden como una pérdida de la valía personal, como si el paso de los años les restase no solo belleza sino también éxito.

Obsesión por los tratamientos estéticos: cirugía plástica, rutinas faciales, sesiones en cabina, productos cosméticos... Nunca es suficiente y terminan con unos rostros completamente artificiales.

Comportamientos de imitación juvenil: cambian su forma de vestir y hasta de divertirse para parecer más jóvenes de lo que son.

Distorsión cognitiva: las personas con midorexia suelen sentir que son más jóvenes de lo que realmente son y esto afecta tanto su autopercepción como sus relaciones personales.

Problemas en relaciones personales: es habitual que tengan dificultades con sus familiares directos (pareja, hijos, padres...) porque pueden sentirse incómodos con su comportamiento juvenil.

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