Bebidas energéticas en Galicia
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Bebidas energéticas en Galicia
¿Hay que prohibir la venta solo de bebidas energéticas a menores? Médicos y nutricionistas dan un paso másEl Gobierno gallejo va prohibir la venta de bebidas energéticas a menores de edad. Tanto las sociedades científicas como los responsables de seguridad alimentaria o la propia OMS llevan años recomendando que niños y adolescentes no tomen estos productos porque se han demostrado perjudiciales para su salud física y mental. Muy populares entre los adolescentes, son una bomba de azúcar y de cafeína y tienen un valor nutricional nulo. A pesar de todas las advertencias, llevan vendiéndose años sin restricción... hasta ahora, con el paso que ha dado el Ejecutivo de Galicia. Los nutricionistas aplauden la prohibición, pero van más allá y piden también un control de los refrescos y de los lácteos azucarados.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria ya había lanzado la advertencia: las bebidas energéticas contienen hasta 55 y 60 gramos de azúcar, con lo que duplican la recomendación de ingesta diaria de la OMS. Además, una lata grande de estos refrescos equivale a tres o cuatro cafés cargados. Un exceso de cafeína que «puede provocar desde problemas de sueño hasta efectos psicológicos y alteración del comportamiento y trastornos cardiovasculares», alerta la agencia.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición desaconseja su consumo, especialmente en menores de edad. «No aportan ningún beneficio nutricional y su ingesta continuada y en grandes cantidades puede ser dañina», señala el endocrinólogo Francisco Pita, miembro del área de Nutrición de esta sociedad. «El exceso de cafeína puede producir taquicardias, arritmias o empeoramiento de enfermedades del corazón. La gran cantidad de azúcar provoca alteraciones metabólicas. Y también puede causar descompensaciones en personas con enfermedades neurológicas (epilepsia) o psiquiátricas (ansiedad, esquizofrenia, trastornos de la personalidad y del control de los impulsos)», enumera.
Otro peligro: causa adicción. «La dependencia física moderada se puede producir a partir de una ingesta de 100 miligramos al día –hay latas de 250 a 500–, lo que provoca la necesidad de tomar más cantidad para conseguir un efecto similar», añade el informe de la agencia. A las pocas horas de ingerir estas bebidas, el cuerpo experimenta un 'subidón': aumenta los niveles de estrés, el ritmo cardíaco y la presión arterial, también la irritabilidad y los problemas de concentración. Los menores que declaran tomar estas bebidas sacan, de media, peores notas, repiten más cursos o faltan más a clase, en comparación con quienes no las toman, según varios estudios.
El Gobierno gallego ha decidido incluir la prohibición en su nueva ley de adicciones empujado por el «alarmante» incremento de su ingesta entre menores: el 45% de los estudiantes de entre 14 y 18 años las toma de forma habitual. El otro hábito que ha hecho encender las alarmas es la costumbre cada vez más extendida de que los chavales mezclen estas bebidas con alcohol. «Su efecto excitante enmascara la fatiga del alcohol, y por tanto facilita seguir bebiendo».
Los nutricionistas apoyan la prohibición, pero creen que el control debería extenderse «a todos los refrescos y, principalmente, a los lácteos endulzados, que tienen tanto o más azúcar que las bebidas energéticas», alerta el nutricionista y especialista en Tecnología de los Alimentos Pablo Zumaquero. Apunta que los padres son bastantes conscientes de lo perjudiciales que resultan las bebidas energéticas y controlan su consumo entre los menores. Sin embargo, «creen que los lácteos, los zumos y los batidos son más saludables a pesar de que tienen más azúcar que las bebidas energéticas», advierte el autor del libro 'El lunes ya empiezo la dieta'. Algunos lácteos endulzados contienen 15 gramos de azúcar por cada 100 de producto, más que estas latas.
El especialista en Tecnología de los Alimentos y nutricionista Aitor Sánchez, autor del blog 'Mi dieta cojea', defiende también la medida de prohibir la venta a menores por sus altos contenidos en azúcar y cafeína y también por «la ingesta abusiva» que se registra entre los adolescentes y que, advierte, es «puerta de entrada» a otros hábitos de riesgo, como el consumo de alcohol. Como su colega, considera que los refrescos también deberían tener un control especial por parte de las administraciones. ¿Cómo? «No deberían venderse en determinados puntos ni atribuirles propiedades saludables que no son ciertas, hay que controlar la publicidad y prohibir que famosos los publiciten», señala.
Del incremento del consumo de bebidas energéticas entre los chavales tiene mucha culpa que algunas de estas marcas patrocinan equipos deportivos y competiciones con gancho para los jóvenes –Fórmula-1. saltos de trampolín...– y también que las promocionan los 'influencers'. De este modo, muchos adolescentes las toman sin control porque no tienen la percepción de que sean perjudiciales para la salud. «El aumento del consumo tiene que ver con las campañas publicitarias que vinculan estas bebidas al incremento de la resistencia física y mental cuando no se ha probado», completa el doctor Francisco Pita.
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