La región produce el 40% de las legumbres, pero las marcas de calidad acusan la nueva PAC

Cada 10 de febrero, se celebra el Día Mundial de las Legumbres, un buen momento para reconocer el valor de todas esas legumbres y analizar el momento que atraviesan aquellas que pertenecen a alguna marca de calidad y que tal y como sospechaban hace un año, acusan el varapalo de la nueva Política Agrícola Común (PAC).

La entrada en vigor del Plan Estratégico de la PAC en 2023, ha tenido consecuencias directas para las legumbres con calidad diferenciada. La supresión de la ayuda asociada o, dicho de otro modo, específica para aquellos agricultores inscritos en alguna de estas figuras, ha supuesto la reducción de superficie. Y es que el nuevo plan ha supuesto que la ayuda se haya extendido al 100% de las legumbres de consumo humano

Ana Villacé, directora técnica de la IGP Lenteja de Tierra de Campos, confirma una reducción del 50% «tanto del número de operadores inscritos como del número de hectáreas registradas, algo que ya sabíamos que iba a pasar».

Los productores se han quedado en 135 y las hectáreas en 2.500, y la tendencia puede seguir siendo a la baja pues «si no tienen un aporte extra no quieren estar inscritos porque tienen gastos extra de cuotas, analíticas, entrega de documentación y encima no pueden aplicar productos más eficaces que utiliza el vecino de al lado, por eso nosotros siempre destacamos la calidad y la seguridad alimentaria».

Futuro «complicado»

En palabras de Villacé, el futuro de estas legumbres de calidad «es complicado, peligra su existencia, pueden desaparecer», aunque es verdad que las alubias están menos afectadas debido a que es otro modelo productivo.

Nicolás Armenteros, director técnico de Legumbres de Calidad (Lenteja de la Armuña, el Garbanzo de Fuentesaúco y el de Pedrosillo, y Judías de El Barco de Ávila) confirma que el año ha sido «bastante raro» y que se ha constatado lo que ya se sabía: «En el momento que no fuera necesario estar inscrito en las figuras de calidad, habría productores que no se acogerían».

El cambio en la PAC ha supuesto una reducción del 40% de la superficie de la Lenteja de la Armuña y en el caso del Garbanzo de Pedrosillo esa reducción ya se produjo en 2021, «cuando la Unión Europea comunicó que no podía dar ayudas asociadas a figuras de calidad que no fueran de rango comunitario».

En cambio, el Garbanzo de Fuentesaúco no ha notado el cambio, «por distintos motivos, es más exclusivo y la IGP es la única salida».

Armenteros considera que la solución para estas producciones pasa «por conseguir una mayor demanda del producto de IGP, es la clave» y en este sentido matiza que «se tiene que producir una diferenciación en el precio para el productor inscrito y que la industria pague más, pero también tiene que incrementarse la demanda».