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Las continuas lluvias de las últimas semanas tienen en vilo a los agricultores de la región que observan como la situación climatológica está afectando por un lado a los cultivos que ya estaban sembrados y, en otros casos, está retrasando a aquellos que están todavía pendientes. En el campo se alerta sobre la posibilidad de que se disparen las enfermedades fúngicas en el cereal, especialmente en la cebada. En el regadío, muestran preocupación por el retraso que está experimentando la siembra en general, y en particular la de remolacha. Las situaciones más complicadas se viven en las parcelas encharcadas por las incesantes precipitaciones que son las que se enfrentan a un mayor riesgo de daños.
«No es que vengan mal del todo, pero el cultivo está sufriendo bastante con tanta agua, está cogiendo enfermedades de hongos, sobre todo la cebada, está sufriendo mucho porque es la más delicada ante los encharcamientos», indica Felipe Luis Codesal, agricultor con explotaciones en la provincia de Zamora. En esa línea, incide en que el cereal necesita «que llueva en abril y mayo, con que llueva ahora no hacemos nada».
Algo en lo que coincide con Mateo Muñoz, agricultor de Cigales quien alude al refrán castellano: «marzo sopero, nunca fue bueno». Al respecto, precisa que las precipitaciones son más bienvenidas más adentrada la primavera. «A ver cómo lo asimilan los cultivos, cuando suban las temperaturas habrá que tratar porque vendrán los hongos». Una situación que, a parte del riego de daños y perdidas en la cosecha, según detalla, también supondrá un coste añadido. «Un gasto más que sumar a la subida de costes de producción del cereal, que nos vamos a salir del compás, al final el agricultor está muy comprometido, los costes se nos disparan».
Las mayores incertidumbres se centran también en la remolacha, ya que se está retrasando la siembra. «Va mal, esa es la verdad, y la producción se puede ver comprometida con las siembras tardías», lamenta Muñoz. Por su parte, Codesal apunta además a las labores «complicadas» que se enfrentarán a la hora de preparar las siembre del girasol y maíz. «De hecho, ya teníamos que estar sembrando, cuando se quiera empezar a preparar y trabajar las tierras, vamos con un mes de retraso», insiste. Pone en el mismo punto de mira los cultivos hortícolas «que se están complicando» y la patata que «con todo el exceso de agua, no se puede sembrar y lo poco que ya está tiene peligro de enfermedades». En cualquier caso, muestra su confianza de que en los próximos días mejore la situación meteorológica para que «estemos todavía a tiempo». El agricultor zamorano apela a que, en muchas ocasiones, el desconocimiento hace que «mucha gente no entienda que el agua no siempre viene bien, a veces complica las labores de abonos, de tratamientos, nos ha complicado todo. Es buen año para los pantanos y para las campañas de riego». En este sentido la cuenca del Duero ha aumentó las reservas hídricas del del 62,9% al 75,9%, registrando un incremento de 13 puntos porcentuales.
En lo que se refiere al viñedo, el viticultor Daniel Maestre apunta que todo lo que «sea llover sin encharcar es buenísimo», al considerar que «es una despensa que se tiene que ir llenando cuanto más caiga, mejor para nosotros». En esta línea, puntualiza que en la zona de la Ribera del Duero ha drenado bien las lluvias caídas.
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