Las legumbres ganan un 50% de superficie en dos años, la misma cifra que pierden las de calidad

Es un hecho objetivo que las legumbres de consumo humano no han dejado de ganar superficie en los dos últimos años. Si en el 2022 el dato se situaba en 23.423 hectáreas, la cifra se elevó hasta las 37.965 en 2023 y a 48.164 en la actualidad. Hasta el pasado año, solo las legumbres que estaban amparadas por una denominación de origen o indicación geográfica contaban con una ayuda asociada en la PAC, pero el nuevo plan estratégico la hizo extensiva al 100% de las legumbres de consumo humano. No solo eso, para cumplir con los denominados ecorregímenes y así cobrar íntegra esa ayuda comunitaria, una de las vías son los cultivos mejorantes, entre los que se incluyen las legumbres. Dos factores que, en parte, justifican el crecimiento.

La otra realidad es la de las legumbres inscritas en figuras de calidad que acusaron el varapalo de la medida el curso pasado y que esta campaña constatan una caída del 50% de la superficie, tal y como confirman desde la IGP Lenteja de la Armuña y la IGP Tierra de Campos.

«No hay visos de que nadie quiera recoger este guante que lanzamos permanentemente», comenta Nicolás Armenteros, director técnico de Legumbres de Calidad (Lenteja de la Armuña, el Garbanzo de Fuentesaúco y el de Pedrosillo, y Judías de El Barco de Ávila). Y nadie está en contra de que se prime el cultivo de legumbres, pero sí que se insiste en la diferenciación para las de calidad con un aporte a mayores, pues los controles al agricultor, la burocracia y los costes añadidos, de algún modo hay que compensarlos. «Si queremos que los agricultores no den la espalda a las figuras de calidad tiene que ser a base de un incentivo que se ha demostrado que era útil y práctico para seguir manteniendo estas variedades tradicionales».

Ana Villacé, directora técnica de la IGP Lenteja de Tierra de Campos, añade que «se sigue confirmando la reducción en agricultores y superficie inscrita al 50%». Esta indicación, por ejemplo, se ha estancado en las dos últimas campañas en unas 2.600 hectáreas.

Villacé no pierde la esperanza de que con la posibilidad que se abre a hacer cambios en la PAC se pueda volver al estatus anterior. «Eso esperamos, y que se mantenga la de las legumbres, que es bueno, pero que haya una diferenciación para la calidad, que es ínfima y es lo que nos ayudaría a poder prosperar, ampliar y tener más inscritos».

Para Villacé también se trata de una cuestión de seguridad alimentaria, debido a los controles en la aplicación de productos a los que están sujetos y que no existen en otros casos, «esto no pasa con las de importación o con las del vecino que se envasas sin sello de calidad».

Producciones dispares

Sobre la campaña de este año, en el caso de Tierra de Campos todavía quedan muchas parcelas por recoger así que los datos son muy estimativos. «Parece que no es una campaña tan buena como parecía y como indicaba el buen porte de la lenteja, pero el calor, la lluvia y las malas hierbas, también el pulgón hacia el final, han hecho que haya producciones muy dispares». Villacé confía en que el dato general se aproxime a los mil kilogramos de media por hectárea.

Hay que recordar que el sector viene de tres campañas «muy malas» en las que en algún ejercicio, no se alcanzaron los 500 kilos de media. En 2020, por ejemplo, la cifra llegó hasta los 1.588 kilos de media por hectárea, «fue una campaña muy buena».

En el caso concreto del pulgón, los productores se quejan de que los productos que están autorizados para su tratamiento apenas son efectivos y mucho menos en años tan lluviosos como ha sido el actual.

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