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ANA RANERA
Lunes, 31 de octubre 2022, 11:41
Eran las doce de la mañana de un sábado cualquiera cuando José Luis García, Tamara García y Julia Fernández se encontraron, a las puertas de Casa Fernando, su hotel-restaurante, con un despliegue policial nunca antes visto. Esta familia sabía que ese día los Reyes ... y su hija iban a visitar Cadavéu, el Pueblo Ejemplar, pero ni mucho menos esperaban que tuvieran que hacer un alto en el camino en su negocio, que está a muy pocos minutos, en la parroquia de Ballota.«Fue un momento impresionante», comentaba ayer José Luis, el propietario, sin acabar de asimilar lo vivido. «Según llegaron, la Reina y la Princesa subieron a una de las habitaciones a descansar y a acomodarse un poco», contaba. Porque, tal y como explicó doña Letizia, Leonor estaba sufriendo una gastroenteritis leve y, en el bar, comprobaron que lo estaba pasando realmente mal. «Se veía que no estaba para muchos trotes, le notamos que estaba mala».
Y, al parecer, su hermana Sofía y ella no eran las únicas afectadas. «Estaban los cuatro tocados. De hecho, cuando le ofrecimos a don Felipe un poco de rapa, la cogió por no hacernos el feo, pero me dijo que estaba bastante mal del estómago», aseguraba José Luis. Pese al malestar, el Rey no necesitó descansar y, mientras lo hacían la Princesa y la Reina, él se quedó charlando con los vecinos. «Habló sobre el Camino de Santiago y sobre cómo estaba el tiempo aquí estos días». Además, el monarca se interesó por la relación entre los negocios de pueblos vecinos. «Le explicamos que nos llevamos todos bien y que compartimos clientes».
Esa conversación distendida no le hacía olvidarse de su máxima preocupación en esos momentos: «Estaba pasándolo mal por el estado de la Princesa y la Reina, que estaban bastante fastidiadas», relataba ayer José Luis. Aunque el monarca algo se pudo tranquilizar cuando doña Letizia y doña Leonor bajaron de la habitación y la Reina inmediatamente propuso hacerse una foto con empleados, vecinos y clientes e irse «rápido a Cadavéu, que nos están esperando».Aunque, una vez llegaron, los esfuerzos de Leonor por hacer la visita se vieron parcialmente frustrados, porque tuvo que abandonar el pueblo e irse, junto a su hermana -que se había quedado en el Hotel de La Reconquista-, en un vuelo privado en dirección a Madrid, a donde llegaron hacia las cuatro de la tarde. Allí ya pudieron al fin descansar para reponerse del todo de la gastroenteritis.
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