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Narges Mohammadi Reuters

Narges Mohammadi, Premio Nobel de la Paz 2023

La Academia sueca elige a la defensora de los derechos humanos iraní, actualmente en prisión, como la figura pacífica del año por «su lucha contra la opresión de las mujeres y la libertad para todos»

Mikel Ayestaran

Viernes, 6 de octubre 2023, 11:03

El Premio Nobel de la Paz 2023 va directo al corazón de la prisión de Evin, la más temida de Irán. Allí cumple su pena Narges Mohammadi, el rostro más célebre de las activistas que luchan por los derechos de las mujeres en la república ... islámica, a quien el régimen ha arrestado 13 veces y condenado en cinco ocasiones a un total de 31 años de prisión y 154 latigazos, según la información ofrecida por el jurado del Nobel.

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La Justicia le imputa delitos como actuar contra la seguridad nacional, distribuir propaganda contra el régimen o formar y administrar un «grupo ilegal». El régimen no le perdona su pasado como mano derecha de la primera Nobel del país, la abogada Shirin Ebadi, en el Centro para la Defensa de los Derechos Humanos, organización clausurada por las autoridades en 2009.

Su lucha por los derechos humanos le ha costado su carrera y su vida familiar ya que su marido, el periodista Taghi Rahmani, y sus hijos, Ali y Kiana, tuvieron que exiliarse en Francia y no los ve desde hace ocho años. Rahmani declaró que este galardón «es un premio para todos los activistas de derechos humanos que han estado luchando por el cambio en Irán durante muchas décadas en una sociedad que tiene leyes injustas. Es un reconocimiento al movimiento Mujeres, Vida y Libertad en Irán».

Pese a su encarcelamiento, Mohammadi ha seguido y respaldado todo el movimiento de protesta que agita Irán desde que hace un año la joven Mahsa Amini falleciera cuando estaba bajo custodia de la policía de la moral. En junio, 'The New York Times' pudo obtener una declaración escrita de la activista en la que señalaba que «el apoyo y el reconocimiento global de mi defensa de los derechos humanos me hacen más responsable, más apasionada y más esperanzada. Espero que este reconocimiento haga que los iraníes que protestan por el cambio sean más fuertes y más organizados. La victoria está cerca».

Estos días se repite una situación similar a la de Amini, con la estudiante kurda Armita Geravand, de 16 años, ingresada en estado de coma en un hospital militar. Agentes de la policía de la moral abordaron a la joven en la estación del metro de Teherán de Shohada por no llevar bien puesto el velo y se produjo un forcejeo que acabó con un fuerte empujón que causó a Armita «traumatismo craneoencefálico y lesiones visibles en la cabeza», según organizaciones de derechos humanos como Hengaw y fuentes consultadas por el medio opositor Iranwire. El régimen defiende que Armita cayó en coma tras sufrir «una caída en la presión arterial».

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Problemas de salud

En 2020 Narges Mohammadi fue excarcelada de forma temporal por «clemencia islámica», cuando cumplía su pena en la prisión de Zanyán, a donde le trasladaron por una serie de sentadas que había protagonizado en Evín. La liberación se produjo a las pocas semanas de que se difundiera que sufría problemas de salud y que podría haberse contagiado de coronavirus. Irán era aquellos días el país de la región asiática más afectado por la pandemia con 28.200 muertos y casi medio millón de infectados. En un intento de frenar el avance de la Covid-19 en unas cárceles superpobladas, la Justicia decidió liberar de forma temporal a 85.000 presos para evitar el contagio en las prisiones del país y algunos presos políticos pudieron beneficiarse de esta medida. La policía no tardó en devolver de nuevo a Mohammadi a una prisión de la que no ha vuelto a salir.

Aparte de la activista iraní, entre los favoritos al galardón se encontraban el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, la periodista proderechos iraní Masih Alinejad y la abogada también natural de Irán Nasrín Sotudé. También la célebre ecologista Greta Thunberg aparecía entre las candidatas a ser la figura pacífica del año, pero finalmente la Academia sueca, a través del comité noruego del Nobel -(formado por cinco selectos miembros elegidos por el Parlamento del país) ha galardonado a Narges Mohammadi.

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«Desde su cautiverio, la galardonada ha ayudado a asegurarse de que las protestas no disminuyan en intensidad», ha destacado la portavoz de la institución durante el anuncio de la entrega del premio. La Academia ha recalcado que, «tras su liberación bajo fianza», Mohammadi «se sumergió en una campaña contra el uso de la pena de muerte», por la que volvió a ser encarcelada en 2015. También ha sido designada presa de conciencia por Amnistía Internacional.

Perseguida desde joven

Nacida en la ciudad iraní de Zanjan en 1972, Mohammadi se licenció en Física y, durante su periplo en la carrera universitaria, escribió artículos sobre los derechos de la mujer, siendo detenida hasta en dos reuniones del «Grupo de Estudiantes Iluminadores» -colectivo político estudiantil de la Universidad Internacional Imam Jomeini-. También participó activamente en un grupo de montañismo, pero debido a sus actividades políticas, más tarde se le prohibió unirse a las escaladas.

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Actualmente, Mohammadi es vicepresidenta del Centro de Defensores de los Derechos Humanos, que está presidida a su vez por otra Nobel de la Paz, la abogada iraní Shirin Ebadi, la primera mujer musulmana en lograr el galardón como figura pacífica del año. Mohammadi ha trabajado como periodista en distintos medios de corte reformista o aperturista, y también es autora de un ensayo clave: 'The reforms, the Strategy and the Tactics' (Las reformas, la estrategia y las tácticas).

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