Las noticias imprescindibles de Salamanca este domingo 19 de enero
Elina Mäkinen sumergida en aguas heladas de Finlandia. Kanelitaneli

La nadadora de hielo

La finlandesa Elina Mäkinen 'derrite' las redes con sus baños en aguas heladas. «Es un subidón de adrenalina», dice esta joven de 29 años, que recomienda ir «poco a poco» para aclimatarse al frío y evitar sustos

José Antonio Guerrero y Lidia Carvajal

Texto | Gráficos

Domingo, 12 de marzo 2023, 00:22

Ver a Elina Mäkinen (Helsinki, 29 años) meterse de golpe en agujeros de hielo es como para echarse a temblar… de frío. Elina se ha convertido en una estrella (polar) de las redes sociales en Finlandia con sus chapuzones helados, una práctica que inició con ... solo cuatro años de la mano de su abuelo en su Helsinki natal. Todavía recuerda aquel día: «Mientras mi hermano solo metió los dedos de los pies en el agua, yo salté y comencé a nadar, jajaja«.

Publicidad

Bajo una aurora boreal en Ruka, al norte de Finlandia. Kanelitaneli

Entusiasmada con aquella primera experiencia, continuó con sus baños glaciales de forma esporádica hasta que con 19 años empezó a practicarlos regularmente, convirtiendo sus inmersiones en una afición a la que sigue enganchada una década después. Sus vídeos y fotografías en tonos azulados sumergiéndose en lagos y mares gélidos suman decenas de millones de visualizaciones en TikTok o Instagram.

A la buena moza, que gasta las hechuras de una guerrera vikinga, se la puede ver, por ejemplo, abriéndose paso en un bosque nevado camino de un lago de hielo y abrigada hasta los dientes. Una vez en su destino, saca un sierra manual, abre un boquete en mitad de la banquisa, y en lo que se tarda en decir amén se despoja de la ropa, se queda en bañador y se zambulle en el agujero con una cara de felicidad que da escalofríos. Y no desaprovecha la magnética estampa de las auroras boreales para fotografiarse sentada en el borde de un avanto (como los finlandeses llaman a los agujeros que practican en el hielo) cual sirenita nórdica y bajo los brillos fluorescentes de ese espectáculo natural que regalan las salvajes noches del Norte. Esa es una de sus instantáneas más espectaculares. También otra muy embriagadora en la que bucea bajo una traslúcida placa de hielo sobre la que se cuela el resplandor de la luna llena, creando una atmósfera que rebosa paz, ingravidez y magnetismo.

Elina bucea bajo el hielo a la luz de la luna en una fotografía que colgó en las redes el día de su 29 cumpleaños, la pasada Nochebuena. Elina M.

A 37 grados bajo cero

El agua que recibe a Elina suele rondar los cero grados (es la temperatura a la que normalmente se congela), pero ha nadado a -2 ºC en el mar que baña las islas Svalbard, en el Océano Ártico, a medio camino entre Noruega y el Polo Norte. Por no hablar de la temperatura en el exterior. «Al aire libre he estado en traje de baño a -37°C, pero con el viento la sensación de frío es aún mayor», comenta sin darse importancia y sin que uno se pueda explicar qué entiende por «sensación de frío» alguien que, como ella, ha experimentado en sus carnes el calambre de esos 37 grados bajo cero, una temperatura brutal a la que la piel debe de aullar de dolor, balbucear una palabra resulta casi imposible y el corazón se sale por la boca.

Elina siempre tiene preparada una zona para entrar rápidamente en calor.

Mäkinen, que trabaja como asesora fiscal, se ha convertido en la nadadora de invierno más conocida de su país. Puede presumir de ser la primera finlandesa en nadar una milla de hielo (1,6 kilómetros) en poco más de 26 minutos, una hazaña que tuvo lugar en Armagh (Irlanda del Norte) y para la que fue preparando mente y cuerpo, como refleja el documental 'Kylmä' (frío en finés), un singular viaje audiovisual al mundo del invierno que narra la carrera de Elina hasta alcanzar ese reto.

Publicidad

Recuperación segura

«El agua fría es la clave de todo. El agujero de hielo donde nado es un lugar sagrado para mí, ya que me permite mantener mi bienestar y deshacerme del estrés. A través de esta práctica recargo de energía mi mente y mi cuerpo» , dice Mäkinen, que se ha zambullido en los lagos del sur y el norte del país, incluidos los de Laponia. Pero cuando se le pide que comparta sus lugares preferidos no se moja. «En Finlandia tenemos tanta agua por todas partes que es difícil elegir uno, aunque diría que mi favorito siempre es aquel donde hago mi propio agujero, bien sea en un lago helado o en el mar», zanja.

Elina se protege con una toalla tras darse un chapuzón en un 'avanto' abierto en un septentrional lago finlandés. Kanelitaneli

Cuando la asesora fiscal se lanza al agua helada suele permanecer sumergida entre dos y tres minutos. Salvo que pueda moverse y nadar, no pasa mucho más tiempo para evitar entrar en hipotermia, lo que sucede si la temperatura del cuerpo desciende por debajo de los 35 grados.

Publicidad

No ha podido evitar que ocurra. «He experimentado varias veces hipotermia cuando he permanecido más de 10 minutos dentro del agua o fuera con aire frío. Una de ellas cuando nadé la milla de hielo en Armagh, pero estaba en un entorno controlado», cuenta a este periódico desde Helsinki, donde reside. Por eso Elina da mucha importancia al post-baño, es decir a dejar todo bien preparado para entrar en calor lo antes posible nada más emerger del congelador. «La temperatura corporal sigue disminuyendo cuando sales del agua fría y hay que asegurarse entrar en calor cuanto antes. Siempre suelo decir que un tercio es el baño en agua fría, mientras que una recuperación segura se lleva las otras dos terceras partes del tiempo», detalla.

Subidón de adrenalina

Con el agua como su medio natural, las aficiones de Elina pasan por el líquido (y sólido) elemento, aunque también le gusta la escalada y la montaña. En verano practica natación en aguas abiertas, rugby submarino y kitesurf, pero cuando llega diciembre abraza todos los deportes de invierno: el esquí de fondo, el freeski, el patinaje sobre hielo y, por supuesto, el que le ha hecho famosa, la natación en aguas heladas, un deporte que hasta cuenta con un campeonato nacional en Finlandia, donde existen decenas de clubes y 150.000 practicantes.

Publicidad

Elina posa junto a una 'piscina' natural de hielo abierta junto a un bosque nevado en la que se dispone a zambullirse. Kanelitaneli

Como avezada nadadora, prefiere moverse en el agua a quedarse quieta, por eso si le dan a elegir se inclina por bracear en un área más amplia («y en Helsinki es más fácil encontrarlas») antes que perforar en un lago remoto un pequeño agujero y sumergirse en el hielo en una fugaz incursión. «¡Pero ambos siguen siendo agradables a su manera!», señala.

Elina posa feliz tras más de 25 años sumergiéndose en hielo.

Elina no deja de alabar los beneficios de su hábito. «Es un subidón de adrenalina y de endorfinas que te hace sentir más vivo que nunca», dice. «La primera vez siempre 'duele' por el golpe inicial de frío, por eso hay que ir aclimatándose poco a poco». Ella recomienda aproximarse a la experiencia con duchas de agua fría regulares o baños invernales en el mar, que en España rondan los 13 grados en invierno, «porque así se va aumentando la tolerancia al frío y, además, ayuda a salir de la zona de confort». Y asegura que nunca toma riesgos innecesarios. «Presto mucha atención a la seguridad en todo lo que hago. Es fundamental para disfrutar del frío extremo».

Publicidad

A su modo de ver, las temperaturas heladas «son más un estado de ánimo» y más allá del «chute de energía» describe las ventajas de su práctica en términos de salud. «El baño de hielo alivia el estrés, estimula la circulación de la sangre y activa el sistema inmune, por lo que ayuda a evitar resfriados e infecciones. Yo me he dado cuenta de que apenas enfermo en invierno. Pero si tienes problemas de corazón no te arriesgues», advierte. Y aunque sostiene rotunda que «siempre» respeta los límites del cuerpo, ya sueña con futuras inmersiones en «lugares hermosos donde nadie ha nadado nunca», y se imagina buceando bajo un majestuoso paisaje de icebergs en Groenlandia o nadando a pelo en un glaciar de la feroz Alaska.

-¿Eres más feliz después de salir del agua helada?

-Sí, la mejor sensación siempre es después. Empujarme fuera de mi zona de confort me hace sentir genial.

Es la grandeza del hielo

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad