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José Antonio Guerrero
Valencia
Martes, 5 de noviembre 2024
La avenida Camí Nou de Benetússer es un canal de barro que lo enmarrona todo. El tsunami de hace una semana arrasó las calles, destrozó bajos y comercios y arrastró un reguero de coches cruzados unos encima de otros. Y lo peor de todo, dejó al menos una quincena de fallecidos. Pero, en medio de esta hecatombe, la ilusión se ha abierto paso... y lo ha hecho de la forma más inespera
da puesto que no es fácil abrir un negocio cuando a tu alrededor voluntarios y vecinos se esfuerzan en sacar el barro de casas y negocios mientras de fondo resuenan las sirenas de ambulancias, bomberos y coches de policía. «Pero creo que teníamos que hacerlo porque es una forma de transmitir ilusión y esperanza, y de mandar el mensaje de que podemos resugir tras la catástrofe».
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Lo dice Bernabé Martínez, titular de Lotería Marina, la Administración Número 1 de Benetússer, situada en el número 86 de Camí Nou. Tras una semana cerrada y aún a medio gas por los daños de la inundación, Bernabé decidió abrir este martes su negocio, lo que ha sido celebrado por su fiel clientela, los vecinos y los muchos voluntarios que han probado suerte adquiriendo alguno de sus décimos. Después de toda una semana en la que amigos y familiares se han afanado en ayudar al lotero a limpiar y adecentar el local, Lotería Marina (que se llama así en honor a la madre de Bernabé) quiere hacer bueno su lema: «Especialistas en ilusión».
«Todos los años deseo repartir el Gordo de Navidad, pero este año lo deseo de todo corazón y con toda mi alma», enfatiza Bernabé, que ya repartió el Gordo en 2017 con el 71198. «Es lo que más me gustaría, dar el Gordo y que estuviera muy, muy repartido para paliar tantas pérdidas», reitera.
Él mismo, como muchos vecinos, ha perdido su coche y su moto, pero lo que más le duele es haber perdido a clientes, que han fallecido por la DANA. «Estamos rotos porque tenemos clientes que han muerto en la riada y muchos otros que lo han perdido todo. Quería abrir después de esta desgracia poque mucha gente me decía que quería echar sus números o comprar la lotería, como hacen siempre, y recuperar de alguna forma su vida normal«.
Sostiene que esta actitud tan proactiva le ha devuelto la vida «porque estamos muy tocados y es muy duro ver lo que tenemos alrededor. Muchos de estos negocios son de gente mayor y después de esta catástrofe es difícil que vayan a reabrir«, apunta.
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José Antonio Guerrero
Poco después de subir la persiana de su local y de colgar un cartel con el mensaje 'Gracias voluntarios por todo', los primeros compradores se acercaron hasta el despacho de loterías, donde aparece bien visible el número de la casa, el 18670. Seguro que hay quien le pida el 29024 o el 29104 (números que coinciden con el día, mes y año que pasará a la historia de Valencia y de España como la peor gota fría de la historia), «pero aún no me los han pedido», confiesa Bernabé.
«Nos ha venido gente de Ciudad Real, de Sevilla, de Canarias... voluntarios y profesionales que han venido a ayudar y que quieren comprar décimos de Navidad aquí. Hasta hemos recibido la llamada de una persona que nos ha dejado pagado un número y nos ha pedido que si toca se quede el dinero en el barrio y se reparta entre los más afectados«, cuenta conmovido.
Bernabé cree que «hay que resurgir de esto« y que la apertura de este punto de ilusión en medio del caos »es una forma también de decir que no todo está perdido, que tenemos que continuar«. Se verá si la suerte está echada, pero ojalá devuelva la sonrisa a Valencia.
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