«Muchos lectores no nos soportan»
premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades ·
El gran periodista polaco , emblema de la defensa de las libertades, advierte del auge del autoritarismo en Europapremio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades ·
El gran periodista polaco , emblema de la defensa de las libertades, advierte del auge del autoritarismo en EuropaFernando Belzunce
Madrid
Jueves, 27 de octubre 2022
Sus compañeros de 'Gazeta Wyborcza', el magnífico periódico que creó hace 30 años y que aún dirige, previenen sobre su fuerte carácter y su escaso gusto por las entrevistas. Adam Michnik (Varsovia, 1946), sin embargo, aparenta estar en su salsa. Curioso, simula estar interesado y ... a ratos incluso entusiasmado con las cuestiones, algunas de ellas previsibles, dada la corriente autoritaria que planea sobre este contexto de guerra y fatalidad en Europa. Se intuye que el premio Princesa de Asturias le ha sentado muy bien al correoso periodista polaco, gran impulsor de la democracia en su país y todo un emblema de la defensa de las libertades.
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Sus traductoras, dos filólogas polacas que residen en Madrid, le conocen de sus muchas otras visitas a España y parecen admirarle. Una de ellas le ayuda a ponerse bien la chaqueta para la foto, donde destaca una enseña con los colores de la bandera de Ucrania. Michnik parece disfrutar en Oviedo de un paréntesis en su pelea diaria. «Nos llevamos mal con todos los Gobiernos, pero nunca hemos tenido una relación tan mala como con el actual», confiesa, con cierta diversión.
-¿Cree que el premio es también una manera de apoyar a su periódico en un momento tan complicado?
-No. Lo interpreto en una clave más amplia. Creo que es un premio otorgado a toda una formación democrática creada en nuestra parte de Europa que primero luchó por la libertad y más tarde se dedicó a luchar por afianzarla. 'Gazeta Wyborcza' es un símbolo que representa a toda una serie de intelectuales en Europa, como el ruso Sájarov o el checo Havel.
-¿Qué riesgos inmediatos afrontan los medios independientes en Polonia?
-Uno es el hecho de tener un Gobierno antieuropeo, al igual que una cuarta parte de la sociedad polaca. Otro es el riesgo de que la prensa entre en cierta lógica de mercado al igual que cualquier otra mercancía, cuando los medios tienen una misión, defender la verdad, que es mucho más importante. Además, se da una importante ofensiva de falsas noticias en internet para destruir la credibilidad de los medios independientes, a los que se acusa de ser espías rusos, alemanes o de ser criminales. Se pretende que el debate público se desvíe hacia esos temas.
-Su periódico afronta un sinfín de demandas judiciales por parte del Gobierno en un país cuya independencia judicial está cuestionada por la UE…
-Es cierto, pero hay muchos jueces que todavía son jueces de verdad y ganamos los juicios. Nuestra única obligación es defender la verdad y la libertad. Tenemos una amplia experiencia en resistir los ataques de la dictadura. En años anteriores se nos había acusado de ser agentes extranjeros o trotskistas. Ahora inventan otras acusaciones.
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-¿No cree que es demasiado fácil debilitar una democracia en Europa?
-Sí, es completamente cierto. Se ve en democracias consolidadas, como Reino Unido, con lo que pasó en el 'brexit', o en España, con este dramático conflicto con las élites catalanas que pretenden desmembrar el país. Estas tendencias de destrucción de la UE tienen un apoyo claro de la Rusia de Putin. Al igual que Rusia apoya otras acciones.
-¿A qué se refiere?
-Cuando Jaroslaw Kaczynski, el presidente de Ley y Justicia, el partido que gobierna ahora en Polonia, organiza una especie de comité de la extrema derecha en el que participan Le Pen, Salvini, Orban o representantes de Vox estoy convencido de que hay una persona en el Kremlin que abre una botella de champán para festejarlo. Y es Vladímir Putin.
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-¿Cómo definiría ideológicamente a Putin?
-Además de populismo y autoritarismo engloba una retórica conservadora y también de izquierda anticolonial. Los rasgos más importantes son el ansia del poder y el imperialismo. Es un fenómeno complejo que aún no tiene definición. Al gobierno de Stalin se referían muchos de sus coetáneos con el término de bonapartismo o cesarismo. Creo que es mejor esperar un poco y dejar que los historiadores estudien el fenómeno.
-¿Una posible derrota en la guerra es el único camino posible para la apertura de Rusia?
-Absolutamente. Al igual que Alemania no podría volver a integrarse en Europa con Hitler, Rusia no puede abrirse con Putin. Tiene que irse. España tuvo que esperar a la muerte de Franco para poder integrarse en las estructuras europeas.
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-El primer ministro de Polonia fue el primero en felicitar a Meloni. ¿Qué le parece que gobierne Italia?
-Por supuesto, el Gobierno polaco se alegra mucho de que una posfascista se convierta en la primera ministra de Italia. No la conozco, pero creo que nos puede dar más de una sorpresa. Creo que debe de tener algún contacto no oficial con Mario Draghi y su equipo. Si usa el lenguaje de Mussolini no va a llegar a ninguna parte. Debe europeizarse. En todo caso, me daría más miedo que hubiera llegado al poder Marine Le Pen en Francia.
-Algunos directores defienden que la labor de sus periódicos consiste en contar lo que sucede, pero usted ve el periodismo como un compromiso activo con la sociedad.
-Si alguien cuenta honestamente lo que ocurre me parece perfecto. Pero yo me exijo mucho más.
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-Un artículo suyo de 1989 que reclamaba la separación de poderes en Polonia propició el primer gobierno democrático. ¿Cómo recuerda aquel momento?
-Era una época en la que tenía más valor que cabeza. Entonces creía que había que decir aquello. Que quizás no consiguiera nada, pero que había que decirlo en alto. Que la gente debía leerlo.
-¿Llegó a sospechar que aquel texto iba a motivar semejante cambio?
-La verdad es que confiaba en ello. Siempre he tenido visión de megalómano. De hecho, creo que cada vez que escribes tienes que tener una megalomanía manifiesta. Si no creyera que puedo cambiar el mundo con lo que escribo no escribiría nada.
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-Las maternidades de Polonia cambiaron en los noventa tras una campaña en la que su periódico daba voz a las mujeres.
-Fue muy importante porque por primera vez un gran medio habló a favor de los derechos de las mujeres. La cultura polaca siempre fue muy patriarcal y se vio que con una gota se puede hacer un agujero. Ya han pasado muchos años de aquello, pero el conflicto con los derechos de la mujer no ha cesado y creo que va a ser un importante elemento de la campaña electoral. En Polonia, la ley antiabortista es la más restrictiva de Europa y ha sido endurecida recientemente.
-La Iglesia católica es muy importante en Polonia y con ella mantienen una relación muy tensa.
-La Iglesia reacciona muy mal ante algunas informaciones. Pero no es un problema con la Iglesia, sino con la jerarquía, con algunos obispos. Tenemos buenas relaciones con muchos sacerdotes. La Iglesia polaca está dividida, igual que está dividida la sociedad.
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-Su diario empuja al lector a ser muy crítico.
-Quiero pensar que sí. Aunque sé también que tenemos muchos lectores que no nos soportan. Polonia es un país muy polarizado. Cuando alguien se me acerca en la calle nunca sé si me quiere estrechar la mano o pegarme un puñetazo.
-¿Si muchos de sus lectores no les soportan, por qué cree que les leen?
-Porque nos necesitan. Nuestro periodismo es interesante e incita a la reflexión. Otros medios publican lo que ellos quieren leer, pero son muy aburridos.
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-Es un periodista muy admirado y también muy odiado. ¿Lleva escolta?
-Decir que me admiran me parece que es demasiado. Pero que me odian está claro. Con todo, no tengo protección especial. A estas alturas ya… Creo en mi suerte. Hay que creer en algo.
-'Gazeta Wyborcza', el medio líder de Polonia y uno de los grandes de Europa, surgió en una guardería de Varsovia, con las primeras reuniones en el arenero del patio. ¿Cómo crearía hoy un periódico desde cero?
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-El diario no lo creé solo yo, fue todo un equipo. Se nos ofrecía muchísima gente. Periodistas que trabajaban en ediciones clandestinas, pero también periodistas que trabajaban en una revista para invidentes, otros de la prensa agrícola... En aquellos tiempos, la gente hacía lo que podía para poder trabajar. Pero hoy la situación es totalmente diferente. La prueba es que no se crean nuevos periódicos, solo algunas webs.
-¿Le gusta internet?
-Facilita el periodismo porque hace más amplia la zona de libertad. Y lo dificulta porque abre el camino a toda la brutalidad y la vulgaridad, como todas esas campañas de desinformación.
-¿Nunca ha querido dedicarse a la política?
-Nunca quise ser político. Fui diputado de manera temporal en el 89. Fueron las primeras elecciones y se trataba de desmontar el comunismo. En una guerra no importa si eres carpintero, obrero, zapatero o arquitecto. Te pones las botas y defiendes, te vas a la guerra. Digamos que me tocó participar porque era lo que había que hacer, pero sabía desde el principio que era por poco tiempo. El periodismo es otra cosa.
-¿El lema de su periódico, 'No hay libertad sin solidaridad', sigue vigente?
-En cierto sentido sigue siendo actual. En 1989 significaba que no iba a haber libertad en Polonia hasta que Solidaridad, el sindicato de Lech Walesa, estuviera legalizado. Hoy significa que tenemos que ser solidarios entre nosotros en nuestra lucha contra el abuso de poder. En Polonia existe un gen muy fuerte de desobediencia contra el autoritarismo.
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-¿Ha pensado en la retirada?
-No. Quiero seguir porque creo que nuestro periódico tiene una misión que cumplir. Cuando vea que ya me he quedado obsoleto será otra cosa... Yo creo que Dios está contento porque es mejor ser mal director que mal político. He elegido un mal menor.
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