Iván, al fondo, al timón de su embarcación en La Albufera. Óscar Chamorro

Iván, el barquero que quiere buscar en La Albufera a los desaparecidos por la DANA

Ha pensado en salir solo porque conoce bien el humedal, pero teme encontrarse con el cuerpo de un desaparecido: «No sabría que hacer»

José Antonio Guerrero

Valencia

Lunes, 4 de noviembre 2024

A Iván Ruiz, barquero de El Palmar, donde nació hace 41 años, sus dos hijos le llaman en casa 'El capitán', lo que le llena de orgullo porque lleva más de la mitad de su vida capitaneando una de las embarcaciones de recreo del lago. Su trabajo consiste en llevar a grupos de escolares y turistas de paseo por La Albufera, «el paraíso natural de Valencia». Suele realizar cinco viajes por jornada, de unos 45 minutos de duración en un itinerario circular de 8 kilómetros a razón de cinco euros por cliente.

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Desde el pasado martes, sus embarcaciones permanecen varadas porque la DANA también se ha llevado las ganas de ocio y él tampoco se siente con fuerzas para trabajar «tras tantos días de horror». Iván es la cuarta generación de barqueros, una saga que comenzó su bisabuelo, que hasta aparece en la novela 'Cañas y barro' de Blasco Ibáñez, ambientada en esta pedanía de Valencia, de 700 vecinos, que aún conserva algunas de las tradicionales barracas de la zona.

«Me he criado aquí, casi se puede decir que nací en una barca», afirma con orgullo el capitán, a quien le gustaría que se contara con todo su gremio para peinar La Albufera. «Hoy», dice por ayer, «han salido algunas embarcaciones acompañando a la Guardia Civil, pero con un poco de coordinación podemos juntarnos mucho más», apunta en alusión a la veintena larga de barqueros y el medio centenar de pescadores que se podrían lanzar a escudriñar las aguas del humedal en busca de desaparecidos.

«Siento la necesidad de ayudar»

«Siento la necesidad de ayudar y lo que mejor sé es guiarme por la laguna». Iván ha barruntado salir él solo, pero le da reparo por lo ocurrido a un pescador. «Salió con su barca a limpiar las redes y enredado en la maleza vio algo parecido al cabello de una persona, un pelo negro, que resultó ser la piel de un becerro muerto, pero se asustó mucho. Yo si encuentro un cadáver, más allá de llamar al 112, no sabría qué hacer, pero si voy con la Guardia Civil me siento seguro», admite el barquero, quien ve muy posible que cuando baje el nivel del agua se produzcan hallazgos de vehículos aún sepultados bajo el lodo e incluso de personas.

«La profundidad del lago suele rondar 1,20 metros, pero estos días ha subido un metro. Está bajando de nivel poco a poco. Yo creo que tarde o temprano aparecerán», dice Iván, que nunca había visto las aguas de La Albufera alcanzar las casas aledañas al embarcadero, como sucedió el pasado martes, el día en que el Barranco del Poyo descargó toda su furia sobre La Albufera, su salida natural.

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