El incendio de Losacio se cobra su tercera víctima mortal un mes después

La madrugada de este martes, en la unidad de quemados del madrileño hospital de Getafe, murió Eugenio Ratón, la tercera víctima del siniestro de Losacio. Un vecino de Sesnández de Tábara que quedó atrapado por una lengua de fuego dentro de su vehículo cuando, en la noche del 17 de julio pasado, trataba de poner a su familia a salvo de las llamas que desde esa tarde devoraban la sierra zamorana a una velocidad inimaginable.

Ratón, de 65 años, fue sometido a sedación y a cirugías reparadoras e injertos en la piel, pero su organismo no soportó las lesiones originadas por unas gravísimas quemaduras que afectaban a más del 80% de su cuerpo.

Es la tercera víctima de un megaincendio que, sumado al sucedido solo un mes antes en la contigua Sierra de la Culebra, suponen la desaparición de unas 60.000 hectáreas de monte en Zamora, la provincia española más castigada con diferencia este verano. A Daniel Gullón, el brigadista de 62 años, le sorprendió el fuego en las primeras horas, cuando atacaba el frente con la manguera de su autobomba. El cadáver de Victoriano Antón, de 69 años, fue hallado calcinado, junto a los de los animales de su rebaño, unas doce horas después, en el paraje de Escobar de Tábara donde les rodeó el fuego.

Aún lucha por su vida en el Hospital Río Hortega de Valladolid Ángel Martín, un empresario bautizado popularmente como el 'héroe de Tábara', al que el incendio de Losacio atrapó el 18 de julio cuando, con un tractor y con la ayuda de otros vecinos, trataba de construir un cortafuegos para evitar que las llamas entrasen en su pueblo. La secuencia que capta el instante en que Martín atraviesa la cortina de fuego que lo había encerrado se convirtió en viral. Por desgracia, en su milagrosa huida se quemó buena parte del cuerpo.

Mientras el tercer fallecido por la tragedia de Losacio recordó que España vive la peor pesadilla de incendios forestales del siglo, las llamas continuaban su avance sin control por varios puntos de la península, especialmente por Alicante y Castellón, pero también por Galicia.

Hace dos meses que el país no para de arder. Solo en los cuatro días que suman el puente de agosto y este martes ardieron casi 20.000 hectáreas y fue preciso evacuar a entre 3.000 y 3.500 personas por la amenaza inminente de las llamas a sus urbanizaciones, campamentos y pueblos. El terreno abrasado desde el viernes equivale a más de un tercio del que se quema en los ocho primeros meses de un año normal.

Pese a los esfuerzos de cientos de personas en tierra y de decenas de aviones y helicópteros, un fuego originado por los rayos de una tormenta seca en la Vall d'Ebo arrasa desde el sábado la comarca de la Marina Alta alicantina. La última valoración provisional calculaba en 10.000 las hectáreas ya calcinadas por un monstruo con tres frentes y un perímetro de más de 65 kilómetros.

Las llamas obligaron a evacuar a la carrera a unos 1.500 vecinos de once barrios y pueblos de la zona. El último, Benimasset, este martes, poco después del mediodía. Obligó a cerrar carreteras, como la que une Vall d'Ebo con Pego.

El miedo y los desalojos se repitieron en Bejís y Torás (Castellón). La ignición originada el lunes por otro rayo consumió 800 hectáreas. La Guardia Civil, sobre las 15:00 horas, urgió casa por casa a los 500 habitantes a que huyesen con lo puesto, pues tenían las llamas a las puertas.