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Francisco agradece a Dios el «don» que fue Benedicto XVI en el Ángelus y en la primera homilía del año

Francisco agradece a Dios el «don» que fue Benedicto XVI en el Ángelus y en la primera homilía del año

El Pontífice ha pedido unirse «todos juntos al dar gracias a Dios por el don de este fiel servidor del Evangelio»

Darío Menor

Roma

Domingo, 1 de enero 2023, 11:46

Benedicto XVI se ganó un lugar en la historia no por lo que hizo, sino por lo que dejó de hacer. Su honestidad al reconocer el 28 de febrero de 2013 que se sentía incapacitado para continuar como Papa -«ya no tengo fuerzas», confesó en ... latín- y renunciar al pontificado, un gesto inédito en los últimos seis siglos, marcó un hito en la Iglesia católica y abrió la puerta a que sus sucesores, comenzando por el propio Francisco -que ya ha confesado sus numerosos achaques, como sus dolencias en la rodilla que le han llevado incluso a comparecer en público en silla de ruedas-, puedan seguir su ejemplo.

Esta humanización del cargo es la mayor contribución que deja el anciano Papa emérito, fallecido el sábado a los 95 años de edad en el monasterio Mater Ecclesiae, situado dentro del Vaticano y donde vivió desde que se hizo efectiva su renuncia tras un breve período en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo, la residencia veraniega de los Papas situada a las afueras de Roma y hoy convertida en museo.

La basílica de San Pedro va a convertirse en los próximos tres días en la capilla ardiente de un Papa 17 años después de acoger el cuerpo sin vida de Juan Pablo II. Los restos mortales de Benedicto XVI serán expuestos en el principal templo de la cristiandad desde las nueve de la mañana de hoy y hasta el miércoles por la tarde.

Al día siguiente, a las 9:30 horas, Francisco presidirá el funeral de Joseph Ratzinger en la plaza de San Pedro en una ceremonia inédita en la historia contemporánea de la Iglesia, pues un Papa en ejercicio enterrará a un emérito. Será el colofón de la peculiar convivencia de la última década entre Jorge Mario Bergoglio y su antecesor, que le abrió el camino hacia el liderazgo de la comunidad católica al renunciar al pontificado en 2013.

En un anticipo de lo que se espera que ocurra durante la semana, la plaza de San Pedro se llenó ayer de fieles que corearon el nombre de Benedicto XVI. Fue tras el rezo del Ángelus que dirigió Francisco desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, antes del cual pidió a la Virgen que interceda por su antecesor. Bergoglio instó a los católicos a que se unan «con un único corazón y una única alma» para dar «gracias a Dios por el don de este fiel servidor del Evangelio y de la Iglesia». Durante la misa que había celebrado antes en la basílica vaticana, la primera del año y en coincidencia con la Jornada Mundial de la Paz, Francisco también rogó a la Virgen que «acompañe» a Benedicto XVI en su paso «desde este mundo hacia Dios».

Según adelantó el diario argentino 'La Nación', las últimas palabras del Papa emérito las pronunció en alemán, su lengua materna, y fueron: «Jesús, te quiero». El anterior Pontífice, cuyo fallecimiento ha provocado una catarata de mensajes de condolencia por parte de jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, dejó además un «testamento espiritual», firmado en agosto de 2006, 16 meses después de su elección como obispo de Roma. En ese texto da las gracias a su familia y a la Iglesia, invita a rezar por él y, lo más significativo, pide perdón «de corazón» a todas las personas a las que haya podido «agraviar de alguna manera».

Aunque no podía resultar inesperada debido a su elevada edad y la debilidad de sus últimos años -sumaba hipertensión, artrosis y tres accidentes vasculares cuando anunció que dejaba el báculo- la muerte de Joseph Ratzinger llega en cierta forma por sorpresa, ya que no se tenía conocimiento de que sufriera ninguna enfermedad grave ni tampoco había tenido que ser hospitalizado recientemente.

No obstante, en una de sus últimas comunicaciones públicas, la carta que mandó en octubre de 2021 a un monasterio austriaco donde falleció un antiguo profesor amigo suyo que allí residía, escribió: «Ahora ha llegado al más allá, donde seguramente le esperan muchos amigos. Espero poder unirme pronto a ellos».

Benedicto XVI no fue el primer Papa en renunciar. En 1294, Celestino V abandonó la sede apostólica angustiado por el peso del cargo y las intrigas vaticanas y acabó siendo enterrado en la ciudad de L'Aquila, en el centro de Italia, a la que Ratzinger viajó en 2009 después del terremoto que la sacudió. Aprovechó entonces para visitar la tumba de Celestino V, recordar su figura y dejar su estola como regalo. Era algo que no había hecho hasta entonces ninguno de sus predecesores y que acabaría uniendo la figura de ambos. Entre Celestino V y Benedicto XVI, el único obispo de Roma que también dejó el cargo fue Gregorio XII en 1415.

Los escándalos

El propio Papa alemán se encargó de disipar los rumores sobre los escándalos que habrían supuestamente propiciado su renuncia. Fue en una conversación con el diario italiano 'Corriere della Sera' publicada en marzo de 2021, cuando se cumplieron ocho años desde que se hizo efectiva su marcha. «Fue una decisión difícil, pero la tomé con plena conciencia y creo que hice bien. Algunos de mis amigos un poco 'fanáticos' siguen enfadados y no han querido aceptar mi decisión. Pienso en las teorías de la conspiración que siguieron», contó.

Rechazaba así la posible influencia de un eventual «complot del lobby gay», los casos de pederastia que salpicaban a la Iglesia y a los que Ratzinger plantó cara, las intrigas financieras -dimitió el presidente del banco vaticano, fichado para sanear la entidad-, y el escándalo Vatileaks -la filtración entre enero y mayo de 2012 de decenas de documentos internos que desvelaban intrigas y juegos de poder-. Fue un golpe tremendo a la imagen del Vaticano, y además lanzado desde dentro. Su mayordomo, Paolo Gabriele, 'Paoletto', fue detenido y acusado de ser el 'topo' entre los 'cuervos'. «No quieren creer que se trata de una decisión tomada conscientemente. Tengo la conciencia tranquila», dijo entonces Ratzinger.

El deceso de Benedicto XVI fue confirmado por su secretario personal, el arzobispo alemán Georg Ganswein, el hombre que le ha acompañado estos últimos años en el monasterio Mater Ecclesiae junto a las Memores Domini, las cuatro mujeres pertenecientes a esta asociación laical de Comunión y Liberación que se encargaban de su cuidado personal.

Casi ciego, sin apenas voz y necesitado de un andador para poder caminar, el Papa emérito pasó sus últimos años sin salir del monasterio vaticano, donde recibía visitas con cuentagotas para no cansarle. Su último viaje tuvo lugar en junio de 2020, cuando tomó un avión para ir a Alemania y despedirse de su hermano Georg, sacerdote como él y que fallecía un mes después a los 97 años.

Durante su breve pontificado, Benedicto XVI realizó tres viajes oficiales a España,a la que veía «necesitada de una reevangelización». Benedicto XVI apostaba por recuperar las raíces cristianas de Europa, que a su juicio se encontraban en peligro, para que los países que han dado la espalda a la religión vuelvan a recuperar la fe. En esa tarea, España era una cabeza de puente estratégica, sobre todo, por su influencia cultural en Latinoamérica, donde se encuentra la parte magra del catolicismo mundial.

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