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Las lágrimas aparecen en los ojos de la madre de Marta Calvo en varios instantes de la entrevista. TXEMA RODRÍGUEZ
«No dice dónde está Marta Calvo porque hay más cuerpos»

«No dice dónde está Marta Calvo porque hay más cuerpos»

Marisol Burón, madre de la joven, estuvo «muerta en vida». Con la tensión a 9 y 4. Vio a su hija en sueños y luchó para dar «con el cuerpo»

BELÉN HERNÁNDEZ

Sagunto

Lunes, 13 de junio 2022, 13:50

En los ojos de Marisol Burón se puede leer su pena, su anhelo, su fuerza. Abre la puerta de la casa de su amiga en Sagunto. Va arreglada de pies a cabeza. «Marta se enfadaría si me viera hundida. Cada vez que me visto recuerdo ... su voz diciéndome: 'mami, qué guapa estás'». Acaricia el anillo que siempre llevaba Marta. Coge fuerzas para que Jorge Ignacio Palma «no vuelva a ver la luz del día. Mi hija nos ayudará en el juicio desde donde esté. Tengo que hacerle justicia». Con coraje. «Cuando todo termine quién sabe si me derrumbaré», dice en referencia al juicio, que ha comenzado este lunes, contra el monstruo acusado de arrebatarle la vida a su hija, a dos chicas más y de haberlo intentado con otras ocho víctimas.

-¿Cómo comenzó la pesadilla?

-Mi hija y yo íbamos a montar un negocio de estética. Le mandé un whatsapp diciéndole que tenía que venir a Puçol a firmar el contrato. A las dos de la mañana me llegó un mensaje. Decía que no iba a poder venir porque había quedado con un chico. Vi que su última conexión era a las 5:55. Dije: 'no la voy a llamar, estará durmiendo'. Antes de ir a trabajar fui a su piso y vi que estaba todo perfecto pero faltaban cosas. Pensé: 'Esta se ha ido para varios días'. Pasó un día y dije: 'Aquí ocurre algo'. Tenía el móvil apagado (suspira). Me había mandado la ubicación y fui a Manuel. Llamé porque dentro había luz y no me abrían. Había dos chicos fuera arreglando un coche y me dijeron que ahí vivía un chaval muy raro al que no conocían. Cuando abrió la puerta le pregunté por mi hija y me dijo que no conocía a ninguna Marta, que me había equivocado.

«Me iba a rendir pero mi hija me hablo en sueños. 'Mami, tranquila, estic bé'. Y empecé a luchar»

-¿Estaba nervioso?

-No, es un témpano de hielo con dos caras: la de niño que no ha roto un plato y la bestia. Me hablaba muy tranquilo pero no me miraba a los ojos. Me invitó a pasar por si no me creía que Marta no estaba ahí. Gracias a Dios no pasé. Si hubiera entrado en esa casa quizás no estaría hoy aquí.

-¿Le convenció su versión?

-Lo vi un chico muy arreglado. No tenía mala pinta. No me dio mala espina. Incluso pensé que lo había metido en un marrón. Porque claro, tú imagínate que le dices a alguien que una niña ha desaparecido y que la ubicación da a su casa, pues luego te quedas como diciendo 'joder, pobre chaval, ¿no?'.

Marisol evita pronunciar el nombre de Jorge Ignacio Palma. Utiliza lo que para ella son sinónimos: «psicópata, monstruo...». Enseña los últimos whatsapps con Marta. «No sabía hablar en un único mensaje. Para contarte algo primero me enviaba 'mami' unas diez veces». Presume de sus fotos. «Qué guapa. Vestimos casi igual». Su rostro resplandece cuando habla de ella. Siempre en presente. «Sé que me está viendo. Le hablo hasta para que me ayude a elegir qué zapatos ponerme». Apenas llora. «Sé que me está maldiciendo por estar mal».

El anillo de Marta. Marisol luce en su mano izquierda la prueba de su compromiso. TX. R.

-¿Cómo fueron los días posteriores a poner la denuncia?

-Pues... (toma aliento)... ¿Qué te voy a contar? Un tormento. Los días pasaban, mi hija no aparecía... Tuve que dejar de trabajar. Y 21 días después él se entrega y dice que ha hecho lo que ha hecho con mi hija. Quise morirme, pero no me morí. Esa llamada el 28 de noviembre de 2019 me partió el alma. Me despertó el teléfono a las ocho de la mañana. La noticia me la dio un periodista antes de que pudiera llamarme el investigador. He llegado a tener la tensión a 9 y 4. No me enteraba de nada y tenía dolores muy fuertes de cabeza. Estaba muerta en vida.

«No peleo por mi hija, lo hago por todas. A lo mejor vine por eso a este mundo»

-¿Cómo es su día a día ahora?

-Me levanto por mi hija. Es mi motor. Voy a confiar en la Justicia y que le caiga todo el peso de la ley. Ha hecho mucho daño. Ya no a mi hija, si no a muchas más. Y yo... (resopla) soy la voz de todas. De momento está en la cárcel. Espero que siga ahí de por vida. Esta persona no se puede reinsertar en la sociedad. Él aquí no cabe. Es un psicópata de libro. Mi hija pagó con su vida... Pero tenemos a este monstruo encerrado en la cárcel. Si mi hija no me hubiera llegado a mandar la ubicación, hubiera sido una desaparecida más. Sueño día tras día en que me la den. Que podamos empezar un duelo, porque al no haber un cuerpo aún tienes fantasías de que pueda aparecer.

-¿Es usted creyente?

-Ahora más que nunca. Habían pasado tres o cuatro meses en los que quería morirme. Y oí a mi hija durmiendo. Y eso nadie me lo va a discutir. Me dijo: 'Mami, tranquila, que jo estic bé'. Desde ese día tengo una paz interna que no te lo puedo explicar. Yo fui otra desde ese día. Fue cuando decidí luchar a tope. Y estoy más tranquila porque sé que Marta está aquí. Mi hija era imposible que estuviera mal, porque en la tierra era luz. Y Dios la ha bendecido. Esto es lo peor que le puede pasar a un ser humano. Enterrar a un hijo. Y yo ni he podido.

Los únicos momentos en los que Marisol sonríe son cuando habla de cómo era Marta. «Estaba metida en todos los fandangos. Si en una fiesta a alguien le sentaba mal el alcohol ahí estaba ella, ayudándole, aunque no lo conociera». Recuerda lo bien que se lo pasaba con su mejor amiga. De la infancia, de siempre. «Y mentía tan mal. Todo se le notaba en la cara», dice con dulzura. Adoptó a Sena, el perro de Marta. «Uno de los perros que fue a buscar sus restos se llamaba igual». Cree en el destino. En el alma. Confía en encontrarla. Luz y sombra se combinan en su semblante. Devora los cigarros para calmar los nervios. Tres cigarros durante la entrevista. Apenas le duran unos minutos entre los dedos.

-¿Por qué mintió sobre dónde están los restos de Marta?

-Lleva mintiendo desde el primer día. A la primera a mí, diciéndome que no conocía a Marta. Y a los 21 días se presenta diciendo que había estado por ahí en casas de campo. Y venía arreglado, perfumado y limpio. Para decir que Marta se murió y la descuartizó (eleva el tono de voz) ¿Es lo que todo el mundo haríamos! (dice con ironía). '¡Mira, se me ha muerto y la descuartizo y la tiro en contenedores!'... Está 'chiflao'. Hizo todo este lío para despistar. Estuvieron ocho meses buscando a mi hija, en plena pandemia. Los guardias civiles metidos en trajes EPI a cuarenta grados. Y mi hija no apareció. Y movieron toneladas de basura y Marta no estaba. Él tenía que haber estado a a cuarenta grados con sus propias manos buscando en la basura.

«El asesino me invitó a pasar cuando fui a buscar a Marta. Si hubiera entrado quizás no estaría hoy aquí»

-¿Por qué no dice dónde está?

-Porque dónde él haya tirado a mi hija hay más cuerpos. Más víctimas. Hay tres muertes que sepamos, ocho tentativas. Pero hay más que no lo han hecho. Espero, cuando mi hija aparezca, porque tengo la confianza de que va a aparecer, que no hayan más víctimas con ella. O no lo dice para joderme. Porque realmente le he jodido la vida. Pero él me la ha jodido a mí antes. Primero a mi hija. Y luego a mí. El peor error suyo ha sido hacerle daño a mi hija. Él no sabe la madre que tiene. Se pensaba que Marta estaba sola. Pero aquí estamos todo luchando para hacerle justicia.

-¿Y por qué cree que en ese momento él se entrega?

-Porque ya lo tenía la Guardia Civil. O se entregaba o lo cazaban. Una de dos. Y él tuvo cobijo esos veintiún días. A él alguien lo cobijó en su casa. Por supuesto que tiene que haber cómplices. Este chico tuvo que tener a alguien que lo ayudara. Gente como él. De la misma calaña.

-¿Cómo vive que la madre del acusado lo apoye a pesar de lo que ha hecho?

-Mira, yo soy madre. Pero si uno de mis hijos hubiera hecho algo así continuaría amándole porque es mi hijo. Pero yo hablaría con él y diría: 'Por favor, di dónde está'. Pero ella no.

-¿Sigue guardando todas las cosas de tu hija?

-Sí. Llevo este anillo siempre encima, (dice mientras extiende la mano y muestra una joya de plata con un brillante en el centro. Lo luce en el dedo anular de la mano izquierda, junto a su anillo de casada). Lo perdí porque me lo quité, no sé por qué. Era como si algo, no sé... (no puede terminar la frase). Se metió por detrás de un mueble, a lo mejor limpiando algo. Yo le decía: 'Marta, ayúdame. Es que he perdido el anillo'. Pero al final lo encontré.

La madre de Marisol la llama al móvil hasta en tres ocasiones mientras concede la entrevista a LAS PROVINCIAS. Contesta la última de las veces. «Tiene 90 años y lo está pasando fatal con todo esto. Nos ha destrozado a toda la familia». Contranatura. Una abuela que llora la pérdida de 'su niña'. Pero Marisol lo tiene claro. «Siempre que me preguntan contesto que tengo dos hijos».

-¿Cómo afronta la llegada del juicio?

-Mi hija nos va a ayudar ese día. Es que lo sé. Estoy muy nerviosa. Hasta el día 28 no entro en sala. Van primero los casos de las dos primeras muertes. Al final, el de mi hija. Yo el lunes estaré allí aunque no pueda entrar dentro. Me tendré que quedar en la calle. Me irán informando porque mi familia estará dentro. Va a ser muy largo.

«Es un psicópata de libro con dos caras. La de niño que no ha roto un plato y la de una bestia»

-¿Le dirá algo al acusado?

-Yo no tengo nada que decirle. No lo quiero recordar. Él está donde tiene que estar y yo también. Que estoy para hacerle justicia a mi hija. No quiero pensar en el Satanás que es. Paso de él. No le tengo rabia ni asco. Le tengo indiferencia. Ya se encargará la Justicia de darle el castigo que se merece. Yo no soy quién.

-¿Qué trasladará al jurado cuando declare?

-Contaré todo lo que he vivido y el daño que ha hecho. Es que a mí me ha enterrado en vida. Ya no es que haya matado a mi hija, a mí también. En el jurado habrá padres o madres y se pondrán en mi lugar. Lo que va a cambiar si lo declaran culpable es que sé que está en la cárcel y que de ahí no va a salir. A los que les cae la prisión permanente revisable ya no salen. Irá a la zona comunal. Con todos. Ahora está aislado. Porque tiene miedo.

-¿Mantiene contacto con las víctimas?

-Esta mañana (por el jueves) he hablado con una de ellas. No lo ha podido superar. Pobrecita... No pasa página. Pero es lo que le digo yo: 'Tú lo has contado, mi hija no'. Sólo he hablado con esta chica. Su madre se puso en contacto conmigo cuando salió en televisión la cara de este personaje. Porque ella decía: 'Podía haber sido yo'. Dice que sueña y todo. Tiene pesadillas. Es que antes de nada las drogaba. Las anulaba. Pero su corazón resistió. El de mi hija no... Pero Marta estará muy contenta de lo que estoy haciendo con ellas. Todas las víctimas declaran lo mismo. Es imposible que se escape de la condena.

-¿Cree la versión de Jorge Ignacio?

-No. Ni yo ni la Guardia Civil ni nadie. Él dice que se murió. Que al día siguiente, cuando se despertó, fue a tocar a mi hija y estaba fría. Entonces se asustó, subió la persiana y estaba muerta. Eso es lo que cuenta él. Yo solamente pido que no haya sufrido y ya está. Es lo único que me importa. ¡Yo lo que quiero es que me den a mi hija! (exclama). Confío en la UCO y todo el equipo de investigación que lleva el caso de mi hija y sé que va a aparecer. Lo que no sé es cuándo.

-¿ Cómo se sentirá cuando aparezca el cuerpo de Marta?

-Pues ya tienes una realidad. Ya no puedes hacer fantasías en tu cabeza. Y comenzaré mi duelo y luego podré cerrar una etapa de mi vida. Con eso no quiero decir que me vaya a olvidar de mi hija. La voy a llevar por bandera toda la vida. Y voy hacer una asociación con el nombre de mi hija para mantenerla viva siempre. Estará destinada a ayudar a los padres que están pasando por la misma situación que yo. Esto vale además mucho dinero. Tener tus propios abogados es muy caro y hay gente que desgraciadamente no lo puede pagar. Pues ahí entraremos nosotros, para ayudar a esas familias. Yo creo que estoy encontrando mi camino. No sé si elegiría yo esto antes de nacer para ayudar a otras personas.

-¿Te has sentido amparada por los partidos políticos?

-Ya he hablado con los partidos políticos y ahora a finales de junio llevaremos al congreso la votación para que se apruebe la prisión permanente revisable aunque no se encuentren los cuerpos, para que se lleve al Senado y luego se meta en el Código Penal. El único partido que votó en contra fue Podemos.

Marisol Burón se despide tras la entrevista con un abrazo. Firme pero cariñoso. Como es ella. Cercana. Maternal. «Me esperan unos días muy duros». Toma tranquilizantes. Habla casi a diario con su psicólogo. Está decidida a no rendirse hasta que el presunto asesino de su hija pase el resto de su vida en prisión. «Esperemos que todo salga bien. Marta me ayudará en el juicio».

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