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Patricia Cabezuelo
Miércoles, 12 de julio 2023, 08:42
La importancia de la psicología en la investigación criminal es hoy en día un hecho totalmente indiscutible. La creación de bases estadísticas sobre comportamientos de delincuentes, sus formas de acechar y de asesinar son el hilo principal de infinidad de series y películas de inagotable éxito. Pero no siempre fue así, antes de que el espeluznante Hannibal Lecter entrara a formar parte de nuestro imaginario colectivo, apenas había métodos científicos para enfrentarse a los casos más complicados.
Por ejemplo, las técnicas de 'profilling' (elaborar perfiles del delincuente para conseguir identificarlos), comenzaron con la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI, en 1972. Hace escasos cincuenta años, los agentes Patrick Mullany y Howard Teten, empezaron a entrevistar a asesinos y a violadores en serie para intentar entender qué les motivaba y si había un patrón en sus comportamientos. A más de un seriéfilo le sonarán estos nombres ya que 'Mindhunter', de Netflix, está inspirada en sus hallazgos.
Los resultados obtenidos por este primer equipo provocaron que el modelo de trabajo individual se ampliara. Así se creó el Programa de Aprehensión de Criminales Violentos (VICAP), con el que se elaboraron bases de datos que analizaban las particularidades de las escenas de crímenes y las relacionaban con las características de los malhechores. Una importante aportación de sus investigaciones fue la división entre asesinos en serie organizados, que corresponderían a los psicópatas, como el mencionado Hannibal o el popular Dexter, y a los desorganizados, más propios de sujetos psicóticos.
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Los avances en el campo de la criminalística no quedaron ahí y a finales del siglo XX cruzaron el charco. En la Universidad de Liverpool, Gran Bretaña, el profesor David Canter desarrolló la 'psicología de la investigación', una técnica que dio una vuelta de tuerca a las investigaciones y complicó todavía más que los malos se salieran con la suya.
El método del profesor Canter supuso un gran giro porque frente al desarrollo de protocolos o perfiles que definen modos de actuar de los malhechores en base a estudios estadísticos de delitos, pone el acento en la conducta observable. Por tanto, considera fundamental una buena recolección de información de las acciones relevantes del delincuente que luego sí se comparan con bases y finalmente se concluye con una identificación de elementos comunes que permitan establecer nexos entre los crímenes.
En base a este análisis sistemático de las variables del delito y su posterior interpretación el autor estableció 'la teoría del círculo', gracias a la cual se puede averiguar dónde reside el delincuente con bastante fiabilidad. Obviamente, nos referimos a delincuentes que cometen varios crímenes. Los llamados «en serie».
Se marcan sobre un plano los puntos relevantes de la investigación; por ejemplo, dónde aparecieron los cadáveres y dónde fueron vistas las víctimas por última vez.
Se unen todos esos puntos, se identifican los más lejanos y se traza una línea entre ellos. Se dibuja una circunferencia utilizando esa línea como diámetro de la misma.
El centro de esa área de actuación es la zona de confort del delincuente, donde no actúa para no ser reconocido. En el epicentro estaría su casa.
AUX STEP FOR JS
Este perfil geográfico se basa en la suposición de que los criminales van a cometer el crimen en las zonas que conocen y en las que se sienten cómodos pero no exactamente en la que residen. Canter sugiere que si todos los crímenes cometidos por un malhechor se sitúan en el interior de un círculo, es probable que su domicilio o base se encuentre dentro de esa misma circunferencia.
Esta deducción cuyo fundamento está en la 'hipótesis de la consistencia delictiva' significa que las personas, incluidos los agresores, actuamos de un modo consistente a través del tiempo y en diferentes situaciones, por lo que la forma en la que se comete un crimen refleja la conducta diaria así como las motivaciones. En esta hipótesis hay dos partes diferenciadas: la 'consistencia interpersonal' que se mantiene en la interacción víctima-victimario y la «consistencia espacial» que identifica el área geográfica en la que se comete el delito.
Es decir, cuando una persona comete una fechoría tiene un comportamiento estable en su interacción con la víctima y en los lugares donde actúa. El gran descubrimiento es que muchos criminales tenían ciertamente su base dentro de ese círculo. La teoría alcanzó la fama cuando Canter la aplicó en el caso del Violador del Tren. Un acechador que atacó a varias mujeres en Londres entre 1982 y 1986 y fue identificado entre más de dos mil sospechosos.
APLICACIÓN DEL CÍRCULO DE
CANTER AL CASO DEL VIOLADOR
DE LONDRES
LEYENDA
Localización de los delitos
1985/6
1984
1982
Domicilio del agresor
Borehamwood
Kilburn
Camden
Town
Harrow
Kensington
LONDRES
PERFIL
EL CULPABLE
Vivía en Kilburn
Vive en Kilburn
o Cricklewood
Separado
Problemas
matrimoniales
Sólo dos amigos
Solitario
Miembro de un
club de lucha
Artes marciales
1,62 m de altura
Físico pequeño
APLICACIÓN DEL CÍRCULO DE CANTER
AL CASO DEL VIOLADOR DE LONDRES
Borehamwood
Kilburn
Camden
Town
Harrow
Kensington
LONDRES
John Duffy, el ‘Violador
del Tren’
PERFIL
EL CULPABLE
Vive en Kilburn
o Cricklewood
Vivía en Kilburn
Separado
Problemas
matrimoniales
Sólo dos amigos
Solitario
Miembro de un
club de lucha
Artes marciales
Físico pequeño
1,62 m de altura
APLICACIÓN DEL CÍRCULO DE CANTER AL CASO DEL VIOLADOR DE LONDRES
LEYENDA
Localización
de los delitos
1982
1984
Borehamwood
1985/6
Domicilio
del agresor
Kilburn
Camden
Town
Harrow
PERFIL
Vive en Kilburn
o Cricklewood
Problemas
matrimoniales
Kensington
Solitario
Artes marciales
LONDRES
Físico pequeño
EL CULPABLE
Vivía en Kilburn
Separado
Sólo dos amigos
Miembro de un
club de lucha
1,62 m de altura
John Duffy, el ‘Violador del Tren’
Obviamente el círculo no es infalible. El mismo autor no descarta que un criminal actúe en zonas que queden fuera de la circunferencia pero las probabilidades de que esto ocurra son menores. Es más plausible que se aleje de su residencia para evitar que lo reconozcan pero no lo suficiente para sentirse seguro y poder regresar a su hogar cuando ha delinquido. A este tipo los designa «merodeadores»; mientras que los »viajeros» serían los que se desplazan más lejos para perpetrar sus acciones.
La 'psicología de la investigación' halló mediante comparativas estadísticas que también hay una relación entre el tipo de delito y la «teoría del círculo`, de modo que en más de un 80% de los casos investigados, el delincuente es de tipo merodeador y la teoría tiene más vigor. Pero esta cifra disminuye ligeramente en el caso de los violadores y los pirómanos.
MODELO DE REPETICIÓN DE LOS
DELINCUENTES ‘MERODEADORES’
La localización del domicilio del
criminal en el epicentro de la zona
donde delinque, tal y como reza la
teoría de Canter se cumple con mayor
porcentaje según el tipo de delito
76
%
72
%
62
%
49
%
Asesinos
Violadores
Pirómanos
Ladrones
MODELO DE REPETICIÓN DE LOS
DELINCUENTES ‘MERODEADORES’
La localización del domicilio del criminal en el
epicentro de la zona donde delinque, tal y
como reza la teoría de Canter se cumple con
mayor porcentaje según el tipo de delito
76
%
72
%
62
%
49
%
Asesinos
Violadores
Pirómanos
Ladrones
MODELO DE REPETICIÓN DE LOS DELINCUENTES ‘MERODEADORES’
La localización del domicilio del criminal en el epicentro de la zona donde delinque, tal y
como reza la teoría de Canter se cumple con mayor porcentaje según el tipo de delito
76
%
72
%
62
%
49
%
Asesinos
Violadores
Pirómanos
Ladrones
El perfil geográfico de Canter se utilizó por primera vez en España en 1999, fue en la Comunidad Valenciana. La investigación del caso del asesino de Castellón estaba en punto muerto cuando las fuerzas de seguridad decidieron consultar a Vicente Garrido. El joven profesor de Psicología Criminal en la UV, formado en Quantico, relacionó distintos crímenes que en principio no parecían del mismo autor: dos jóvenes de 25 años desaparecidas en zonas de discotecas y tres prostitutas halladas en áreas pantanosas. Elaboró un perfil psicológico del asesino: «hombre joven, soltero, que probablemente vive con los padres, con un trabajo estable y perfectamente integrado en su ambiente laboral y familiar». Garrido concluyó que estaba frente a un delincuente del tipo 'merodeador' y a sabiendas de que la estadística estaba de su parte realizó un perfil geográfico que le permitió concluir que el criminal vivía en Castellón.
Se localizaron sobre un mapa real las localizaciones de los cuerpos y los lugares donde desaparecieron las mujeres
Se unieron todos esos lugares mediante líneas.
Se trazó una circunferencia que contuviera las líneas. Eso es la zona de actuación de Ferrándiz.
El perfil geográfico concluyó que el asesino vivía en la zona central de la circunferencia. Ferrándiz residía en Castellón.
AUX STEP FOR JS
Unos meses después, un incidente llamó la atención de los investigadores. Una joven denunció que la noche anterior había intentado asfixiarla un hombre bien parecido y educado. Los vecinos, alertados por la resistencia de la joven, pusieron en fuga al secuestrador no sin antes fotografiar la matrícula. Al analizar el suceso, las fuerzas de seguridad llegaron hasta Joaquín Ferrándiz Ventura, soltero, de 35 años, que trabajaba en una compañía de seguros y vivía con su madre en Castellón. Encajaba tan bien en el perfil elaborado por Garrido que la policía no dudó de que se encontraban frente al escurridizo asesino al que llevaban años buscando. Esta sospecha quedó confirmada cuando vieron que había cumplido condena por violación. El acierto del psicólogo criminalista Vicente Garrido supuso un espaldarazo a las técnicas de psicología de la investigación y más concretamente a la 'teoría del círculo' de Canter.
En la actualidad estas técnicas no sólo se siguen aplicando si no que cuentan con mayores aciertos que nunca debido a su implementación en sistemas informáticos que permiten realizar consultas interactivas cruzadas con información geográfica para facilitar la captura de malhechores.
El programa Draganet, creado también por Canter, tiene el objetivo establecer el lugar de residencia del delincuente a partir de las localizaciones de sus ataques. La ventaja crucial de este software es que no indica una única ubicación sino que pinta sobre el mapa varias posibilidades, lo que maximiza las probabilidades de éxito. Su algoritmo, que se estableció tras estudiar a distintos asesinos en serie, genera un mapa de calor donde se identifican las zonas de mayor o menor probabilidad de que se produzca otro delito así como la localización de la base del criminal.
Draganet no está sólo en el mundo cibercriminalístico, Rigel, Predator y Crimestat también son programas informáticos que actúan de modo similar para que la lucha contra el crimen sea más eficaz gracias a las herramientas que hoy tenemos a nuestro alcance.
Ilustración Raúl Canales
Documentación La información que recoge este reportaje ha sido extraída del libro 'Mapping Murder: The Secrets of Geographical Profiling' de David Canter, del sumario de la investigación sobre Joaquín Ferrándiz Ventura elaborado por la Dirección General de la Guardia Civil y de la entrevista al profesor Vicente Garrido realizada por LAS PROVINCIAS.
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