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Los poblados de los grandes saltos fluviales de la provincia de Salamanca albergaron durante años a los trabajadores que construyeron los embalses y, más tarde, operaron las grandes centrales hidroeléctricas que han llegado hasta nuestro días. Fueron levantados en la primera mitad del siglo XX ... y estuvieron ocupados hasta finales del siglo pasado cuando la automatización de los sistemas los hizo innecesarios. Sin embargo, no quedaron en el olvido.
Décadas después, los poblados de los saltos de Iberdrola han corrido diferente suerte, pero se han convertido en destinos turísticos y vacacionales. Dos siguen en manos de la compañía, otro acaba de ser vendido y el cuarto, el de Sacuelle, está a la venta.
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A principios de los años 2000, la empresa Iberdrola vendió dos de los poblados, el de Castro y el de Saucelle, a Explotaciones Turísticas de los Arribes, S.L. Esta sociedad rehabilita el poblado salmantino y lo explota turísticamente, mientras que el de Castro lo deja en 'barbecho'. La sociedad se escinde y se reparten los activos entre nuevos propietarios.
Estas instalaciones eran verdaderos pueblos levantados de la nada, donde se necesitaba instalar todo cuanto fuera imprescindible para el desarrollo de la vida cotidiana: además de la lógica infraestructura escuelas, enfermerías, hospitales, instalaciones deportivas —generalmente frontones o campos de fútbol—, iglesias, comedores, cantinas, viviendas y muchos barracones.
Hace unos días salía a la luz la venta del poblado de Castro, en Zamora, a un nuevo inversor que lo quiere convertir en aldea turística. El pueblo, equipado con escuela, iglesia y hasta cuartel de la Guardia Civil, fue vendido por 300.000 euros y su nuevo propietario pretende recuperarlo del abandono. Y ahora se ha conocido la puesta en venta del poblado de Saucelle.
Este pueblo fue construido por la antigua Iberduero y estuvo ocupado hasta 1989. Hace 20 años, en 2002, Iberdrola lo vendió y sus compradores lo convirtieron en alojamiento turístico, Aldeaduero. Ahora, lo venden.
El poblado vinculado a la instalación de Saucelle. Empezó a construirse en 1950 y en 2002 Iberdrola lo vendió a una sociedad que lo convirtió en Aldeaduero. Está en venta.
El poblado de Castro está en la provincia de Zamora. Acaba de ser vendido. Conserva 44 casas, la escuela, la iglesia, la hospedería, el cuartel de la Guardia Civil y el bar.
Piden 4,8 millones de euros «negociables» por el complejo que está compuesto por 26 casas rurales totalmente equipados y con parcela ajardinada independiente, además de un hotel con piscina y chiringuito de temporada de junio a septiembre, pista de tenis, zona infantil de recreo, pista de fútbol y baloncesto, cancha de fútbol-sala, numerosas zonas verdes, cafetería, restaurante con capacidad para 150 personas y cabaña chill out.
Sin embargo, estos dos no son los únicos poblados de los saltos del Duero y el Tormes. En su día, la eléctrica construyó más instalaciones de este tipo que siguen siendo de su propiedad. Es el caso de los de Ricobayo (en Zamora), Aldeadávila y Villarino. ¿Qué ha sido de ellos?
Iberdrola ha llevado a cabo la rehabilitación de cerca de 50 viviendas en algunos de sus poblados más emblemáticos junto a los ríos Duero, Tormes o Tajo. Se han transformado en resort turísticos para que sus empleados y personal prejubilado y jubilado disfruten de la posibilidad de alojarse en sus casas rurales (15 en Aldedávila, 15 en Villarino, 10 en Ricobayo y 8 en Alcántara- en sus vacaciones o fines de semana.
Igual que hace con los apartamentos de costa para las vacaciones de verano, la empresa ha abierto la posibilidad de que los interesados puedan alojarse durante todo el año en estos bellos enclaves rurales, por periodos semanales. Se estrenaron la pasada Semana Santa.
Sito en la localidad salmantina de Villarino, es uno de los rehabilitados por Iberdrola como resort vacacional pra sus empleados.
El poblado de La Verde está en Aldeadávila, localidad principal de los saltos del Duero. Toma su nombre del convento de Santa Marina La Verde.
Se han realizado una serie de actuaciones para la adecuación y mejora de las viviendas, para transformarlas en cómodos apartamentos vacacionales y convertir estos poblados en un verdadero resort vacacional sostenible, cumpliendo con todos los estándares de confort.
Por estas viviendas puedan pasar entre 2.500 y 3.000 personas a lo largo del año. Empleados de España, pero también del resto del mundo, ya que Iberdrola opera en multitud de países, cuyos trabajadores también pueden tener acceso a estas viviendas vacacionales si así lo desean.
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