A 200 km/h la vida pasa muy deprisa, pero un puñado de conductores se empeñan en circular a esa velocidad en las vías públicas de la provincia cada año. Son los irreductibles de los grandes excesos de velocidad, a los que la Guardia Civil tiene la orden de interceptar en el 'circuito' donde se dedican a pisar el acelerador, un corredor de autovías que abarca desde Ávila a Portugal hasta donde se les persigue para que no queden impunes.
La velocidad es la norma que más se le atraganta a los conductores, también a los salmantinos, pero los que la profesan a más de 200 km/h son unos pocos, una minúscula muestra entre 30.000 multas al año. El año pasado fueron doce los sorprendidos por encima de las dos centenas. Sin embargo, en los últimos tiempos Tráfico ha detectado en Salamanca que algunos han recurrido a una triquiñuela para seguir conduciendo incluso sin carné: intentar conseguir un duplicado, algo que ya adelantamos que no funciona.
Los pillados a más de 200 son conductores que se adentran en el terreno de lo penal. El de los denominados grandes excesos de velocidad, que es un problema recurrente en Salamanca. En los últimos seis años, más de un centenar de conductores han sido sorprendidos por encima de los 200 km/h, una velocidad que deja muy lejos lo límites legales y que entra dentro de los que está tipificado como delito contra la seguridad vial, penado con cárcel.
Según los datos facilitados por la Jefatura Provincial de Tráfico, en casi todos los casos los conductores sorprendidos por encima de los 200 circulaban en una autovía, donde el límite es 120; sin embargo, dos de ellos superaban esa velocidad en carreteras secundarias con límite de 80. En ambos supuestos, no se trata de un simple exceso de velocidad, multado con una sanción económica y la detracción de puntos, sino que entra en el tipo de casos que acabarán en el juzgado.
La clave es el número de kilómetros por hora del exceso por encima de la velocidad marcada en la vía donde se comete la infracción. Depende de si lo hacemos en autovía o en zonas urbanas. Y en los últimos años son muchos los conductores que han 'volado bajo'.
El territorio preferido son las vías de gran capacidad. La lista de los conductores pillados a más de 200 km/h señala la A-62, la A-66 y la A-50, pero especialmente los tramos hacia la frontera con Portugal; son varios los puntos reincidentes. Sorprende que se haya pillado a un conductor por encima de esa velocidad en la circunvalación SA-20 y a otro en una nacional limitada a 80. A partir de aquí, empieza la tarea de Tráfico y la Guardia Civil.
Lo más importante es interceptar a estos infractores. Si el radar es fijo, no se le para, pero si cruza por delante de un control o un radar portátil es más difícil; en todo caso, se prioriza siempre intentar detener el vehículo para identificar al conductor. Esto simplifica los pasos que habrá que dar posteriormente. Si no se logra interceptarle, después habrá que pedir al titular del vehículo que identifique al conductor, lo que dificultará la sanción.
Por este motivo, se ha llegado a perseguir a algunos de estos conductores a través de la provincia en dirección a Cáceres, a Ávila o hacia Portugal. Para ello, se colabora con otros subsectores de tráfico. Cuando se les para, el perfil habitual es el de jóvenes, la mitad extranjeros, con vehículos de alta gama.
Conseguir que uno de estos conductores sea sancionado es, después, una tarea compleja. De entrada, hay que tener en cuenta el margen de los radares, algo necesario para que la multa sea efectiva y válida. Dependerá del tipo de cinemómetro que tiene que estar siempre homologado y haber pasado las pruebas, revisiones y calibraciones obligatorias.
Además de la cuestión técnica, está la legal, clave en los delitos penales. Según explica el jefe provincial de Tráfico, Miguel Moreno, hay dos cifras a partir de las cuales se inician procedimientos penales contra los grandes excesos de velocidad. Si se comenten en autovía, es a partir de 211 km/h cuando se pueden iniciar acciones efectivas contra el infractor; en el caso de las vías urbanas limitadas a 50, será a partir de 137.
Eso asegura que la sanción va a llegar a buen puerto. En cuanto se abren diligencias penales, la multa va a los juzgados. Superar la velocidad permitida en 60 km/h en vía urbana, o en 80 km/h en viales interurbanos, los supuestos de los grandes excesos, puede suponer la pérdida del carnet durante un periodo de 1 a 4 años, con posible prisión de 3 meses.
Según explican desde Tráfico, esto suele acabar en un juicio rápido y ocho meses sin permiso de conducir, además de un curso de reeducación de 24 horas. Si no es así y la condena supera los dos años, perdería el carné y tendría que volver a obtenerlo. Sólo en el caso de ser absuelto, el asunto volvería a la vía administrativa en la que le espera una multa de 600 euros y la pérdida de 6 puntos del carné de conducir.
Muchos de estos infractores son de nacionalidad extranjera, pero también hay salmantinos que cometen delitos de velocidad en Portugal. Existe una directiva para que estas sanciones que incluyen pérdida de carné sean aplicables en todos los países, pero no se está consiguiendo y falta mucho camino en coordinación.
Los extranjeros sancionados en Salamanca sí pueden ser condenados penalmente, con multa y privación de carné y prohibición de conducir, pero sólo en España. Las condenas se comunican, pero en el sentido contrario también llegan condenas de conductores salmantinos en Portugal, donde las autoridades lusas de tráfico comunican la privación de carné a las españolas. Tráfico las está recibiendo y está sobre aviso de lo que está ocurriendo.
Cuando son parados y condenados, y se les retira el carné, un truco que se usa es pedir en España un duplicado por extravío del documento. Es ahí cuando la jefatura provincial está empezando a detectar casos de conductores condenados que usan ese atajo para seguir conduciendo en España a pesar de se delincuentes.
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