Probablemente sea casi imposible encontrar a algún salmantino que no haya oído hablar del Puerto Seco de Salamanca. Sin apenas dudarlo, podría asegurarse que es el proyecto de infraestructura pública que más primeras páginas de los medios de comunicación locales -en todos sus formatos- ha protagonizado, sin que apenas se haya colocado una sola piedra del mismo.
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Otra cosa es que, el proyecto más vendido por las administraciones, el que desde hace 21 años, -cuando se pronunció por primera vez aquello de la Plataforma Logística Multimodal-, está llamado a ser la piedra angular del futuro económico de Salamanca y su zona de influencia, haya despertado gran interés entre los salmantinos, y que estos conozcan las características más básicas del mismo.
Es más, la mayoría no sabe que a o lo que nos estamos refiriendo no es otra cosa que una terminal ferroviaria, eso sí, de grandes dimensiones y con unas prestaciones de gran importancia que la pueden convertir en un elemento importante para el desarrollo del comercio internacional, no solo en Salamanca, sino en toda Castilla y León y el oeste y el norte de España.
Pero no hablamos de una industria que vaya a dar empleo a 1.000 personas. Hablamos de algo que debe ayudar a que lleguen a Salamanca empresas que generen cientos de puestos de trabajo. Y mejor si son miles.
A continuación, vamos a intentar explicar cómo se gestó el proyecto, qué es el puerto seco y qué se espera de él.
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