Dos años de prisión para una portuguesa por estafar a un ganadero de Ledesma de 65 años

La Audiencia Provincial de Salamanca ha condenado el pasado 16 de julio a dos años de prisión a una mujer de origen portugués por haber estafado a un ganadero y pastor residente en la localidad salmantina de Ledesma. Los hechos se remontan a abril de 2020, cuando el hombre buscaba una relación estable de matrimonio, fue entonces cuando llegó a oídos de la acusada y se conocieron.

La relación entre ambos se desarrolló principalmente a través de WhatsApp, viéndose en persona menos de cinco veces. La acusada logró que la víctima realizase varias transferencias a nombre de una amiga suya, alegando que así evitaría perder una supuesta prestación social. Estas transferencias, según la mujer, eran para comprar una casa en la que viviría con sus hijos.

Un mes después de iniciar la relación, la mujer condicionó el matrimonio a la compra de una vivienda, la cual costó 54.000 euros bajo el concepto «compra de piso en Zamora». La escritura de compra de la vivienda se firmó en junio de 2020, quedando la propiedad a nombre de ambos. Sin embargo, fue el ganadero quien asumió todos los gastos, que ascendieron a 62.435,19 euros. Además, pagó otras facturas por un total de 38.519,17 euros para amueblar y reformar la vivienda. Finalmente en agosto de 2020, logró una tranferencia de 4.600 euros para comprar un coche.

Tras obtener todo el dinero, la mujer dejó de mantener contacto con el hombre estafado poniendo excusas para no encontrarse con él y no le entregó las llaves de la vivienda, que nunca llegó a ocupar.

La sentencia declara a la acusada culpable de un delito de estafa según los artículos 248 y 250 del Código Penal, imponiéndole una pena de dos años de prisión, una multa de seis euros diarios durante seis meses, y la inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de condena. La prisión será suspendida si paga la multa y no comete delitos en los próximos dos años. Asimismo, se ha declarado nula la escritura de la vivienda, quedando el varón como único titular.

Esta sentencia pone fin, tras cuatro años desde el inicio, a un engaño que aprovechó la vulnerabilidad de un hombre en busca de compañía y matrimonio, destacando la importancia de la cautela en las relaciones surgidas a través de medios electrónicos.