

Secciones
Servicios
Destacamos
Aunque era natural de Quejigal, Don Juanjo se enamoró profundamente del pueblo salmantino de Linares de Riofrío hace ya algo más de medio siglo.
Desde entonces, y pese a su delicado estado de salud en los últimos años, un vínculo inquebrantable se forjó entre este párroco y los vecinos de Linares, quienes le recuerdan con inmenso cariño: «Era una bellísima persona, nadie en Linares va a hablarte mal de don Juanjo», aseguran.
Su vocación iba mucho más allá de oficiar eucaristías dominicales, bodas o bautizos y es que, Don Juanjo, brindaba ayuda a las viudas que tenían dificultades para poder sacar a su familia adelante o, incluso, acogía en su propio domicilio a aquellos que llegaban al pueblo solicitando ayuda; era, a fin de cuentas, humano y cercano.
Chelo, vecina natural de Linares, fue la mano derecha de don Juanjo durante más de 30 años, tiempo durante el que ambos compartieron innumerables anécdotas: «Era muy manazas», cuenta Chelo, con humor « yo le llamaba Zapatones» relata.
Don Juanjo, involucrado hasta la médula en todos los asuntos referidos a Linares, impartía catequesis a los más pequeños, participaba en la organización de 'Los Quintos' y en una ocasión llegó, incluso, a dar el pregón en las fiestas del pueblo: «Fue un discurso muy emotivo», recuerda Chelo.
Con una gran capacidad para comunicar, este inolvidable párroco no leía ningún documento durante el oficio de las misas sino que, únicamente, se servía de un pequeño esquema.
«Sus sermones eran espectaculares» asegura Chelo, «una vez se transmitió una misa de Don Juanjo en TV2 y, al finalizar, el locutor estaba impresionado por la homilía que acababa de presenciar», cuenta.
Hasta el pasado mes de mayo de este mismo año, Don Juanjo, siguió oficiando eucaristías en la Iglesia de Nuestra Señora de La Asunción pero, finalmente, la enfermadad terminó por alejarle del pueblo y le obligó a retirarse a la Residencia Diocesana de la Casa de la Iglesia de Salamanca, donde ha pasado sus últimos días.
Apasionado y cercano, Don Juanjo supo ganarse el cariño de todo un pueblo en poco tiempo; tanto es así que el propio Ayuntamiento de Linares, conocedor de los deseos del párroco de ser inhumado en el cementerio de citado pueblo, le ha facilitado una sepultura en su Campo Santo.
Linares de Riofrío despide hoy a su párroco, Don Juanjo, pero su recuerdo permanecerá imperturbable pese al devenir de los años.
«Él rezó por todos», afirma Chelo, «ahora todos debemos de rezar por él».
Descanse en Paz, Don Juanjo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Debido a un error no hemos podido dar de alta tu suscripción.
Por favor, ponte en contacto con Atención al Cliente.
¡Bienvenido a SALAMANCAHOY!
Tu suscripción con Google se ha realizado correctamente, pero ya tenías otra suscripción activa en SALAMANCAHOY.
Déjanos tus datos y nos pondremos en contacto contigo para analizar tu caso
¡Tu suscripción con Google se ha realizado correctamente!
La compra se ha asociado al siguiente email
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.