El alto volumen de noticias negativas aumenta la necesidad de la atención psicológica

La crisis sanitaria, que aún arrastra los fantasmas de los meses más duros, dejó al descubierto carencias que aún no se han conseguido disimular. Tal es así que, en lo que llevamos de este año, la demanda asistencial se sitúa en números similares al año 2020, -el peor de la pandemia-, y el panorama no parece ser muy favorecedor. «Con la pandemia han salido a flote algunas situaciones que hasta entonces estaban escondidas: despedidas inesperadas, soledad, incertidumbre», añade Mateos. A pesar de situarnos en un contexto más amigable respecto al covid, los hechos actuales encadenados en una cuerda de malestar incrementan la desesperación social.

El incremento de precios en los alimentos, el impacto socioeconómico de la pandemia, los desastres asociados a la crisis climática o el conflicto en Ucrania impacta de forma notable en el bienestar de la población. De hecho, la situación es tal que la técnico de salud asegura que «lo raro es que en estos dos años hay alguien que no ha sufrido cierta desestabilidad emocional, son reacciones normales ante situaciones anormales».

La sociedad empieza a desnudar tabúes y a concebir la atención psicológica como una herramienta necesaria. A raíz de esta concepción, las acciones políticas han avanzado en este sentido para facilitar recursos «asequibles y accesibles». Una posibilidad que ya era demandada por la sociedad, y en la que preocupan dos sectores principalmente: la gente joven y las personas mayores. «El aumento de casos en gente joven nos preocupa, llama la atención el aumento de llamadas realizadas por menores de edad, hemos pasado de 147 llamadas a 845», asegura.

En el otro extremo, las personas mayores son también el gran sector olvidad. «Es preocupante por la soledad no deseada, al final se convierte en un círculo vicioso porque es difícil tener la voluntad para hacer cosas que les mantengan activos», apunta. No obstante, el grupo de edad -quizás por conocer más los servicios disponibles- que más demanda esta herramienta es la población de 50-65 años, y la mayoría de ellos demandan contención y soporte emocional.