Último y sentido homenaje a Elena Rodríguez: «No permitiremos que se apague tu antorcha»

Daniela Di Domenico

Miércoles, 5 de junio 2024, 19:13

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Los jardines del CIFP Río Tormes se han llenado de cientos de allegados y personas que han querido rendir homenaje a su profesora, Elena Rodríguez, fallecida en un atropello el pasado martes 28 de mayo. La docente ha dejado una profunda huella en la comunidad educativa de Salamanca como se vio en los días posteriores en el centro y en toda la ciudad, con muestra de cariño que se han repetido hoy en su colegio.

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Entre los presentes, familiares, amigos, compañeros de trabajo y alumnos reflejaban en sus rostros la tristeza por el gran vacío que ha dejado Elena. Al acto también han acudido el viceconsejero de la formación profesional del País Vasco, Jorge Arévalo, así como el director provincial de educación de Salamanca, Ángel Miguel Morín, y representantes de la Dirección General de Formación Profesional de Castilla y León.

La memoria de la profesora se ha honrado en varios actos. Una elegía en la que primero, el director del CIFP Río Tormes, Miguel Ángel Casanova, ha dedicado delante de todos los presentes unas palabras recordando a la profesora. Seguidamente, un canto elegíaco y el nostálgico sonido de un violín acompañaban el silencio en el patio.

Al finalizar este primer acto, la familia ha sido acompañada a plantar en los jardines del instituto un árbol Ginkgo Biloba en honor a la implicación que tenía Elena en la sostenibilidad. Los hijos de la profesora han sido los encargados de plantarlo mientras una ola de aplausos cubría el momento.

Por último, los familiares acompañados por el director del centro y algunos compañeros, han subido a la primera planta para inaugurar una placa conmemorativa con el nombre y rostro de la profesora en el aula 114 de emprendimiento, donde ella pasaba mucho tiempo.

Durante el discurso, la han recordado como lo que encarna su nombre 'Elena': «Una mujer brillante, resplandeciente, que ilumina, como lo hace una antorcha. Tres cualidades que sus ojos vivos y curiosos reflejaban a la perfección. Nos hacía emprender nuevos caminos y visualizar un futuro mejor».

«Nos deja una huella imborrable en el centro y en toda la comunidad educativa. Una excelente compañera, generosa, amable, desprendida, cordial y una buena persona. Seguiremos por la senda en la que tú creías y tú nos enseñaste, sin olvidarnos del lado humano y sensible que te caracterizaba. No permitiremos que se apague tu antorcha».