
La adaptación de edificios de arquitectura contemporánea para su uso turístico está multiplicando las actuaciones en las que estos inmuebles ven alterado su aspecto exterior, cosa que se hace con licencia y autorización, pero que no deja de ser una deformación de su configuración original. Algo que modifica para siempre construcciones que están protegidas y que tienen valor arquitectónico.
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El centro de Salamanca concentra varios de estos casos y el 'kilómetro 0' de ese tipo de cambios se ubica en torno a la calle Quintana, que separa la plaza del Corrillo de la Rúa Mayor y donde se ubican muchos de estos edificios que van a ser transformados para albergar nuevos hoteles, apartamentos o restaurantes. El último caso está en la conocida como Isla de la Rúa, una pequeña plaza, y consiste en sacarle ventanas que no tenía a una fachada.
El proyecto arrancó hace unas semanas tras conseguir autorización y licencias meses atrás. La construcción, que data de 1930, figura en el catálogo de edificios protegidos y es un ejemplo más de arquitectura valiosa de Salamanca que se pasa al uso turístico.
Albergará un hotel «de tamaño medio», apartamentos turísticos y un restaurante con una capacidad de 97 personas, Para ello, ha solicitado licencia para rehabilitación con cambio de uso y también una licencia ambiental para bar-restaurante, que ya tiene concedida. Además, se ha concedido la instalación de una chimenea conforme a la normativa del casco histórico.
Las obras ya han empezado y se puede ver parte del resultado futuro, en uno caso similar al del edificio de la calle Prior al que le han salido varias ventanas, pero no tan extremo como el caso del antiguo 'Poney Pisador', un edificio catalogado que fue desmontado piedra a piedra y que ha sido reconstruido con dos plantas más que no tenía en su cuerpo principal. Al menos, otras actuaciones, como el 'lavado de cara' del antiguo hotel Gran Vía, sí han conseguido devolverle su mejor aspecto conservando su originalidad.
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Según su ficha del catálogo de edificaciones protegidas, su construcción está fechada en torno a 1930, hace ya cerca de un siglo; su estilo corresponde a la transición entre historicismos y racionalismo. Es obligatorio mantener su fachada con revocos pintados y elementos originales. Destaca por los cuerpos volados con esquinas curvas, la balaustrada superior y los grandes huecos rectangulares.
Dado su nivel de protección, hubo que someter el proyecto a consideración de la comisión territorial de patrimonio, que hizo algunas observaciones. Un primer proyecto técnico fue aprobado con cambios que incluían un ascensor, cambios en la cubierta para poner aparatos de ventilación y la petición de cambios para la fachada sur, la que da a la pequeña plaza del primer tramo de la Rúa.
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Entre otras cosas, se proponía un muro vegetal, que fue desestimado, y abrir un acceso que ahora no tiene, además de nuevos huecos con otra proporción en la misma fachada. Esto es lo que se está ejecutando y que va a cambiar su aspecto.
Para su nuevo uso se van a abrir más ventanas, pues se abren huecos, lo que da lugar a una nueva fachada. También se aprecia con claridad una estructura de nueva construcción sobre la cubierta, sobre el papel, para colocar instalaciones de climatización.
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