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Hace hoy un año del inicio de la invasión de Ucrania por parte de las fuerzas rusas. Un conflicto bélico que se ha convertido en una guerra larga con miles de víctimas y una enorme destrucción en el país agredido. Víctima quien huye, quien se ... queda y quien pierde la vida a medio camino entre ambas intenciones.
Un 24 de febrero de 2022 difícil de olvidar, sobre todo para aquellos ucranianos que recorrieron 3.717 kilómetros hasta llegar a Salamanca. Más concretamente, 540 personas, de las cuales 191 se instalaron por mediación de Cruz Roja y 349 fueron atendidas por Accem, una ONG que trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas refugiadas.
Esta mañana, la Plaza Mayor de Salamanca fue testigo de un emotivo homenaje en el que responsables del Ayuntamiento, de la Universidad de Salamanca, asociaciones y otros servicios comunitarios y de emergencia de la ciudad se unieron en un minuto de silencio en señal de apoyo a Ucrania.
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Desde el año pasado se ha creado una gran comuniad de ucranianos en la ciudad de Salamanca. Antes de que estallara la guerra, residían en la ciudad un gran número de ucranianos que, a día de hoy, se dedican a ayudar a los refugiados que después de un año continúa escapando de la guerra. Es el caso Pedro, un ucraniano que vive en Salamanca desde hace varios años, «trabajo para las personas que están llegando, la gente es amable y están empezando de cero, con un nuevo trabajo y un nuevo hogar».
Hace una crítica a la economía global en la que entiende la molestia de los europeos, «entiendo que es muy molesto para Europa pagar más impuestos porque los precios han subido, la gente tiene razón, pero nosotros no tenemos culpa, vosotros pagáis con dinero pero Ucrania paga con sangre». «Nosotros estamos defendiendo a toda Europa del imperialismo ruso», declara.
Una mujer refugiada comenta que su recibiento ha sido bueno y que toda la comunidad está muy agradecida, «estamos empezando una nueva vida que durará hasta que termine la guerra, pero echamos de menos a nuestro país y a nuestros familiares». «Aquí nos faltan nuestros padres, nuestros hijos, nuestros maridos, que además muchos ya no están».
Estas mujeres que han llegado hasta Salamanca escapando de la guerra cuentan historias escalofriantes pero reales, mientras ellas aprenden español y se adaptan a su nuevo hogar, son muchos los que continúan en medio de la batalla y afirman, «ya se han acostumbrado». «Mi hijo sigue allí y me cuesta comunicarme con él porque no tiene ni luz ni internet y las alarmas no paran de sonar».
«La gente ya se ha acostumbrado, antes se asustaban, ahora cuando escuchan una bomba se tiran al suelo,no hacen nada más, antes huían a esconderse y ahora paran un momento y se tiran al suelo porque ya están cansados. Los coches huyen en direcciones por las que no corresponde con tal de escapar y ponerse a salvo».
Cuentan historias escalofriantes en las que los rusos manipulan a los niños ucranianos para que luchen contra su propio país, todo está escrito y es muy duro lo que se está viviendo allí«.
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