Algunas tradiciones que la capital salmantina ha perdido con los años

Hace alguna década, los salmantinos recurrían al manantial de La Platina para coger agua. La fuente situada en la zona del cementerio donde ahora se ubican el Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCYL) y el Instituto de Biología Funcional y Genómica fue durante muchos años el punto de encuentro entre los vecinos que acudían cada día a recoger el agua. La Platina tuvo fama en Salamanca de tener aguas con propiedades curativas, y de hecho, era común el tránsito de personas llevando el agua para el consumo en los hogares.

Las tradiciones se transforman y prueba de ello también es el carnaval. Ahora la fiesta de los disfraces es parte de la identidad de Ciudad Rodrigo en Salamanca, pero hace treinta años, era la Avenida Portugal quien portaba este renombre. De hecho, el desfile y las espectaculares carrozas eran parte del patrimonio de un barrio que se trasladaba en un recorrido hasta la Plaza Mayor. Una festividad que reunía a público de todas las edades y despertaba la ilusión no solo de los más pequeños, sino también adultos que preparaban con antelación su mejor disfraz. Desde hace ya casi quince años cuando en 2006 la construcción del aparcamiento subterráneo enterró también esta festividad, el furor del carnaval pasó de un barrio al municipio mirobrigense.

Otra costumbre atropellada por las nuevas formas de relacionarse tenía su foco en el punto clave de la capital. La Plaza Mayor, como centro social de Salamanca, daba cobijo a los hombres y mujeres que encontraban en ese enclave una oportunidad para conocerse. Tradicional era que tanto ellas como ellos pasearan separados bajo los soportales en dos filas, -los varones en una dirección y las féminas en otra-, para que, cada cierto tiempo, pudieran cruzarse. Entonces no existían aplicaciones de citas ni redes sociales para conocer gente, aunque lo que sí se mantiene es citarse 'debajo del reloj'.

Algunas de las más representativas aún se mantienen y se aferran a las costumbres de la sociedad salmantina. El lunes de Aguas, El Mariquelo o La Mariseca son hoy en día tres de las tradiciones más seguidas y respetadas. Sin embargo, también han acogido cambios y han evolucionado con el paso del tiempo. En la primera de ellas, por ejemplo, ahora se festeja en la ribera del río para degustar el hornazo aunque el origen de esta fiesta popular reside en el traslado de las prostitutas fuera de la ciudad durante la Cuaresma y Semana Santa hasta el lunes siguiente al de Pascua (Lunes de Aguas).

El Mariquelo tampoco guarda con exactitud el modelo de su origen y ahora el salmantino Ángel Rufino de Haro ha añadido su toque folclórico al subir a la Catedral vestido de charro y provisto de una gaita y un tamboril. No obstante, la intención se mantiene: dar gracias a Dios porque el 31 de octubre de 1755 el terremoto que sacudió a Lisboa no afectara a la Catedral de Salamanca. Incluso La Mariseca ha visto alterada algún detalle puesto que aquella persona que colocaba la bandera de España acompañada de un toro de hojalata en lo alto de la torre del Ayuntamiento para anunciar el inicio de las ferias de septiembre, era premiada con uno de los toros lidiados en los festejos.