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Un total de 61 mujeres vírgenes consagradas de 15 ciudades españolas participan hasta el domingo, 20 de agosto, en el XXXI Encuentro Nacional del Ordo Virginum de España, que tiene lugar en el Colegio Mayor El Carmelo de Salamanca. Junto a ellas, también se encuentran tres delegados y dos obispos españoles. En concreto, las mujeres proceden de las diócesis de Madrid, Pamplona, Barcelona, Valencia, Ávila, Valladolid, Cádiz, Cuenca, Badajoz, Las Palmas, Tarazona, Logroño, Burgos, Oviedo, Tenerife, Monzón, Jaca, Ibiza y Salamanca, tal y como informa la Diócesis de Salamanca.
La primera jornada de este encuentro nacional, celebrada este pasado jueves, fue la acogida de las participantes y la celebración de las vísperas y una eucaristía en la capilla de las Oblatas. El consiliario diocesano del Ordo Virginum, el sacerdote, Carlos López Alejo, reconoció que es un motivo de alegría, «poder recibir aquí a tantas hermanas nuestras que han sido convocadas por el Señor a seguirle más de cerca en medio del mundo, asumiendo la virginidad por el Reino de los Cielos y consagrándose en cuerpo y alma a Dios, sirviendo así a las Iglesias Locales bajo la guía del pastor diocesano».
Y argumentó que con el lema «Ensancha el espacio de tu tienda…» (Is 54,2), «en este camino sinodal en el que está empeñada en estos días toda la Iglesia», se reúnen en Salamanca para reflexionar sobre temas que pueden ayudar a profundizar en la llamada «a esta especial consagración». Entre ellos, enumera este responsable, «la reflexión sobre nuestra unión esponsal con Cristo, las dimensiones afectiva y espiritual que han de ayudarnos al discernimiento vocacional propio del Orden de las Vírgenes, así como el deseo de que nuestra mirada esté siempre centrada en María como imagen de la Iglesia Comunión, etc».
«La virgen consagrada ha de ser espejo y reflejo de la Iglesia, Esposa de Cristo, y profecía viva que anticipa con su consagración la realidad de la vida futura del Reino de Dios», subraya. El consiliario diocesano del Ordo Virginum resalta el hecho de que estas servidoras de la Iglesia diocesana, den testimonio de su ministerio «humilde», mediante la oración y, en estrecha unión con su pastor. «Quieren testimoniar este servicio gratuito a la Iglesia, inmersas en sus ocupaciones en medio de la sociedad, como pequeña porción de levadura, sal y luz en el corazón del mundo», concretó.
Y añadió, «porque la inserción de la virgen consagrada en el mundo, se expresa en el servicio a la Iglesia y en la promoción de los valores del Reino allí donde se desenvuelve con su trabajo ordinario de cada día». López Alejo considera también que la consagración virginal por sí misma, «constituye un servicio a toda la comunidad cristiana».
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